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Reagan refuerza la tendencia conservadora en el Tribunal Supremo al designar su nuevo presidente

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan anunció ayer por sorpresa el nombramiento del juez conservador William Rehnquist, de 61 años, como nuevo presidente del Tribunal Supremo, en sustitución de Warren Burger, que después de 17 años al frente del alto tribunal ha presentado la renuncia al cargo. La designación de Rehnquist, que ya era uno de los nueve jueces vitalicios del Supremo, refuerza la tendencia conservadora de la institución y abre la posibilidad de que el tribunal llegue a pronunciarse, como desearían esta Administración y las fuerzas conservadoras que ayudaron a elegir a Reagan, en contra de la legalización del aborto. El Supremo sancionó la constitucionalidad del derecho de las mujeres a abortar mediante una sentencia histórica (Roe contra Wade) dictada en 1973.

En aquella ocasión, los jueces se pronunciaron (siete contra dos) a favor del derecho al aborto, y el juez William Rehnquist fue uno de los dos que firmó su opinión en contra.El pasado miércoles, el Tribunal Supremo volvió a reafirmar el derecho al aborto, pero en una apretada votación (siete contra cuatro) en la que William Rehnquist -pero también el presidente Warren Burger, alterando su voto positivo de 1973- se alineó con los antiabortistas.

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, subrayó ayer el "poder intelectual y la lucidez de las opiniones" de Rehnquist, considerado el líder del ala conservadora del tribunal. Reagan anunció también que su hueco, será ocupado por el juez del Tribunal de Apelaciones de Washington, Antonin Scalia, un católico de 50 años que personalmente se opone al aborto. Los dos nombramientos deberán ser ratificados ahora por el Senado.

Los primeros comentarios señalan que la decisión es un paso más en el objetivo de Reagan de obtener una mayoría conservadora en el Supremo.

En su carta de dimisión, Warren Burger, un conservador de 78 años de edad, justificó su decisión de renunciar por la necesidad de dedicar toda su atención a su cargo de presidente de la comisión que prepara la celebración del bicentenario de la Constitución de Estados Unidos.

Burger, que normalmente se niega a aparecer en televisión, tuvo que comparecer -junto con el presidente y su sucesor en el cargo- ante los periodistas acreditados en la Casa Blanca, afirmando no estar cansado ni mal de salud.

Normalmente sólo los problemas de salud o la muerte acaban con el cargo de presidente del Tribunal Supremo, clave en EE UU por su capacidad práctica de hacer derecho, aunque en teoría sólo deban aplicar las leyes.

Burger, considerado fundamentalmente un pragmático, sucedió en el Supremo a Earl Warren, que presidió una etapa plagada de decisiones judiciales de tendencia progresista o liberal.

Sin embargo, durante su mandato, el tribunal sancionó la constitucionalidad del derecho al aborto, se declaró inconstitucional la discriminación sexual y se sancionó el busing (el sistema de transporte escolar que permitió forzar la integridad racial en las escuelas públicas). Y lo que es más importante, Burger, nombrado por Richard Nixon, ordenó al presidente, en pleno escándalo Watergate, que entregara las cintas magnetofónicas al fiscal especial del caso.

Burger también autorizó la publicación por la Prensa de los informes del Pentágono que denunciaban el papel de la Administración en la guerra de Vietnam.

El segundo mandato

Con la reelección de Reagan para un segundo mandato, los sectores más ultraderechistas, sobre todo los integristas de la llamada mayoría moral, se frotaron las manos pensando en la posibilidad de que, a través del presidente, podrían dominar con jueces muy conservadores la composición del Tribunal Supremo.El presidente norteamericano hasta ahora sólo ha tenido la oportunidad de nombrar a un juez del máximo tribunal de justicia, eligiendo, por primera vez en la historia, a una mujer, Sandra O'Connor, conservadora y que vota en contra del aborto.

Un Supremo con una clara tendencia derechista puede empujar la agenda conservadora de Reagan en los asuntos morales y sociales. Su influencia puede ser decisiva en temas como el restablecimiento de la oración organizada en las escuelas públicas, declarada, inconstitucional por una decisión del Supremo en 1962, o en cuestion.es relativas a la acción afirmativa, el sistema para compensar la discriminación contra las minorías.

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