La oposición de derecha intentó 'centrar' su oferta frente al PSOE
Mantener el equilibrio en Coalición Popular, principal quebradero de cabeza para Fraga
La puesta en marcha de la Coalición Popular (CP), como primer paso hacia la consecución de su idea de lograr una mayoría natural en España ha significado numerosos quebraderos de cabeza para Manuel Fraga, líder indiscutible en público, aunque a veces privadamente discutido, de la coalición y de Alianza Popular. Al tiempo que fortalecía su partido y trataba de dotarlo de una coherencia de actuación más acorde con la visión centrista que se pretendía dar de AP, las divergencias con los coligados del Partido Liberal, y especialmente del Partido Demócrata Popular, hacían que la línea de conducta de la CP fuese en ocasiones zigzagueante y hasta contradictoria. Sin embargo, Fraga, Oscar Alzaga y José Antonio Segurado tratan de ofrecer una imagen de unidad.
Coalición Popular afronta las elecciones, que todos reconocen que serán decisivas para el futuro de la coalición en general y para el de Manuel Fraga muy en particular, con el activo de un programa electoral que califican de "coherente" y "realista", donde priman, en palabras de su principal redactor, el vicepresidente de AP Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, "las soluciones sobre las promesas". También cuenta con el partido numéricamente más importante de España, AP, que ha rebasado -según sus cifras oficiales- los 205.000 militantes, entre quienes sociológicamente priman los que se autoconsideran "agricultores" sobre los profesionales liberales y las amas de casa.Sin embargo, el crecimiento cuantitativo de AP en los últimos cuatro años no se ha producido sin tensiones internas, sólo sofocadas por la autoridad que Fraga ejerce sobre el partido.
Todos contra Herrero
El séptimo congreso nacional de AP, celebrado a comienzos de febrero de este año, significó un intento de superación de ambiciones personales y rencillas, al tiempo que una consolidación del giro hacia el centro, ya iniciado en el congreso anterior. Los problemas comenzaron cuando, un mes antes de celebrarse el congreso, se conoció el texto de la ponencia política, elaborada por Herrero: era una clara incitación a la ruptura de la coalición con PDP y PL, a los que se invitaba sin ambages a integrarse en el partido mayoritario, idea muy extendida entre algunos dirigentes históricos de AP, como José María Ruiz Gallardón, Álvaro Lapuerta o el propio Fernando Suárez.
Posteriormente, Fraga presionó a Herrero para que el texto de la ponencia fuese modificado convirtiéndose en un canto al mantenimiento de la coalición.
El segundo terremoto previo al congreso fue provocado por la aceptación por Fraga de la idea de Fernando Suárez, consistente en que una parte mayoritaria de la comisión ejecutiva que debía salir del VII Congreso fuese elegida mediante el sistema de lista abierta. Los barones del partido comenzando por el también vicepresidente y director del gabinete de estrategia, Alfonso Osorio, se lanzaron a una campaña en contra. de esta innovación propuesta por Suárez, quien ya había, visto derrotada su iniciativa en el VI Congreso.
Todo fue inútil: las listas abiertas fueron aceptadas, y, tras no pocas maniobras de pasillos, Miguel Herrero resultó el personaje más votado por las bases del partido, tras el presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, quien por entonces pasaba por momentos angustiosos para lograr. su investidura, y a quien se concedió una votación de apoyo en el congreso.
Suárez -también nombrado vicepresidente de AP tras el congreso-, Osorio y el secretario general, Jorge Verstrynge, quedaron a cierta. distancia de Herrero, lo que contribuyó a abrir la sima entre los primeros y el segundo. La relación de fuerzas en el seno de AP pasó, en los últimos cuatro años, por diversos avatares, marcados por un hecho fundamental: el intento encabezado por Herrero para desbancar a Verstrynge -cuya actuación sufrió períodos de duras críticas- de su cargo alfirente de la secretaría general.
También las relaciones personales entre Verstrynge y Osorio, creador del polémico gabinete de estrategia, experimentaban, paralelamente, diversos altibajos, hasta la definitiva aproximación de ambos, a domienzos de este año, en un frente anti Herrero.
Abstención "por disciplina"
Algunas iniciativas recientes de este último, en su condición de portavoz del Grupo parlamentario Popular, contribuyeron a atraer sobre él el fuego de las baterías de sus oponentes. Las interpelaciones presentadas por Herrero a raíz de la campaña del referéndum sobre la OTAN, o tras la celebración de este referéndum, le valieron no pocas acusaciones procedentes del trío Osorio-Suárez-Verstrynge. Máxime cuando los dos primeros no se recataron en anunciar, una vez superada la consulta populár, que ellos siempre fueron contrarios a la postura abstencionista predicada por Coalición Popular: ellos habrían preferido, dijeron, apostar por el sí a la OTAN, aunque callaron "por disciplina", una vez que los dirigentes democristiano y liberal de Coalición, junto con el propio Herrero, lograron convencer a Fraga de que debía inclinarse por la abstención.
La posición ante el referéndum no fue sino un nuevo capítulo en el listado de divergencias entre los notables de AP y los socios coliga
La oposición de derecha intentó 'centrar' su oferta frente al PSOE
dos. Hasta entonces las tensiones en el Parlamento, entre los jóvenes cachorros de AP -seguidores de Herrero- y los democristianos habían sido frecuentes: los primeros acusaban abiertamente a los segundos de "no dar golpe" en el seno del grupo, refiriéndose a la tendencia absentista de Alzaga y sus hombres, mientras los democristianos se referían a los delfines conservadores como "esos antidemócratas". Se estuvo al borde de la ruptura de hostilidades cuando a raíz de la ernisión en TVE de un reportaje sobre Fraga, éste y sus hombres. amenazaron con abandonar las Cortes, ante el evidente disgusto de los hombres de Alzaga.El intento de Fraga de presentar una moción de censura contra el Gobierno socialista, intento al parecer frustrado sólo por el adelantamiento de las elecciones, tropezó con las reticencias de Segurado yAlzaga, así corno con las de algunos de los propios dirigentes de AP, como Fernando, Suárez, que veían en este paso un peligro potencial para la imagen de la oposición.
El bombardeo, de Libia por los aviones norteamericanos, el pasado 14 de abril., mostró nuevamente las diferencias de tono -"diferencias de matiz'", minimizó Fraga- entre los coligados: mientras el líder de AP alababa sin reservas la acción ordenada por el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, Alzaga la condenaba, igualmente Sin paliativos. Segurado, nadando entre dos aguas, se limitó a señalar que aún carecía de "suficiente información" como para pronunciarse.
Recelos 'menores'
La historia de Coalición Popular, condensada en la pasada legislatura, comienza con el pacto entre AP y el PDP poco antes de las elecciones de octubre de 1982, y estuvo a punto de naufragar a las pocas semanas, cuando los responsables de la campaña de AP eliminaron unilateralmente de las listas a varios candidatos democristianos. La reconversión de Unión Liberad en el Partido Liberad, y la asunción de la presidencia de éste, a comienzos de 1985, por Joasé Antonio, Segurado, significó, en palabras de Fraga "un notable fortalecimiento" para la coalición, fortalecimiento apenas matizado por el abandono de grupos como Unión Valenciana o el Partido Aragonés Regionalista.
La irrupción del PL, mucho más cercano, a la hora de las tensiones generadas por la convivencia en coalición, a AP que el PDP, significó también el nacimiento de una corriente de antipatía entre liberales y dernocristianos, algo que solamente la presencia apaciguadora de Fraga halogrado, hasta ahora, evitar que aflore a la superficie.
El último capítulo en el inventario de recelos entre unos y otros, tiene un tono menor: la campaña organizada por Fraga, quien será seguido por numerosos medios de comunicación, ha dejado, en opinión de ellos mismos, "prácticamente solos" a los socios democristiano y liberal, que se verán probablemente desasistidos de la Prensa en buena parte de sus mítines. De manera inevitable, todo el protagonismo corresponderá también a Fraga.
Para paliar este inconveniente, Segurado organizó una gira con periodistas de medios madrileños a las islas Canarias, viaje que comenzará hoy mismo, para asegurar que al menos estará presente en los periódicos en estos días finales de la precampaña.
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