Graves enfrentamientos en Melilla, entre manifestantes cristianos y fuerzas antidisturbios
A lo largo de todo el día de ayer la ciudad de Melilla fue escenario de graves enfrentamientos entre manifestantes cristianos y las fuerzas antidisturbios de la Policía Nacional llegadas hace escasos días de la Península. A media tarde, cuando aún seguían los enfrentamientos, el balance, según la Delegación del Gobierno, era de tres heridos leves y seis detenidos, aunque en la calle se barajaban cifras mucho más elevadas.
El motivo de los enfrentamientos fue la manifestación convocada por la Asociación de Comerciantes de Melilla para las 12 del mediodía, que había sido desautorizada por el delegado del Gobierno, y desconvocada por la propia asociación la noche anterior. El cierre general del comercio se cumplió a rajatabla, hasta el punto de que ni siquiera era posible encontrar taxis en la ciudad.Asimismo, en la madrugada de ayer, tras el partido de fútbol entre España y Bélgica, a pesar de la eliminación de la selección española, varias decenas de vehículos adornados con banderas nacionales intentaron manifestarse frente a la delegación del Gobierno haciendo sonar sus bocinas, y pidiendo, como cada noche en los últimos días, la dimisión del delegado, Andrés Moreno.
Sin embargo, el dispositivo montado por las fuerzas antidisturbios, que bloqueó las calles que llevan a la plaza donde se encuentra la delegación, hizo desistir a los manifestantes de su empeño con relativa rapidez.
A pesar de que la noche anterior la Asociación de Comerciantes de Melilla (ACOME) había desconvocado la concentración silenciosa prevista para ayer en la plaza de España, manteniendo la convocatoria de cierre en general, alrededor de las 12 del mediodía varios centenares de personas se fueron concentrando a lo largo de la avenida Juan Carlos I, la principal arteria de Melilla. La masiva presencia de las fuerzas antidisturbios no impidió que estos grupos, junto con los automóviles que hacían sonar sus bocinas, bloquearan la avenida.
La policía actuó con contundencia, disparando pelotas de goma y en alguna ocasión, aunque escasa, botes de humo. Los manifestantes apedrearon a las fuerzas del orden público, además de proferir insultos contra el delegado del Gobierno y la policía. Asimismo, además del delegado, los grupos cristianos extremistas culpaban de la explosiva situación en que vive esta ciudad a los medios de comunicación, tanto a TVE como a los miembros de la prensa llegados desde la península para informar sobre los disturbios.
Hasta las tres de la tarde la ciudad resonaba con los bocinazos de los automóviles, los disparos de las pelotas de goma y los gritos y carreras de los manifestantes. En los aledaños de la avenida Juan Carlos I, mucha gente, en pequeños, grupos o en las portadas de sus casas, seguía los incidentes y vitoreaba a los manifestantes. Entre estos grupos, en los que se encontraban muchas mujeres, se producían arrebatos histéricos concretados en gritos contra la policía, a la que se increpaba con obscenidades seguidas de explicaciones tales como:
"¿Cómo se atreven a pegar a los españoles?".
El delegado del Gobierno, Andrés Moreno, aseguró que su única intención era mantener el orden. Según Moreno, "todo el colectivo de melillenses quiere que se mantenga el orden, a excepción de un grupo de extremistas que están por otra labor". Moreno explicó que la situación estaba controlada: "El dispositivo de seguridad funciona", dijo.
Entre los manifestantes, sin embargo, se daba por segura su dimisión y también su salida de la ciudad con destino a Madrid. Por esta razón, a primeras horas de la tarde, corrió el rumor de que el delegado del Gobierno se iba a embarcar en el avión de las cuatro con destino a Málaga y se expandió la consigna de que los manifestantes se desplazaran al aeropuerto para expresar su alegría por su salida y su deseo de que no volviera.
La delegación del Gobierno, por su parte, confirmó a este periódico que en principio era cierto que Andrés Moreno tenía previsto viajar a Madrid, pero que vistas las circunstancias, había decidido quedarse en Melilla mientras no se arreglara la situación.
Calma en la tarde
A últimas horas de la tarde el delegado del Gobierno estaba reunido con el comisario jefe de Melilla y otras autoridades, mientras la ciudad se encontraba en calma. Fuentes de la delegación aseguraron que su viaje a Madrid había sido aplazado indefinidamente.
Mientras, y como medida de precaución, el líder de la comunidad musulmana, Aomar Mohamedi Dudú seguía instalado en su nueva residencia, en el barrio conocido como La Cañada de la Muerte, precisamente en la misma casa en que nació.
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