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La energía nuclear desde la perspectiva económica

A partir de la crisis energética mundial, los grandes grupos financieros internacionales convirtieron al cártel petrolero en un grupo de sociedades energéticas integrales trasladando su control hacia otras fuentes de energía, como el uranio y el carbón. Al tiempo, según el autor, se produce un progresivo proceso de internacionalización y dependencia de la economía española.

La asociación de intereses entre el capital financiero nacional y los grandes grupos internacionales (con empresas mixtas, que, incluso recientemente, han promovido a través de parlamentarios vinculados a ellos enmiendas a la ley de Aguas, en apoyo de la opción nuclear) han favorecido, bajo el pretexto de hacer de España la décima potencia industrial del mundo", un proceso de nuclearización que, lejos de reducir nuestra dependencia energética y tecnológica, ha supuesto una profundización de la misma por vías cualitativamente diferentes; en una etapa en la que ya EE UU, que controla el mercado mundial de la industria nuclear, frena sus programas nucleares, empezando-por la cancelación de 111 unidades con una capacidad total de 112.450 megavatios. Un estudio realizado por la AIF (Atomic Industrial Forum) muestra que el coste total medio de generación de energía eléctrica en centrales nucleares excede claramente el coste medio de plantas de carbón en 1984: 4,1 centavos/ kilovatio hora frente a 3,4 centavos/kilovatio hora.Sin embargo, el sector eléctrico nacional, en el que existen unos grupos financieros concretos que a través de sociedades completan el monopolio eléctrico lanzan la estrategia de identificar política energética con electrificación y ésta, a su vez, con fuerte y generalizada nuclearización, en un clima de previsiones de demanda futura totalmente desorbitadas.

La neutralidad de los diferentes Gobiernos se vería reflejada en la formulación del PEN (plan energético nacional). En su primera versión convertía a España en uno de los países de Europa con mayor participación de la energía nuclear sobre el total de la energía eléctrica. En 1977 preveía un total de 34 grupos nucleares. El entonces ministro de Industria, Carlos Pérez de Bricio, al regreso de un viaje a EE UU, se atrevió a propagar triunfalmente que ya para el año 1985 se construirían un total de 17 centrales nucleares. Con sólo cuatro terminadas y tres, en construcción, el endeudamiento del sector eléctrico, según declaraba la actual directora general de la Energía a este diario, ha llegado a la alarmante cifra de dos billones de pesetas. Excuso comentar la cifra a que nos hubiera llevado la previsión del citado ministro.

En las centrales nucleares, como en el caso de las autopistas, el clima de corrupción era general. Los mayores abusos eran orquestados por los grupos financieros, asociados al capital extranjero, que han controlado al máximo el capital ajeno, con el mínimo capital propio. Las mismas características del sector ayudaban a ello. El proceso era dirigido por los intereses privados, marginando como siempre a las empresas del INI, realizándose básicamente en las empresas del oligopolio eléctrico, con todo un entramado de ayudas y apoyos del Estado (fiscales, financieros -circuitos privilegiados de crédito-, acciones concertadas, etcétera).

Es un hecho ya documentado por los profesores Juan Muñoz y Ángel Serrano que lo que lleva al capital privado a promover hoy la instalación de centrales nucleares no son los beneficios hipotéticos que puedan derivarse de su explotación, sino el negocio inmediato que se obtiene manejando e inflando los presupuestos. en su construcción. Así, los grupos financieros que controlan este negocio buscan anticipar sus beneficios a través de su participación mayoritaria en las empresas de coinstrucción y equipos, desatendiendo los intereses del sector eléctrico en cuya propiedad participan de forma minoritaria.

Lo que ya no es tan conocido es el hecho de que este procedimiento corrupto se ha acelerado en los últimos tiempos. Al peligrar este negocio con el recorte del número de grupos nucleares a instalar, se ha redoblado el ritmo de construcción de algunas centrales ya iniciadas e incluso teóricamente paralizadas, como es el caso de la planta de Valdecaballeros y el recurso a tales prácticas abusivas. Y esta corrupción acelera en España la escaláda de costes que se ha venido observando con carácter general, en este tipo de instalaciones. La evaluación de costes monetarios de plantas cuya construcción exige, cuando menos un decenio, y cuya gestión se prolonga más allá de su vida útil, con la custodia de residuos radiactivos que mantienen su peligrosidad durante siglos, se muestra obligatoriamente arbitraria. No obstante, utilizando fuentes internacionales más bien conservadoras (AIE, AEN, OCDE, etcétera) e hipótesis de cálculo razonables, se llega a costes del kilovatio nuclear que dificilmente bajan de las 10 pesetas. A título indicativo, tenemos dos ejercicios de cálculo del kilovatio/hora nuclear, partiendo de datos o hipótesis diferentes. Una primera, suponiendo una inversión inicial de 1.000 dólares/kilovatio instalado y 12 años de construcción; Con una tasa de actualización del 12%; una vida útil de 20 años y 6.000 horas de utilización anual, llegamos a un coste de 14 pesetas/kilovatio/hora en pesetas de 1982. El segundo ejercicio de cálculo es el realizado en un estudio sobre Valdecaballeros, hecho por Hacienda, en el que, teniendo en cuenta los costes presupuestados en 1982 resultaría a 13,60 pesetas (también de 1982) el kilovatio/hora, sobre la hipótesis de 5.000 horas de funcionamiento.

De todas formas, si hay un área industrial que se resiste a proporcionar información fidedigna sobre su propia actividad, la industria nuclear es un buen ejemplo. Así pues, el principal obstáculo para la determinación del coste del kilovatío/hora termonuclear (aparte de la evaluación de las deseconomías externas) sigue siendo ese oscurantismo iríteresado, aspecto que deberá corregirse si se desea establecer en el futuro una política energética inspirada en los principios constitucionales de economía y eficiencia.

Aspectos técnicos

Visto el verdadero móvil de la carrera nuclear en nuestro país, al margen de la propaganda y las justificaciones ideológicas esgrimidas, cabe pasar revista al rigor y seriedad con que ha sidoabordado el proceso de construcción de este tipo de instalaciones.

Las centrales nucleares de la segunda generación (Almaraz, Ascó y Lemóniz) se construyen en una época en la que el oscurantismo era absoluto, no había la menor información crítica sobre este tipo de instalaciones y en un clima de culto a la energía del futuro, con un marco legislativo inadecuado. Los expedientes de estas centrales son impresentables, legal y administrativamente y hoy, difícilmente obtendrían licencia de operabilidad. Los organismos de control brillaban por su ausencia. Todas estas circunstancias hacen posible el amplio capítulo de deficiencias y problemas que han surgido en el funcionamiento de estas centrales.

En Ascó I se producen disparos continuos del reactor de forma anómala. En esta misma central surgen problemas de asentamiento en el edificio de combustible como consecuencia de estar ubicada la planta sobre arcillas expansivas. En Vandellós se producen roturas de vainas en combustibles irradiados almacenados. Los circuitos primarios de Santa María de Garoña se ven afectados por grietas como consecuencia de corrosión intergranular. En Valdecabalieros aparecen coqueras (discontinuidades en el hormigón) de casi un metro de profundidad en el pedestal de apoyo del reactor, en forjados de la piscina superior del reactor y en el propio edificio de contención. En Confrentes, soldaduras defectuosas denunciadas por el supervisor de control de calidad de la planta. En Almaraz, el rosario de incidentes conocidos se hace interminable; corrosión intergranular de los tubos de los generadores de vapor. Fugas radiactivas del circuito primario al secundario a través de los generadores de vapor. Piezas sueltas en la carcasa de los generadores. Fallos en el sistema de alimentación externa de la planta por defectos de diseño en los sistemas eléctricos. Fallos en las válvulas de seguridad de los generadores de vapor. Contaminación del secundario con ácido sulfúrico (¿sabotaje?). Caída de elementos combustibles irradiados. Evacuación de gases radiactivos a la atmósfera sin control dosimétrico por monitores de radiación.

De la preocupación que el tema causa da una idea el hecho de que la propia Comisión de Industria, Obras Públicas y Servicios, del Congreso de los Diputados, inste al mismo a corregir las diferencias de explotación, ya que se observa que una sola de estas centrales, Almaraz, es responsable de la casi mitad de todas las emisiones que generan las plantas nucleares en explotación en nuestro país.

También dice que "debe resolverse la situación contradictoria de que el CSN, haya autorizado un incremento continuo del número e importancia de instalaciones nucleares y radiactivas en todo el país, mientras que ninguno de los planes de emergencia correspondientes ha obtenido la aprobación definitiva y que varias de dichas instalaciones carecen incluso de proyectos de emergencia". Por último, cabe destacar que esta conuisión le diga al CSN que da la inipresión, en el caso de Almaraz, de un cierto deterioro del principio de autoridad".

El accidente

Existe un antes y un después de Chernobil. Me propongo ánalizar detenidamente el inipacto de este accidente, tras mi visita a una serie de países de Europa afectados y sensibilizados por este suceso. De todas formas, una idea de la seguridad que existe en el sector que explótalas centrales nucleares, nos la da el hecho de que en la planta sueca de Forsmak se procediera a la evacuación del personal de la misma en la creencia de que los niveles de radiación detectados en las ropas de un trabajador procedían de una fuga de dicha central nuclear. El accidente se había producido a 1.500 kilómetros de allí. Nada pues va a sér ya igual. Pero en tanto se adaptan las medidas que aconsejan la mínima sensatez humana y política, en nuestro país el CSN debería dejar de ser el órgano tranquilizador y tolerante de una situación más que preocupante y tener independencia frente al sector nuclear.

Ahora más que nunca tienen vigencia las palabras de Alfonso Guerra, en el libro La crisis nuclear, de la Federación de Energía de UGT: "Cuanto antes se abandone ordenadamente el programa nuclear español, menos dificultad". "Salir de la crisis nuclear supondrá después un esfuerzo mucho más duro y costoso que no caer en ella ahora".

Juan Serno Martín ex consejero de Obras Públicas de la Junta de Extremadura.

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