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Hussein golpea a la OLP para reforzar su influencia en la zona

El cierre de 25 oficinas de Al Fatah en Jordania es un duro golpe a las relaciones entre la organización de Yasir Arafat, mayoritaria en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y los 1,25 millones de palestinos que habitan en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, territorios ocupados por Israel tras la guerra de 1967. El Gobierno israelí y los dirigentes palestinos coincidían ayer en este análisis de la medida adoptada por el Gobierno jordano. Arafat está ahora un poco más lejos de sus numerosos simpatizantes en los territorios ocupados, donde Jordania intenta ampliar su influencia con el beneplácito de Siria.

Las fuerzas de seguridad jordanas clausuraron con cera roja a las 8.30 de ayer (las 7.30 hora peninsular española) las 25 oficinas de Al Fatah en el reino jordano. Al mismo tiempo, el jefe adjunto de las fuerzas armadas palestinas, Jalil al Wazir (conocido como Abu Jihad), recibió la notificación de que en 48 horas debe dejar el país. Estas severas medidas; habían sido anunciadas en la tarde del lunes por el Gobierno jordano, debido a "las críticas efectuadas últimamente por la organización de Arafat contra nuestro país".Entre las oficinas cerradas se encuentran la del citado Abu Jihad, uno de los hombres fuertes de Al Fatah; la de las Fuerzas 17, guardia personal de Arafat, y la del responsable para los territorios ocupados por Israel. Al Fatah es el principal componente de la OLP, y aunque aún quedan abiertas en Jordania otras 12 sedes de la central palestina, su papel es casi simbólico. Los dirigentes israelíes no ocultaron ayer su satisfacción por la medida adoptada por el Gobierno del rey Hussein. El primer ministro, Simón Peres, y el ministro de Defensa, Isaac Rabin, coincidieron en señalar que el cierre de las principales oficinas de la OLP es "un golpe al terrorismo palestino" y "beneficioso para las relaciones jordano-israelíes".

Las oficinas de Al Fatah cerradas ayer, señalan los dirigentes israelíes, eran las más próxirnas que esta organización tenía a Cisjordania, Gaza y, Jerusalén este, cuyas poblaciones simpatizan con Arafat. "Allí los palestinos de los territorios administrados", dijo el portavoz gubernamental, "recibían instrucciones y entrenamiento de la OLP". Expulsado de Jordania, acosado por Siria, que tiene puesto precio a su cabeza, a Arafat sólo le quedan dos países en la región desde donde operar: Irak y, Líbano.

Bagdad está lejos

Pero la base palestina cercana a Bagdad está muy llejos de Jerusalén y no es operativa en la lucha contra Israel. La situación en Líbano es casi peor. Tras la invasión israelí de 1982, los palestinos que permanecieron en los campamentos de Beirut están cercados por los milicianos shiíes de Amal y a tiro de los cañones sirios.Por una vez, los dirigentes palestinos de Cisjordania y Jerusalén este estuvieron ayer de acuerdo con los ocupantes israelíes. El diario Al Shaab, próximo a la OLP, calificaba en su edlitorial de "esperada" la decisión jordana, y la vinculaba a la "aproximación de Hussein a la posición de EE UU".

El tono de la mayoría de las reacciones palestinas es el de "la lucha continúa". Eso vino a decir Radawan Abu Ayash, portavoz de la Asociación de Periodistas Árabes de los territorios ocupados, con su expresión "los palestinos nunca seremos intimidados" añadió que, como todos los países árabes, Jordania intenta separar a la OLP de los palestinos;". Sólo Muar Nuseineh, director de la compañía de Electricidad de Jerusalén este y ministro jordano de Defensa desde 1967, fue realista. "Estamos pagando el precio de la desunión", dijo.

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El cierre de las oficinas de Al Fatah es fruto del deterioro de las relaciones jordano-palestinas desde la ruptura del diálogo entre el rey Hussein y Arafat, el pasado 19 de febrero. El rey hachemita culpó entonces a la OLP del fracaso del proceso conjunto de paz emprendido tras el acuerdo que el año anterior había firmado en Amán con Arafat. Pero pese a todo, los hombres de Al Fatah intentaban mantener buenas relaciones con el monarca hachemita, su único aliado en la zona tras la derrota de Líbano en 1982 y la campaña contra Arafat desencadenada por Siria en junio de 1983. En los últimos meses Jordania expulsó a varios cuadros de la organización de Arafat por su supuesto "peligro para la seguridad nacional", pero Abu Jihad seguía en Amán y los observadores veían en ello la señal de una posible reconciliación. Entre otros, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, la intentó. La declaración del consejo revolucionario de Fatah del pasado 19 de junio ha colmado la paciencia del rey hachemita. El texto denunciaba la similitud de la política jornada con la de Israel y Estados Unidos.

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