Sobre la heroína
Una lectora de este diario, Consuelo Nistal, escribe desde Palencia respecto a mi último artículo sobre drogas para señalarme la diferencia específica de la heroína. Paso por alto sus calificativos de flivolidad y de afán de ser moderno, pues siempre he creído que la única frivolidad nociva es negarse a pensar las cosas por uno mismo y repetir doginas ajenos; por otro lado, la heroína fue inventada como medicina para curar a los morfinómanos, por lo que si algo es moderno será su prohibición. Hablando de la dependencia letal que crea la heroína, dice mi corresponsal que "está demostrada". Quizá pudiera sorprenderla sobre la cantidad de cosas que está demostrado que no están demostradas respecto a la adicción a la heroína, su diferencia médica y su diferencia social con la de la adicción a la insulina de un diabético, etcétera. Desde luego, no hay nada demostrado sobre la pérdida de la libertad, deseo, orgullo de sí mismo, voluntad, etcétera, pues casi cualquier sustancia y circunstancia pueden producir tales carencias y ninguna medida represiva puede evitarlas. Pero de lo que se trata simplemente es de responder a estas preguntas concretas: a) ¿Ayuda en cualquier modo que sea la prohibición de las drogas -entre ellas la heroína- a evitarlos delitos, intoxicaciones y muertes provocados en relación con éstas?; b) ¿hay algún derecho moral o político en una sociedad respetuosa de las libertades individua
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les a determinar qué es una droga, por qué es nociva, para quién lo es, y a perseguir su uso? Mi respuesta en ambos casos es "no". Espero argumentos para cambiar de opinión, no regañinas, amenazas, ni crónicas de sucesos.- Fernando Savater.
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