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LA FERIA DEL TORO DE PAMPLONA

Los hijos de papá se emancipan

Estos chicos, como todos, les pedían a sus papás, de pequeñines, para un chupa-chups; de adolescentes, para la moto, y, más mayorcitos les podían pedir la luna. Menudos son los hijos de papá. Cuando pidieron ser toreros, les pasearon por las plazas entre algodones -menudos son los papás también-, pues por algo tienen apellidos famosos, correspondientes a glorias toreras, que generan influencias, y, aun en el retiro, mandan. Pero los chicos se querían emancipar para comprarse la moto y la luna con su dinerito; hacerse famosos ellos solos, sin las influencias de papá, y ayer dieron el primer paso en Pamplona.Después de lo visto, seguramente están ernancipados ya, pues pueden caminar por el toreo pisando fuerte. Para el acto de la emancipación les pusieron delante una novillada de abrigo. Menudo genio y menuda fuerza sacaron los novillos, que exhibieron todos los vicios y todas las vergüenzas de los mansos, pero que, al tiempo, embestían como vendavales, pegando leña, zurrando la badana a cuanto se les pusiera por delante.

Domecq Bohórquez / Lozano, Litri, Camino

Novillos de Domecq Bohórquez, mansos, broncos y fuertes. Fernando Lozano: pinchazo, media perpendicular caída a toro arrancado -aviso con retraso-, dos pinchazos, bajonazo y rueda insistente de peones (silencio); media perperidicular baja a toro arrancado y pinchazo hondo (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada atravesada que asoma y dos descabellos (petición y vuelta). Litri: pasa a la enfermería conmocionado en el segundo; en el quinto, estozada caída (dos orejas). Rafi Camino: dos pinchazos y bajonazo (algunas palmas); estocada baja (ovación y saludos).Plaza de Pamplona, 6 de julio. Primera corrida de feria.

El segundo de la tarde ni siquiera quería salir y tuvieron que citarlo con capotes desde la misma boca de chiqueros. En la arena, buscó tablas, huyó de las puyas, correteó por todo el redondel, tiró tarascadas.

Quite por gaoneras

A Litri pareció darle lo mismo e hizo un quite por gaoneras, acosando al huidizo y violento animal, que puso al público en pie. Con la muleta dio estatuarios escalofriantes y naturales quedándose quieto. En uno de ellos el que dio fue el novillo y le pegó una voltereta tremebunda de la que el antes hijo de papá resultó conmocionado y tuvieron que llevarlo a la enfermería.Volvió Litri para lidiar al quinto y lo hizo con tanta serenidad y plenitud fisica como si en vez de salir de la enfermería llegara de dormir la siesta. De nuevo instrumentó estatuarios, corrió la mano en naturales -con más depurado estilo que el habitual en su papá, por cierto- y, de súbito, se tiró de rodillas para media docena de molinetes vertiginosos a orilla de los pitones, que le bruñían los alamares. Se incorporó como si nada, tan tranquilo, y ligó más naturales, hasta que le bulleron los genes paternos y entonces se puso de rodillas de nuevo, tiró los trastos, los recogió rechazando quites de peón y ejecutó más ración de naturales, ahora mirando, al tendido.

Cuando Litri daba la vuelta al ruedo con las dos orejas en la mano, bajo un clamor, ya estaba emancipado y pensando en la marca del cochazo que se va a comprar un día de éstos. Rafi Camino se hizo presente después con el propósito de conseguir ese coche limousine -nada más que para chinchar al compañero- y tuvo la mala fortuna de que el picador se agarrara en un puyazo apocalíptico que dejó al novillo presto para el gori-gori. Camino satisfará, de todas formas, sus propósitos consumistas, pues tiene torería, es hijo emancipado de papá, como demostró en el tercero, que se le coló de mala manera en un trincherazo -a partir de ahí embestía al bulto- y arriesgó cuanto había que arriesgar, consintiéndole y aguantándole tarascadas. Otro que aguantó tarascadas fue Fernando Lozano, primer ex hijo de papá en la tarde. Fernando Lozano, cuyo padre, Pablo Lozano, se hacía la publicidad llamándose La Muleta de Castilla -y algo de eso había-, tenía problemas con los terrenos, las querencias y las distancias, que agravaba la bronquedad de los novillos.

Casta torera

Su valor y casta torera, sin embargo, suplieron esas carencias, y, asentando muy firmes las zapatillas en la arena, instrumentó redondos, naturales y pases de pecho de tan buena factura que segaramente constituían otra manifestación pública de la genética. En cambio, matar se le dio fatal.La ilusión de los aficionados más veteranos habría sido ver a este Lozanito emancipándose por ayudados ganando terreno a los medios, el litrazo tomando el muletazo a la distancia de un tiro de bala, las chicuelinas cameras con el torero impávido, mirando a Tafalla. No obstante, fue mejor, porque los tres emancipados, sin despreciar la herencia paterna, desarrollan su personalidad y quieren ser toreros. O, al menos, lo quisieron ser ayer en Pamplona y protagonizaron un emocionante prólogo de la feria.

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