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Los serenos explican que su función no es abrir portales

Han vuelto los serenos a Madrid, después de 12 años de ausencia. Han aterrizado en el distrito de Centro, y su expansión se extenderá a toda la ciudad, si el proyecto cuaja la polémica sobre su utilidad, coste, rentabilidad, competencia, dependencia, distribución, etcétera, no ha muerto, y queda en pie la propuesta comunista de que se destinen más a los barrios de mayor índice de inseguridad ciudadana. Por su parte, los nuevos vigilantes nocturnos coinciden en explicar que su función no es abrir portales.

Los nuevos serenos, a su regreso a las calles nocturnas madrileñas, no parecen diferentes de aquéllos de antaño, pese a que hayan cambiado algunas cosas que los identificaban: el chuzo por la porra, la pistola -que solía ir sin balas por el spray. Sin embargo, su presencia se recorta en la noche de la misma forma y su figura vuelve a ser de color gris, aunque ahora visten un traje más sofisticado. Llevan, como antes, un silbato, pero no atienden, como tiempo atrás, al sonido de un par de palmadas. Su función -explican ellos mismos es distinta, no para abrir portales, sino para vigilar". Su principal novedad pasa por dos signos notorios: portan un radiotransmisor para establecer contacto con las patrullas policiales motorizadas y no son asturianos, como gran parte de los anteriores. Un grupo de tres soltó la carcajada al preguntarles si eran asturianos o gallegos, y a coro dijeron que todos son madrileños.Su presentación, anteanoche, a los medios informativos por parte del Ayuntamiento de Madrid fue un pequeño y descoordinado show. Los periodistas esperaron en el Cuartel de Conde Duque la salida de los serenos, pero a las diez de la noche fueron trasladados a la plaza Mayor, en un autobús de la Policía Municipal, porque los serenos saldrían de la sede de la Junta Municipal de Centro.

En la puerta de la plaza que da al cruce de la calle Mayor con la Cava de San Miguel, los periodistas y los policías municipales encargados de acompañarlos continuaron a la espera del desembarco. "Van a dejar salir a uno o dos para que ustedes los entrevisten", explicó un policía. Pero los elegidos no llegaban.

Después de que un policía llamase por teléfono a algún sitio, se supo que los serenos ya habían salido y estaban cada uno en su puesto. Parecía que la presentación no se iba a producir, cuando la comitiva recibió la indicación de dirigirse a la calle de Hileras. El sereno objeto de la entrevista estaría allí, a disposición de la Prensa. Y el caso fue que tampoco. Nadie con aspecto de sereno en Mayor, nadie en Hileras, nadie en Arenal. Por fin, un grito y un cámara de televisión que corre. Dos sombras familiares acaban de doblar una esquina y parece que ascienden a paso rápido por Hileras. Son ellos, los serenos, que de pronto se encuentran rodeados por potentes luces, por casetes, por un amontonado ruedo de rostros que preguntan al unísono, mientras ellos tratan de justificar su tardanza: "Es que estábamos en Preciados y hemos oído por radio, de la central, que viniéramos aquí".

Son Julián Amorós y Javier Arcedo, y se muestran solícitos, amables y algo aturdidos. Más tarde, por obra y gracia de la electrónica, se corre la noticia: periodistas y serenos conversan en Hileras.

Y poco después se congregan en los alrededores de la plaza Mayor diversos grupos de periodistas y serenos que van y vienen por distintas calles ante la curiosidad de los escasos transeúntes nocturnos.

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250 serenos

Habían salido 51 serenos. En días sucesivos, hasta el jueves, terminará por incorporarse al servicio el total de los 250 aprobados -todos varones- en el concurso que convocó el Ayuntamiento de Madrid el pasado 4 de octubre y en el que fueron eliminadas ya en la primera prueba las 80 mujeres inscritas."Cada uno tenemos a nuestro cargo cuatro o cinco calles, o tramos, según sean, de manera que siempre podamos estar próximos tres o cuatro de nostros", explicaban en corro varios de ellos durante su primera noche de servicio. "Principalmente", dicen, "nuestra función es de ayuda al ciudadano y vigilancia".

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