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Karmal deja el poder en Afganistán al perder la confianza de Moscú

Babrak Karmal, de 57 años, el que fuera hombre fuerte de Moscú en Kabul desde la invasión soviética de Afganistán, hace seis años y medio, abandonó ayer el poder en lo que se interpreta unánimemente como una pérdida de la confianza que el Kremlin bahía depositado en él. Karmal, que alegó razones de salud para dejar la secretaría general del Partido Popular Democrático (PPD, comunista), había saltado en los últimos días a las primeras páginas de los periódicos por su insólita ausencia en el desfile celebrado en la capital afgana el pasado 27 de abril, conmemorativo de la llegada de los comunistas al poder, hace ahora ocho años.

El primer ministro, Alí Keshtmand, anunció ayer el nombamiento del general de división Najibullah, de 39 años, jefe de las fuerzas de seguridad como nueva cabeza visible del partido comunista. El cese, rodeado de críticas sin precedentes en la Prensa soviética a la gestión del Gobierno de Karmal, coincide, con la prevista reanudación hoy en Ginebra de las negociaciones que, con la mediación de las Naciones Unidas, mantienen los Gobiernos de Afganistán y Pakistán, país este que alberga -gracias a una potente ayuda norteamericana- a los grupos guerrilleros que practican la resistencia armada contra el Gobierno afgano y las tropas soviéticas.Mijail Gorbachov, en su año largo al frente de los destinos soviéticos, ha dado múltiples muestras de su deseo de desembarazarse de tan polémica herencia. Cálculos occidentales cifran en 115.000 hombres la actual presencia militar de la URS S en Afganistán. La retirada de las tropas soviéticas de Afganistán habría de pasar, según las pretensiones del Kremlin, por la conversión de este país en una nación no alineada que se mantuviera al margen de cualquier tipo de injerencias extranjeras.

La noticia del relevo en Kabul fue ofrecida por los medios de comunicación soviéticos con inusitada rapidez y en términos muy similares a los utilizados por la agencia y la radiotelevisión afganas, indicando que el partido le había agradecido los servicios prestados.

El nuevo secretario general del PPD, originario de la zona fronteriza con Pakistán, fue hasta el pasado diciembre jefe del Jad (policía secreta).

Su labor al frente de ese cuerpo le valió la promoción a secretario del Comité Central del PPD encargado de la seguridad.

Páginas 2 y 3

Editorial en la página 10

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