El aburrimiento se apodera del Festival de Aviñon
El Festival de Aviñón, una mezcla de feria internacional de espectáculos teatrales y de santuario mundial al que acuden una vez al año los buscadores de nuevas sensaciones teatrales y los comerciantes culturales de diversa condición, ha sufrido en la presente edición un considerable cambio. Su nuevo director, Alain Crombecque, ha apostado por el apoyo a los autores y las creaciones teatrales franceses. Con ello, la sorpresa y la novedad están ausentes y el aburrimiento se apodera de los numerosos espectadores que han acudido a Aviñón.
El festival, que con esta edición ha cumplido los 40 años, ha ofrecido ya sus platos fuertes con la presentación de La tempestad, de Shakespeare y con puesta en escena de Alfredo Arias; Don Carlos, de Shiller, adaptada y dirigida por Michelle Marquais; algunas de las obras de la autora Nathalie Sarraute, tres de ellas interpretadas por la actriz española María Casares; Venecia salvada, de Hofmannsthal, dirigida por André Engel y con una espectacular escenografía llena de niebla, que también afecta al público; El drama de la vida, escrita y dirigida por Valére Novarina, de quien también se representan dos obras más; La desgracia indiferente e Historia de niño, versiones de los textos de Peter Handke dirigidas por Jeanne Champagne, todas ellas obras que, si bien han sido aplaudidas y bien acogidas en mayor o menor medida, ninguna lo ha sido con entusiasmo ni por el público ni por la crítica.Quedan por presentarse, y quizá entre ellos la guinda de una gran tarta que este año no es especialmente sabrosa, espectáculos como La vida es sueño, de Calderón, dirigido por Raúl Ruiz; Días tranquilos en el campo, basado en la correspondencia entre Abelardo y Eloísa y adaptado y realizado por Didier Bezace; Prometeo, de Enzo Cormann, con puesta en escena de Philippe Goyard y Gilles Morell, y las óperas El cíclope, de Eurípides, dirigida por Bernard Sobel, y La torre de Babel, contrapunto escénico y musical de Georges Aperghis.
La presencia de la danza en la edición del presente año está claramente encabezada por la Compañía de Paul Taylor, que en estas fechas se encuentra de gira por España. Otras compañías de ballet ofrecen coreografías vanguardistas y de nuevo cuño. Las dos principales exposiciones encuadradas dentro del festival giran en torno al mundo de la pintura y el teatro, localizando una de ellas este aspecto en la Unión Soviética. Se presentan obras realizadas para montajes teatrales de pintores como Leger, Picasso, Miró, Braque, Leon Bakst, Malevitch, Einsenstein, Kandinsky, Oscar Schlemmer, Dubuffet o Popova.
El cine también es protagonista este mes en Aviñón, ya que el festival ha programado una importante retrospectiva cinematográfica centrada en la ducción de 1915 / 1920 de directores como Antoine, Gance, Gnffith, Korda, Lubitsch, De Mille, Stiller o Sjoestroem, destacando una versión completa, restaurada y coloreada de Intolerancia, de Griffith, de la que se cumple este año el 70 aniversario de su creación y que se proyectará con un acompañamiento en directo de una orquesta de 76 músicos, con partitura de Antoine Duhamel y Pierre Jansen.
Actividades
Junto con otras numerosas actividades programadas, destaca la exposición Art Video, una manifestación organizada por Jean-Paul Fargier, experto francés en la materia, que opina: "El arte vídeo es hacer con la imagen electrónica todo aquello que la televisión no quiere o no puede hacer, meditar sobre el infinito, ironizar sobre el sexo, esculpir la luz, desafiar a la gravedad, llorar lágrimas de acero...". En esta exposición, en la que hay numerosos trabajos grabados y sólo ver el material disponible puede llevar días enteros, se presentan retrospectivas y diversas obras de los primeros creadores mundiales de imágenes electrónicas, como Robert Cahen, Michel Jafrenou, Marie-Jo Lafontaine, Ko Nakajima, Bill Viola o Name June Paik, cuyo papel en el arte del vídeo es semejante al de los hermanos Lumiére en el cine.Una manifestación paralela al Festival de Aviñón, que surgió de manera espontánea en la década de los sesenta, es el Festival Off de Aviñón, que año tras año ha ido aumentando espectacularmente su oferta. Desde hace cinco años todos estos espectáculos están coordinados desde una organización encargada de informar puntualmente de todas las manifestaciones que se agrupan en el Off y que en la presente edición ofrecen el impresionante número de 300 espectáculos. Son montajes fundamentalmente marginales y vanguardistas, muchos de ellos de calle, de compañías de todos el mundo, que acuden en estas fechas a Aviñón y que son los que verdaderamente convierten a la ciudad, a lo largo de un mes, en un gigantesco espectáculo que llena todos lo locales y plazas las 24 horas del día. El balance cualitativo del Festival Off es prácticamente imposible hacerlo, salvo en las últimas fechas, en las que, por el sistema boca a boca, comienzan a destacar algunos de estos montajes. Antes es imposible poder hacerlo, ya que no hay forma de averiguar la calidad de estos espectáculos sin ser vistos y es el azar el que lleva a un teatro u otro, dado que la elección sé realiza entre casi dos centenares de posibilidades diarias.
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