Un amigo de España
Lord Wimborne tiene 46 años y negocios de los que se ocupa una empresa de la isla de Jersey, paraíso fiscal, y que están radicados en países remotos, como Liberia. Su fortuna viene de "negocios de altos hornos" y vive en París, dicen que por problemas fiscales, aunque él afirma que es porquele encanta París en primavera"."¿Cómo está mi mujer hoy?", pregunta a los responsables de Christie's cuando espera a las cámaras de televisión. Lord Winiborne habla un español fluido, cuidando el acento. Se considera gran amigo de España, donde llegó a los 18 años para trabajar en Bilbao, y un gran entusiasta de los toros. Entre los matadores elige a Antonio Ordóñez. "¿Cree usted que podré viajar a España después de todos este lío, se dice lío?", pregunta.
Porque aunque lord Wimborne nunca ha negado que compró la obra para hacer un negocio y ha podido perder la mitad de sus ganancias por el empeño español en el tema, el aristócrata sabe perder. Aunque lo que jamás pierde es la compostura y la sonrisa. Cuando se le pregunta si no ha tenido la tentación de quedarse con el cuadro, su respuesta es digna de un representante de los pares británicos: "Es demasiado grande".
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