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El Gobierno de Sri Lanka tiene presos a 1.500 tamiles sospechosos de terrorismo

El Gobierno de Sri Lanka mantiene a casi 1.500 tamiles -algunas fuentes llegan a hablar de 3.000- presos en campos de detención preventiva, al amparo de las leyes de emergencia vigentes en este país asiático. Los prisioneros pueden permanecer año y medio sin ser juzgados. Todos ellos son, para las fuerzas de seguridad, "sospechosos de actividades terroristas".

En el extremo suroccidental de la isla, a muy pocos kilómetros de una de las ciudades playeras turísticas por excelencia, Galle, se construyó hace un año el campo de detención de Bossa, que hoy alberga al millar y medio de reclusos. Existen en Sri Lanka, según fuentes solventes, otra decena de campos en los que, á diferencia de Bossa, los prisioneros han sido ya juzgados y cumplen condena firme.Una fuerza militar de alrededor de 100 hombres, al mando de un teniente coronel, custodia en Bossa la docena larga de grandes barracones en los que se apiñan en condiciones deplorables los detenidos en espera de juicio. La edad media de los tamiles aquí recluidos no supera los 20 años. Junto a ellos, y separados todos por una doble alambrada de espino, unos pocos musulmanes. En las torretas de vigilancia, hay soldados armados con fusiles ametralladores.

El Parlamento de la República socialista de Sri Lanka renueva cada mes el estado de emergencia impuesto en mayo de 1983 por, el Gobierno conservador del presidente Junius Richard Jayewardene. Las fuerzas de seguridad, según la ley, tienen poderes extraordinarios en su lucha contra las guerrillas tamiles, que buscan el establecimiento de un Estado autonómico en el norte y noreste del país, las dos zonas donde su etnia es mayoritaria.

La situación en la antigua Ceilán -el nombre cambió en 1970- ha adquirido tintes gravísimos en las últimas semanas. Tan sólo en la capital, Colombo, han muerto en pocos días más de medio centenar de personas en atentados con explosivos de los que se han responsabilizado guerrilleros tamiles. Las fuerzas rebeldes tienen su cuartel general y base logística en el sur de la India.

Guera no declarada

El último episodio de esta guerra no declarada entre cingaleses y tamiles (el 95% de las fuerzas armadas pertenecen a la etnia cingalesa, mayoritaria en una proporción de seis a uno) es la matanza de 10 tamiles el martes, junto a la ciudad oriental de Trincomalee. Entre ellas había mujeres y niños. Como de costumbre, se ignora si el ajuste de cuentas corrió a cargo de soldados o de civiles.El millar y medio de prisioneros de Bossa pasa en las barracas, y en unos metros cuadrados adyacentes rodeados de espino, las 24 horas del día. Sin luz artificial, bajo un calor sofocante, duermen en el suelo y, en teoría, sus supuestos delitos están siendo investigados por la policía. Las acusaciones van desde colaboración con la guerrilla (cómplices, informadores, encubridores), hasta la militancia en alguno de los movimientos tamiles que combaten contra el Ejército, de Sri Lanka.

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El Parlamento debatirá a partir de hoy la situación política y militar. En Colombo, la psicosis de atentados con bomba ha alcanzado grados de paranoia. Las alarmas se multiplican y, con ellas, la evacuación de edificios públicos y la inasistencia de muchos niños a las escuelas. No hay hotel u oficina que se precie que no haya instalado a la entrada detectores de metales. Personas y vehículos son cuidadosamente revisados antes de tener vía libre a cualquier lugar considerado blanco potencial de atentados.

Son necesarias autorizaciones especiales para viajar al Este del país -permisos que concede el comando de las fuerzas armadas- y la capital norteña, Jaffna, está prácticamente borrada del mapa. El Gobierno del presidente Jayewardene no controla dicha ciudad, la cuarta en número de habitantes de Sri Lanka, casi 150.000, que está en poder deI grupo guerrillero Tigres de Liberación del Eelam Tanifi.

Una idea de la situación: la guarnición militar de Jaffna vive sitiada en un viejo fuerte holandés, rodeado por una zona de seguridad de un kilómetro de diámetro. Los soldados sólo salen y regresan en convoyes blindados.

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