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Contradicción en las declaraciones policiales en el sumario del atraco al Banesto

Las declaraciones realizadas ayer ante el juez Luis Lerga por los inspectores de policía Fernando Herrero González y Gonzalo Álvarez Fernández revelan contradicciones con las efectuadas en su día por los inspectores Victoriano Gutiérrez Lobo y Adelardo Rafael Martínez García, según fuentes que presenciaron las manifestaciones. Sobre estos inspectores pesa un auto de prisión por su presunta implicación en el atraco a una sucursal del Banco Español de Crédito (Banesto) el 31 de enero de 1985 y del que se obtuvo un botín de 1.200 millones de pesetas. Tras declarar los dos primeros, el fiscal del caso, Emilio Valerio, relevó de "toda sospecha" a los dos primeros inspectores. Por otra parte, ayer acudieron al Juzgado el comisario Francisco Javier Fernández Álvarez y los inspectores Miguel Ángel Bercianos Torres y Antonio Caro Fontanillo, supuestamente implicados en la red de corrupción de Santander. Caro admitió ante Lerga que compró al joyero Federico Venero una gargantilla de rubíes -tasada en 450.000 pesetas-, pero que no la pagó porque antes de hacerlo el joyero denunció las supuestas corruptelas. También compareció el abogado José Emilio Rodríguez Menéndez, quien presentó un escrito de recusación contra Valerio.El inspector Fernando Herrero González, de 36 años, se encuentra adscrito al grupo I (antiatracos a bancos) de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid, que dirigía Martínez. Por su parte, el inspector Gonzalo Álvarez Fernández, de 33 años, desempeña sus labores en el grupo III (antiatracos a establecimientos comerciales) de la misma brigada, cuyo jefe era Gutiérrez.

La declaración judicial de Martínez señala que el 5 de febrero de 1985, día de la detención de José Luis Camacho Morales -procesado actualmente como ejecutor material del superatraco-, se le intervino una maleta con parte del botín. Martínez indica que se detuvo a Camacho, alias el Ojazos, en su domicilio de San Sebastián, donde no se encontró la maleta. Tras la detención, el Ojazos fue llevado al automóvil policial que esperaba en la calle con la intención de trasladarle a la comisaría. Según Martínez, en el automóvil se encontraban Gutiérrez, Herrero, Álvarez, Camacho y él mismo. En el trayecto, según esta versión, el Ojazos indicó dónde se encontraba la maleta, por lo que el vehículo se desvió hasta un pequeño descampado, en donde se encontraba enterrada la maleta. Tras recuperar el botín se dirigieron a comisaría, según esta declaración.

El botín del Banesto

Según la versión de Herrero y Alvarez, ellos dos no entraron nunca en el automóvil y su colaboración en la detención de el Ojazos se limitó a la de vigilancia del portal y de una calle adyacente al inmueble de Camacho. Ambos aseguran que no vieron en ningún momento la maleta y que no acompañaron a los demás a comisaría, sino que se trasladaron a un hotel, donde durmieron la siesta. A última hora de la tarde acudieron a comisaría, pero tanto Gutiérrez y Martínez como el Ojazos aún no habían llegado a la dependencia policial.

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