Multa de 15.000 pesetas por faltar a un pleno
El presidente de Coalición Popular, Manuel Fraga, ha resistido durante cuatro años, con aparente impasibilidad, las críticas a voces de las reiteradas y masivas faltas de asistencia a las sesiones plenarias de los parlamentarios de su grupo. Las fotografías en los periódicos y revistas, o los planos tele visivos con flagrantes claros humanos, no han sido suficiente testimonio para convencer al jefe de la oposición conserva dora para que tomara cartas en el asunto. "Estoy altamente satisfecho de la actuación del grupo", repetía invariablemente Fraga cuando algún informador le preguntaba al efecto.
El hecho cierto es que el trabajo parlamentario no se reduce sólo a los plenos, que es lo que gráficamente recogen los medios de comunicación. La labor principal de los diputados se efectúa, a diario, calladamente, en ponencias y comisiones. Éste es el argumento repetido tanto por Manuel Fraga como por el presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba, para no dar importancia en exceso a las faltas en pleno.
Los diputados del Grupo Socialista, por el contrario, han soportado con la mayor dignidad posible tediosas tardes de Pleno y no guiados absolutamente por un sentimiento de disciplina parlamentaria. La imposición de multas ti aquellos que no cubrieran el escaño se ha revelado como una medida coercitiva de alta eficacia.
El veterano dirigente socialista Máximo Rodríguez ha llevado férreamente el control de las asistencias del grupo mayoritario de la Cámara, sin concesiones a ministros ni a dirigentes del partido.
El baremo se ha aplicado con absoluta igualdad: 1.5.000 pesetas de multa por faltar a un Pleno y 5.000 para las ausencias en comisión. Este dinero es detraído por el grupo parlamentario del sueldo que entrega a cada uno de sus miembros, y que procede a su vez de las arcas del Estado.
Eso sí, cabía la posibilidad de recurso por falta justificada, previa presentación de certificados médicos o pruebas escritas de que el ausente había estado en una importante reunión ministerial o de partido.
Muchos de los pliegos de descargo no fueron suficientes para la ortodoxia de Rodríguez, que aplicaba unos descuentos al fin de mes que en muchos casos podían suponer un pellizco de hasta 50.000 pesetas.
Sólo los secretarios de Estado, los alcaldes de grandes capitales y el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, han contado con bula especial para no tener que justificar sus ausencias parlamentarias.
Los diputados de los demás grupos se han movido con absoluta libertad a este respecto.
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