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El robo

Está muy preocupado el presidente Pujol porque se malinterprete el no de Cataluña a la OTAN y trata de explicarles a los europeos que Cataluña es tan o más atlantista que Turquía y que lo que pasa es que los catalanes han querido lanzar una advertencia al Gobierno socialista.Pujol no asume que el no catalán sea fruto de una madurez electoral irritada por el chantajismo gubernamental y sabedora de que salir de la OTAN no significaba ir al infierno de la Historia. Pujol ni siquiera asume que el no catalán sea una prueba más de la crítica colectiva de las razones de un Estado mal medido. A él sólo le interesa convertir ese no en un instrumento electoral para las futuras campañas de su partido. Quiere quitar el no a los pacifistas, a los jóvenes, al amilitarismo racionalizado, al progresismo, y lo quiere meter en la jaula de Convergència i Unió para que cante a su gusto.

No es el único en querer secuestrar el no. Los del PSOE dicen que el no se lo reparten insensatos utopistas y la derecha taimada. Alianza Popular asegura que el no le pertenece casi tanto como las abstenciones, y la extrema derecha intenta subirse a los tacones postizos de ese no para ver un poco de Historia al otro lado del fallido muro del os fusilamientos renovados. También tira del no algún partido de la izquierda tradicional porque lo necesita como necesitan los extraterrestres plasma de repuesto en las películas de ciencia ficción.

El no interesa como un vocablo referencial. En cambio, casi todas las fuerzas en presencia desearían que desaparecieran esos sectores sociales que el no ha unido como una prueba de valor histórico, de reconstrucción de la razón. Hay en España una inmensa energía histórica de cambio, a manera de embalse subterráneo, que una vez más corre el riesgo de ser ocultada por los que administran los chorrillos de agua de la superficie.

Le quieren quitar el no a los legítimos propietarios de la palabra, en un intento de desidentificarlos, de desorientarlos, de forzarles a meterse en la silueta del retrato robot de un pueblo hecho a la medida de una lamentable "clase política".

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