Violencia cotidiana
Hoy debo recurrir a decir "¡basta!" por escrito. Lo he dicho ya de mil maneras, orales y artísticas, con palabras y actitudes.Me entero (EL PAÍS, 14 de julio de 1986), de que en un pueblo de Jaén -y no en Suráfrica- han intentado poco menos que linchar a personas de raza gitana. No, si no somos racistas los españoles...
Imagino con horror que si cada español tuviera una pistola en su mano, habría siempre un gitano, un patrón, un sindicalista, un marica o "una tía que se me cruzó, porque todos son iguales y merecen un tiro para que se vayan a conducir bajo tierra y que no molesten".
No sé si deberíamos estar todos camino de Gabón.-
Sevilla.
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