El Rey, en el Parlamento británico

EL PERIÓDICO( ... ) Protocolariamente, en un país en el que este concepto mantiene intacto su valor tradicional, el viaje de los Reyes de España al Reino Unido ha sido de primera magnitud. Después de la última visita de un jefe del Estado español al Reino Unido, la del rey don Alfonso XIII en 1905, en la que conoció a la que sería su esposa, doña Victoria Eugenia de Battenberg, se ha dicho del viaje de ahora que es el reencuentro oficial de dos familias emparentadas, que privadamente se han encontrado en otras ocasiones. Pero el viaje es mucho más. Es el reencuentro, a través de sus máximos representantes, de dos países que han estado distanciados, cuando no enfrentados.Y esta situación no ha sido disfrazada ni ocultada en los contactos que don Juan Carlos ha mantenido en los dos primeros días de estancia en Londres. Aludía a ella en la cena ofrecida por Isabel II y la reiteraba ayer en su discurso en el Parlamento. Don Juan Carlos se refería a unas relaciones que históricamente han estado marcadas por períodos de alianzas y de enfrentamientos. Y, por primera vez, mencionaba explícitamente el contencioso de Gibraltar, de cuya solución hacía depositarios a los dos Gobiernos, a través del diálogo recientemente iniciado.

Para los catalanes hay un motivo de especial satisfacción en el discurso del Monarca. Es el recuerdo dedicado a las Corts de Lleida, dentro de la corona catalano-aragonesa, prácticamente coetáneas de los orígenes del parlamentarismo británico, en el siglo XIII. Don Juan Carlos reconocía para el Parlamento británico el título de madre de los demás que existen en el mundo, pero evocaba la cámara catalana de la misma época, de la que el rey debía obtener autorización para aumentar los impuestos para sus empresas guerreras. ( ... )

24 de abril