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La "segunda oportunidad"

Alternativas en la calle contra la amenaza del paro y la delincuencia juvenil

Entrevías, San Blas, Orcasitas o Pan Bendito podrían ser el escenario. Alfonso relata en un bar los últimos trabajos emprendidos. La situación familiar, los amigos, el fracaso escolar, el paro y la droga le han llevado inevitablemente a ese camino. El problema está en la calle. Y en ella están también las alternativas: Traperos de Emaús, talleres Semilla, Norte Joven, Buenas Noticias, Juventud y Solidaridad son algunos de los más de 40 talleres ocupacionales que existen en Madrid, a los que asisten unos 3.000 jóvenes. Se trata de ofrecerles lo que, visto desde fuera, podría ser una segunda oportunidad.

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"Múdate de barrio, chaval"

A poco más de 500 metros del polígono de Santa Ana, en medio de un inmenso descampado desde el que se adivinan los tejados privilegiados de la colonia residencial de Mirasierra, un pequeño enjambre de chabolas ha sobrevivido a los planes de remodelación de viviendas. Y allí, en Las Alamedillas, una nave abandonada ha dado cobijo a una iniciativa que pretende alejar de los jóvenes de Fuencarral de la droga y la delincuencia.La asociación Norte Joven surge hace un año a partir de la iniciativa de unas 30 personas, pertenecientes la mayoría de ellas a tres comunidades cristianas de Fuencarral. Los objetivos de la asociación son claros: combatir el fracaso escolar y el desempleo, factores que están en el origen de la delincuencia juvenil. El aprendizaje de un oficio, la enseñanza personalizada en un clima familiar y la posibilidad de un trabajo son algunas de las soluciones propuestas.

Cerca de 80 jóvenes, entre 16 y 24 años, han pasado por los talleres de carpintería, electricidad y marroquinería de Norte Joven. Según Antonio Hornedo, abogado y secretario de la asociación, "se ha logrado formar un grupo estable de unos 40 chavales que se han tomado el proyecto con una gran ilusión". "La formación profesional", añade, "se complementa con actividades culturales, deportivas, excursiones. Se asesora también a los chavales a nivel jurídico, técnico y económico para ofrecerles perspectivas de trabajo".

Antonio Hornedo reconoce que "sin el apoyo de la Junta Municipal de Fuencarral, que nos ha cedido por dos años la nave en la que funcionan los talleres, Norte Joven no sería más que un proyecto". Este agradecimiento, sin embargo, se convierte en crítica al hablar del Instituto Nacional de Empleo (Inem): "Ha financiado talleres de carpintería y electricidad, pero no apoya la aplicación de los cursos de formación profesional a una actividad productiva".

Al otro extremo de Madrid, Villaverde vio pasar sus tierras de la huerta a la industria y observó asombrado cómo irrumpía el caballo en sus jóvenes sin trabajo. Allí nacieron los talleres Semilla, de la mano de personas como Lourdes Ibáñez o Luis Pinilla, el general que colgó su uniforme.

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Talleres de Semilla

Semilla fue un pequeño grano de arena, allá por los años setenta. A partir de un pequeño taller de informática fueron surgiendo actividades que no tardaron en reportar beneficios. Además del citado taller, un servicio de mensajeros, un taller de carpintería y un colectivo de limpieza (denominado Grinvil, en una traducción sui géneris de Villaverde al inglés) sirven para dar empleo a un centenar de jóvenes. La lista de espera para trabajar en los talleres de Semilla se escribe con tres cifras.

"Intentar que viva un pez en agua contaminada y proponer medidas para los los jóvenes de Entrevías sin modificar el ambiente que les rodea vienen a ser la misma cosa". Quien así habla es Enrique del Río, presidente de la organización Juventud y Solidaridad, que señala que "sólo el 18% de los chicos del barrio llega a BUP o formación profesional".

Talleres artesanales que posiliten el aprendizaje de un oficio, locales para fomentar el asociacionismo juvenil y actividades deportivas forman parte de la oferta de Juventud y Solidaridad.

Del Río recuerda los primeros pasos de Juventud y Solidaridad: "Cuando vimos que los profesores y los chavales respondían, creímos que la actividad entraba dentro de un programa de educación compensatoria, y pedimos a la Comunidad de Madrid que lo bautizara". Antes habían intentado otros proyectos que pecaban de cierta lejanía y unos modos diferentes a los de los jóvenes a los que se pretendía llegar. Entonces llegaron los educadores de calle.

Y con ellos comenzó una nueva forma de acometer la educación del menor, sin la necesidad de arrancarle de cuajo del ambiente del que se ha alimentado. Para Josefa, educadora del Centro de Apoyo al Menor de Vallecas, "de nada sirve esperar la llegada del menor para luego acometer su educación". "Se trata de salir a su encuentro en la calle", añade, "donde el chaval pasa más horas que en su casa o en la escuela". La Escuela de Educadores Especializados en Marginación, creada en 1978, fue la pionera en Madrid.

Pero todo el proceso de capta ción y posterior formación profesional sería tiempo perdido si luego no se le brindase al joven la oportunidad de trabajar. Para Enrique del Río, la posibilidad real para acceder a un puesto de traba jo debería pasar por la Administración. La labor del Inem resulta insuficiente, por lo que queda abierto un amplio hueco que a duras penas intentan cubrir iniciativas particulares como el Centro Pro-Empleo Juvenil.

Traperos de Emaús

Quienes sí parecen haber encontrado una salida momentánea al problema del paro son los Traperos de Emaús. La experiencia surgió hace dos años de la mano del sacerdote Enrique de Castro y de la Coordinadora de Barrios, que aglutina a más de 15 grupos que trabajan en la periferia. Camiones del servicio municipal de recogida de muebles depositan a diario su carga inútil a la entrada del taller de los Traperos de Emaús, en el Pozo del Tío Raimundo.

Los muebles y los electrodomésticos parecen otros al abandonar el almacén después de ser reparados. Un camión propio se encargará entonces de transportarlos hasta la nave de venta, en el número 67 de la calle de Hermanos Trueba, en pleno barrio de Palomeras. "Vendemos más barato que en el rastro", señalan los traperos, que echan de menos más ayuda oficial para pagar el alquiler de las naves, "con lo que el negocio empezaría a ser rentable".

La carencia de locales y una cierta "falta de visión" por parte de los poderes públicos suelen ser las críticas más habituales a la hora de enjuiciar la ayuda de los organismos oficiales. El Plan de Prevención de la Delincuencia y la Marginación en Orcasitas, Pan Bendito y San Blas es un claro ejemplo de la actuación de la Administración en este campo.

José Antonio Ubierna, gerente del plan, valora positivamente los resultados obtenidos en los dos años que lleva funcionando. Estudios sociológicos de los barrios, la puesta en marcha de centros de educación compensatoria y la creción de cooperativas de trabajo son algunos de: los destinos que se dan a los 128 millones anuales que tiene presupuestado el plan. La Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento 31 la Delegación del Gobierno forman parte del consorcio que vela por su funcionamiento.

Las actuaciones del plan, sin embargo, han recibido críticas diversas por la falta de soluciones concretas. La cooperativa Ocasan, para lavado y atención a domicilio a personas de la tercera edad, es citada como "un claro ejemplo" por Emilio Fernández, dirigente de la Asociación de Vecinos Meseta de Orcasitas. "Es una iniciativa alejada de la realidad del barrio", señala Fernández, "que va a entrar en un callejón sin salida por su propia naturaleza. La Administración peca de falta de sensibilidad, cree que todo se soluciona aportando una determinada cantidad de dinero"'.

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