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VIOLENCIA EN EL MEDITERRÁNEO

Gaddafi no asistió al sepelio de las víctimas del bombardeo

La ciudad de. Trípoli despidió ayer a las víctimas del bombardeo norteamericano de la madrugada del martes, en un ceremonial fúnebre que duró cerca de tres horas y que estuvo presidido por el comandante Juildi Hamidi, uno de los cinco miembros del Comité de la Revolución. El coronel Muammar el Gaddafi no asistió a este ritual de despedida, que congregó en el cementerio a unas 4.000 personas, si bien el día anterior fue visto en el hospital central lbn Ann Afis, donde visitó a los heridos, 100 aproximadamente. La situación en Libia está normalizada, no hay ningún tipo de enfrentamientos internos y Gaddafi domina la situación.

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En Trípoli fueron enterradas ayer 20 de las 37 personas que murieron a consecuencia del bombardeo, incluido el llevado a cabo sobre la ciudad de Bengasi, a 1.300 kilómetros al este de la capital. Eran los nativos de la ciudad y aquellos otros que sus familiares habían decidido enterrarlos aquí.De los 20 féretros, cuatro eran de párvulos y el resto de adultos. Entre éstos figuraban el de la joven palestina de 18 años Raafai Bassan el Ghoussain, cuya inhumación, la primera que se efectuó, contó con la presencia, frente a la fosa, del propio Hamidi, el embajador sirio y, una representación del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que dirige George Habache. Era la única víctima no libia de este entierro colectivo y sobre el féretro fueron colocadas las banderas de Líbano y Palestina.

Entre los demás adultos figuraban dos féretros cubiertos por la bandera de la Marina de guerra libia, por lo que se supone, a falta (le información oficial, que se trataba de dos marineros de unidades navales de Trípoli. Y también los de dos soldados del Regimiento de Artillería Antiaérea del aeropuerto, otro de los lugares bombardeados en la madrugada del martes. Fue enterrado igualmente un estudiante de las escuelas militarizadas de segunda enseñanza de Trípoli.

El ceremonial fúnebre comenzó a la una de la tarde con la salida del cortejo desde el hospital central Ibn Ann Afis de los féretros, que, precedidos de cinco vehículos policiales y escoltados por una sección de motoristas, iban en furgones, algunos de los cuales transportaban hasta dos. Tras ellos seguía un duelo compuesto por alrededor de 1.000 personas, que hicieron todo el recorrido hasta el cementerio, unos tres kilómetros aproximadamente, a pie.

Histeria colectiva

Gritos de "no hay más Dios que Alá", "los mártires son amados por Dios", y otros del ritual fúnebre islámico, se produjeron durante todo el recorrido, ante la atenta mirada de jóvenes de los comités revolucionarios armados, que controlaban, aunque de forma desordenada, la carrera hasta el cementerio. En las inmediaciones, donde se habían concentrado unas 3.000 personas, comenzaron los gritos de histeria colectiva y, las consignas de venganza contra Estados Unidos. El comandante Hamidi tuvo que forcejear entre la muchedumbre para abrirse paso, y eso que se encontraba protegido por una escolta constituida poruna sección de miembros de la policía militar.La muchedumbre le instaba a él y al resto de los componentes del Consejo Revolucionario a actuar con energía contra Estados Unidos y su presidente, Ronald Reagan. "¡Venganza, queremos venganza a nuestro muertos!", gritaba un joven encolerizado, al tiempo que levantaba hacia arriba bruscamente su kalashnikov.

Los gritos se sucedieron insistentemente, a excepción del momento de la oración, a la que todos se sumaron en silencio y sólo respondían a las plegarias del imán de la mezquita próxima al cementerio.

Se notaba nerviosismo y se veía a familiares y deudos llorando a lágrima viva, entre ellos personas muy próximas a los cuatro párvulos. No había constancia de que entre los féretros infantiles se encontrara el de la hija adoptiva de Gaddafi, Hana, de 16 meses, al parecer enterrada en la intimidad, al día siguiente del bombardeo nortemericano.

El cortejo fúnebre concluyó pasadas las 15.30, con la despedida del duelo.

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