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La oposición mexicana afirma que sólo un fraude evitaría su victoria en Chihuahua

La elección de gobernador de Chihuahua significa una piedra de toque para la credibilidad democrática del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobierna desde hace 57 años en México sin haber perdido jamás una sola elección de gobernador en los 31 Estados que forman la república. El resultado de las elecciones de hoy domingo para gobernador de Chihuahua no parece tan claro como pretende la principal fuerza de oposición, el derechista Partido de Acción Nacional (PAN), que ya ha anticipado que sólo el fraude podría privarla del triunfo.

Hay sondeos que dan una victoria clara al PRI, pero todas estas predicciones tienen escaso valor en un país donde la alquimia electoral -denominación irónica que se da a las manipulaciones fraudulentas de los votos- representa un papel importante en el desenlace de las elecciones.El PRI ha hecho todo lo posible antes de las elecciones para no dejarse arrebatar la victoria, por las buenas o por las malas. Han sido utilizados y puestos en marcha todos los mecanismos legales, y también los de dudosa legalidad, para impedir que la gobernación de Chihuahua caiga en poder del PAN. El PRI y sus corifeos periodísticos mencionan al PAN, unido con un guión, corno indicador de la conexión existente con el clero, empresarios-Estados Unidos. Según esta tesis del PRI, el PAN representa al capitalismo, unido al imperialismo norteamericano y a la reacción clerical.

Realmente, el candidato panista a gobernador de Chihuahua, el alcalde de Ciudad Juárez, Francisco Barrión, de 36 años, favorece estos ataques. Barrión pertenece a un extraño grupo religioso de católicos carismáticos y tiene ramalazos de iluminado. Sin embargo, el PAN, en los Estados de la frontera norte de México con Estados Unidos, es algo más de lo que expresa el esquema simplista de la propaganda del PRI. El PAN se ha convertido en el catalizador del voto de protesta contra el PRI y el centralismo del Gobierno, que a los ojos de los chihuahuenses está alejado. de los problemas de la zona fronteriza, allá lejos en el distrito federal. El descontento con el PRI es palpable en Chihuahua, y así se manifestó en anteriores elecciones municipales, que supusieron una victoria panista en los principales municipios del Estado.

Ante la posibilidad real de perder la elección de Chihuahua, en el PRI se advierten dos tendencias. Unos piensan que bajo ningún concepto puede el partido del Gobierno, dejarse arrebatar una gobernación de un Estado y mucho menos la de uno fronterizo con Estados Unidos. Aquí tiene un papel importante la memoria histórica, que no olvida que el poderoso vecino del Norte robó al país la mitad del territorio nacional. Otro sector del PRI parece convencido de que no ocurriría nada por perder un Estado. Al contrario, argumentar esto sería funcional para el sistema político mexicano porque le daría una mayor legitimación y credibilidad democrática.

En este dilema se mueve el partido del Gobierno: entre los que creen en la temía del dominó y piensan que la caída de la primera ficha traería consigo la de todas las que vienen detrás, y los que opinan que sería incluso conveniente confrontar al PAN con la dura realidad del ejercicio del poder, lo que pondría de manifiesto que es mucho más fácil criticar que gobernar. Ante este dilema, el candidato priísta, Fernando Baeza, parece inclinarse por unas elecciones limpias, porque es consciente de que si gana gracias a la alquimia tendría que enfrentarse con una seria hipoteca en forma de protesta cívica y rechazo popular.

Baeza está convencido de que puede ganar por sus propias fuerzas sin necesidad de recurrir al fraude, pero parece que también, por si acaso, el aparato de poder ya tiene preparados los instrumentos para que la victorianos se le escape al PRI en caso necesario. De lo que parece no haber duda es que el ganador de la elección de hoy en Chihuahua y los otros Estados de México donde se vota será la abstención. La mayoría del electorado de Chihuahua parece convencida de que ni el PRI ni el PAN son el remedio para sus males, y optarán hoy por quedarse en casa. La alternativa de izquierda, el Movimiento Democrático Electoral (MDE), ha adquirido cierta pujanza en las últimas semanas, pese a lo cual está lejos de constituir una alternativa seria al poder del PRI. Al menos por ahora.

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