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Tribuna:LA POLÉMICA SOBRE RTVE
Tribuna
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Aviso para navegantes

La oposición conservadora es contradictoria en sus posiciones sobre RTVE, según la autora de este artículo. La incoherencia de sus planteamientos se debe, entre otras cosas, al profundo desconocimiento que tienen sus dirigentes del medio y a los planteamientos más conservadores que la propia base electoral en la que se sustentan. La conclusión es que Alianza Popular va a cosechar más desgaste en su campaña contra el director general de Radiotelevisión Española, José María Calviño, que beneficios.

Un consejero de administración de Alianza Popular señaló su acuerdo con la gestión empresarial de Calviño, "que no sólo comprendo, sino comparto y admiro". (EL PAÍS, 20 de enero de 1984).Un ilustre diputado de la Coalición Popular afirmaba ante el Pleno del Congreso que "la gestión económica de Televisión Española es realmente encomiable dentro de la Administración socialista". Estas palabras figuran en el acta del Congreso de 5 de diciembre de 1984. Y aunque más adelante consta su rechazo respecto a los programas culturales e informativos, matizaba, en "descargo del señor Calviño, que el control de un medio como RTVE, en cuanto a mensajes, es enormemente difícil y ninguna televisión del mundo lo ha conseguido".

Por supuesto que esta alusión al "control de los mensajes" es algo que, como demócrata y socialista, me alarma, pero no voy a entrar en este tema. Sí quiero expresar mi estupor ante la flagrante contradicción entre estas opiniones de miembros cualificados de la oposición y la campaña contra RTVE promovida machaconamente por Coalición Popular, y de cuyo contenido y objetivos no necesito hablar porque deben ser conocidos hasta en los rincones más apartados de nuestra geografía.

Un lío

A partir de aquí me veo precisada a encontrar alguna explicación para este chocante comportamiento. ¿Por qué se ataca tan denodadamente algo que, por otra parte, se elogia y que, desde luego, permítaseme la osadía, se desconoce? Yo creo que lo que ocurre es que Alianza Popular y sus socios no trabajan ni han trabajado nunca en el tema Radiotelevisión Española y por eso están hechos un lío.Sospecho que ni en la Comisión de Control parlamentario de RTVE ni en su Consejo de Administración apenas han dedicado algunos minutos de su precioso tiempo en el más mínimo análisis o estudio sobre el funcionamiento y gestión de Radiotélevisión Española y por supuesto, menos todavía sobre los contenidos y formas del mensaje audiovisual. Puedo asegurar que nunca he visto ningún documento o informe, riguroso o no, que procediera de sus filas.

Entonces, respetados miem brosdel Congreso y del Consejo de RTVE, si han renunciado a todo tipo de trabajo y, por tanto, de conocimiento sobre el medio, ¿en función de qué ponen el grito en el cielo y exigen un día sí y otro no la dimisión del equipo directivo y la transformación de la empresa?

Críticas triviales

¿En función de qué argumentos, de qué concepción sobre la misma, de qué datos? Porque no me dirán ustedes que son argumentos las críticas triviales, cuando no ultramontanas que suele hacer el mensaje audiovisual, siempre acechando la aparición de una palabra malsonante, de una irreverencia banal, de algún filme con escenas subidas de tono, siempre obsesionados con el reparto de tiempos dados a los políticos de distintos partidos y que, para mayor inri, no les desfavorece.Comprenderán que con ese bagaje no sólo no hay argumentos para cambiar nada, sino que, además, es imposible abrir un debate medianamente serio sobre los medios. Y si me apuran; ni siquiera es posible sentarse con ustedes en torno a una mesa de café para hablar de algún programa que merezca la pena.

¡Desdichada televisión privada si empiezan ustedes a emplear contra ella las mismas argucias! Insisto en que el problema es que ustedes no han trabajado nunca para conocer ni entender lo que ocurre en Radiotelevisión Española como mero pretexto para incordiar sistemáticarnente al Gobierno, dando a entender de paso su falta de imaginación y de rigor para ejercitar la oposición y olvidando que RTVE es un servicio público esencial que merece que ustedes se lo tomen en serio.

Y de esta manera, su conducta, que achaco más a incapacidad y a holganza que a consciente mala fe, sólo logra que los profesionales se vean sometidos a una presión que hace muy difícil la libertad y el equilibrio necesarios para toda labor creativa.

Además, su actitud promueve una gran confusión en la audiencia, hasta el punto, me temo, de que más de un honesto timorato ciudadano se pregunte perplejo si no estará a punto de condenarse por gustarle tantos programas de la televisión que descalifica de forma tan tajante el partido conservador que le representa.

Y es que, respetados diputados y consejeros, respecto a la televisión -guárdeme Dios de afirmar que también en otros temas- ustedes adoptan, creo yo, posiciones más intransigentes y arcaicas que la minoría conservadora de nuestra sociedad.

Éste por lo menos es mi punto de vista; creo que están haciendo un flaco servicio a la mejora y racionalización de esta empresa, a la dedicación y trabajo de sus profesionales, a la convivencia ciudadana, a la ejemplaridad que, a mi entender, debe emanar de la conducta de los políticos... Y, desde luego, no creo vayan a lograr lo que parece ser su objetivo- arrinconar al Gobierno con su machaconeo estridente sobre Radiotelevisión Española, aun que sí lograrán aburrirle y aburrimos a todos nosotros con tanto estruendo tribal.

Desconfianza

Y van a producir desconfianza, desconcierto, injustas lesiones, pérdida de credibilidad hasta para ustedes mismos, pero ni esta televisión ni las privadas que vengan podrán decir que les deben algo a ustedes.¿Pero no comprenden que en vez de erosionar al Gobierno pueden acabar, como dice el refrán, "cornudos y apaleados"? Por lo menos yo me temo que méritos sí que están haciendo para ello. Para acabar, me recuerdan a aquel general, estratega insigne, que cuando le dijeron que sus balas de cañón no llegaban a las trincheras enemigas, respondió inpertérrito: que disparen el doble.

Elena Vázquez es militante del Partido Socialista Obrero Español y miembro del Consejo de Administración de Radiotelevisión Española.

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