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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo golpe

ÚNICAMENTE EL azar evitó ayer la muerte en atentado del presidente del Consejo del Poder Judicial, Antonio Hernández Gil, cuyo vehículo oficial fue alcanzado por unas granadas lanzadas, en pleno centro de Madrid, desde otro vehículo. La mano criminal de ETA está probablemente detrás de este nuevo atentado, como lo estuvo detrás del, que hace dos semanas segó la vida de cinco guardias civiles o del que hace siete días acabó con la de un jubilado en San Sebastián, víctima de un "dramático error", según cínicamente se excusa la organización terrorista.En el escrito en que da cuenta de tal error, ETA se permite añadir el sarcasmo al crimen, y aprovecha la ocasión para jalear su reconocida honestidad y para negar al "conjunto de fuerzas reformistas" -es decir, todas excepto las que apoyan sus planteamientos violentos el derecho a censurar sus acciones en general y sus errores en particular, bajo el argumento de que esas fuerzas son "las responsables de que estos sucesos ocurran". Ya en febrero pasado, esta misma pandilla de bandoleros, al reivindicar un atentado en el que resultó herida una niña de nueve años, responsabilizó del hecho al padre de la pequeña, policía nacional, culpable, según ETA, de llevar a su hija al colegio por la mañana.

Hace mucho tiempo que resulta ejercicio inútil tratar de vislumbrar cualquier atisbo de racionalidad tras la permanente huida hacia adelante de ETA. Cualquiera que no sea la pura desestabilización, la provocación a las instituciones democráticas, el salvajismo de quienes no saben hacer otra cosa en la vida que disparar. Y también ha dejado de sorprender el doble lenguaje de quienes amparan con su actividad política el bandidaje mafioso de los terroristas. El mismo portavoz de Herri Batasuna que aseguró el, pasado día 25 que el asesinato de cinco guardias civiles en Madrid no tenía por qué "interferir la dinámica negociadora ahora abierta" -en referencia a las conversaciones entre la coalición abertzale y el PNV- pasó a considerar días después que la detención en Francia del dirigente de ETA. Txomin Iturbe interfería "gravernente esa dinárnica" porque "contribuye a encrespar los ánimos en un momento en que se buscan vías de diálogo". ¿Qué, opinarán ahora cuando el atentado que ha pretendido la muerte de otro ser humano se dirige a una persona que simboliza a una institución del Estado de derecho y que ejerce su cargo por delegación democrática?

La elección de Hernández Gil como objetivo no deja de llamar la atención. Este magistrado es todo un emblema de la transición democrática de este país, goza del máximo prestigio intelectual y académico y representa a las corrientes de la judicatura no afincadas en el corporativismo ni entrañadas con los sectores corruptos de la Administración de justicia. Por lo demás, la sofisticación del método empleado en el atentado -y en otros sucesos recientes- pone de relieve que los terroristas cuentan en Madrid con técnicos en explosivos y espicialistas no comunes. Y la ineficacia policial para la detección de los mismos comienza a clamor al cielo. Por supuesto que, por su propia naturaleza, el terrorismo es de difícil desarticulación, pero, en cualquier, caso, ha llovido bastante desde que el llamado comando Madrid comenzara a actuar en nuestra capital, y no puede decirse que las investigaciones sobre el mismo hayan aportado ningún resultado.

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