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El Patrimonio Nacional intenta recuperar viviendas del Escorial alquiladas a bajo precio durante la dictadura

Para muchos observadores de la situación, en general relacionados con el mundo de la cultura, que conocen el estado de cosas de las Casas de Oficios, lo sorprendente en que en todos estos años no se hayan adoptado medidas severas y políticas. "Al Patrimonio Nacional", decía uno de ellos, "parece que aún no ha llegado el cambio. Era comprensible que en tiempos de Franco las Casas de Oficios, la Casa de la Reina y de los Infantes estuvieran alquiladas a precios bajísimos a ministros y adictos al franquismo. Allí tenían sus despachos y viviendas de verano los Carrero Blanco, los Muñoz Grandes y otras grandes familias del régimen pero lo que causa estupor es que hayan pasado 11 años de transición y nadie haya denunciado aún la existencia de unos privilegios decimonónicos".Los dos primeros edificios, según se accede al complejo del monasterio desde Madrid, son las llamadas Casas de Oficios, que en principio no estuvieron concebidas como viviendas, sino que eran los talleres ocupados por los artesanos que trabajaron en el monasterio. Posteriormente se fueron añadiendo otras para albergar a los servidores de la corte, hasta completar el gran edificio corrido, en forma de ele, que rodea al monasterio por sus fachadas norte y oeste.

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La primera y segunda Casas de Oficios, ocupadas por los altos jerarcas del anterior régimen, han sido recuperadas para casa de cultura municipal desde hace unos seis años, y hoy son la sede del Conservatorio de San Lorenzo de El Escorial -las obras de acondicionamiento para otras actividades culturales siguen todavía-

El director del Conservatorio, José María Redondo, explica cómo la Asociación Padre Antonio Soler, apoyada por el Ayuntamiento de la localidad, llevaron a buen fin las gestiones con el Patrimonio Nacional para destinar los edificios a un fin cultural, al que estaban predestinadas por su historia y su significación.

La fachada posterior de los edificios, la que mira al casco urbano, está alquilada desde siempre, a decir de uno de los porteros, a vecinos del propio pueblo, que unen a esta condición la de ser funcionario, o hijo de tal, del Patrimonio Nacional. Son viviendas mucho más humildes aunque su exterior comparta la monumentalidad del conjunto. Muchas de ellas son de dos pisos, y en las ventanas y buhardillas se asoman los tiestos de geranios y la ropa tendida al sol, lo que no deja de ser un tanto chocante y un cierto agravio a la estética de la piedra. En los bajos se han instalado comercios y centros de diversión, desde una casa de juegos electrónicos al pub Don Felipe II o una galería de antigüedades y otra de cerámica. El más antiguo de los establecimientos, el bar Monasterio, fue lugar de tertulia del que fue presidente de la República Manuel Azaña y de artistas y políticos republicanos.

Los edificios con entrada por el paseo de José Antonio, que se enfrentan a la fachada oeste del monasterio, más lujosos y en inmejorable estado de conservación, están ocupados por nombres más conocidos. Portales grandes, de techos altos, infranqueables cuando se cierran las grandes puertas de madera claveteadas, con anchas escalinatas de acusado sabor de la época, decorados con muebles de imitación de estilo castellano y grandes arañas de hierro forjado. Las viviendas no pueden visitarse sin permiso del inquilino, pero testimonios de personas que han estado en su interior reconocen que a cualquiera le gustaría tener una casa del siglo XVIII, amplia, iluminada por grandes ventanales, fresca en verano, construida con materiales nobles y con maravillosas vistas a la sierra y al propio monasterio.

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Discreción

En los buzones de correo, apellidos conocidos: los Gómez Acebo López de Guevara, el de Andrada Pfeiffer, Ernesto -hermano del anterior gerente del Patrimonio, Ramón, o periodistas como Rafael Chico. Los porteros de los diferentes portales, sin excepción, no recuerdan qué inquilinos son los que habitan las viviendas ni tampoco el alquiler que pagan por ellas. "Aquí vive gente", dice el portero, "que ha nacido en la casa. Los alquileres son bajos, sí, pero yo no sé nada. Tendría que hablar con el administrador".La resistencia a hablar del asunto parece demostrar la consciencia de que su conocimiento no sería bien acogido por la opinion pública, sobre todo porque todo el mundo coincide en que hasta hace poco tiempo los arrendamientos han sido muy bajos.

Los rumores hablan también de que algunos inquilinos no tienen reparos en requerir los servicios de los equipos de mantenimiento del Patrimonio para arreglar las pequeñas averías domésticas.

500 pesetas al año

Sin embargo, a pesar de que en 1983 el Consejo de Administración del Patrimonio acordó que las viviendas fueran reconvertidas para fines institucionales, lo único que se ha hecho hasta ahora ha sido subir los alquileres todo lo posible como un medio para desanimar la permanencia en ellas a sus ocupantes.Desde hace un par de años, los contratos que vencen no se renuevan por periodos largos, sino que se sustituyen por contratos de temporada, que oficialmente se refiere a la temporada veraniega, pero que de hecho son anuales, ya que las viviendas pueden ser utilizadas cualquier fin de semana. Actualmente, una vivienda de 200 metros cuadrados, en la denominada Casa de los Infantes, está alquilada por 350.000 pesetas por temporada, 30.000 pesetas al mes. Las viviendas de 150 metros cuadrados están ahora en 225.000 pesetas por temporada, algo menos de 20.000 pesetas mensuales. Las de 60 metros cuadrados se han subido a 125.000 por temporada, 10.000 pesetas mensuales. Son en total 30 las viviendas que ya tienen contratos de temporadas, salvo nueve buhardillas, alquiladas antes de 1945, que no ha habido forma de actualizar su precio, 500 pesetas anuales.

En el edificio conocido como Casa de la Reina el total de las 32 viviendas de que consta tienen contrato de temporada, incluso las buhardillas, acondicionadas, y que están alquiladas por 90.000 pesetas anuales, 7.500 mensuales. Los alquileres de las viviendas de 200 metros cuadrados han subido a 500.000 pesetas y los de 150 metros cuadrados a 400.000 por temporada.

Fuentes del Patrimonio reconócieron que los alquileres eran antes muy inferiores. La subida ha sido muy fuerte, de entre un 50 % hasta un 15%.

Para un ex director general de Cultura, que insiste en que no habla personalmente, sino como una especie de portavoz ínformal de gentes que piensan como él, el destino natural de los edificios no puede ser otro que cultural: "Los visitantes corrientes y los propios vecinos de San Lorenzo de El Escorial tal vez no saben apreciar en su justa medida las oportunidades que ofrece la existencia del monasterio. La biblioteca árabe que se guarda entre sus muros es la más importante de Europa; los estudiosos de todo tipo, expertos o simples estudiantes para los que es objeto de estudio se cuentan por miles. San Lorenzo de El Escorial podría convertirse en una ciudad universitaria, en un centro de reunión de intelectuales de todo el inundo".

Para los interesados en acabar con este estado de cosas, la política de subida de alquileres y reconversión de los contratos en temporales no parece que haya sido totalmente eficaz, y en cualquier caso, como dijo un vocal del Consejo de Administración del Patrimonio, "no se trata de pagar más o menos. La cuestión es que son un bien público que debe utilizarse para fines públicos".

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