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Las disensiones en la derecha marcan la sesión de apertura de la nueva Asamblea Nacional francesa

Soledad Gallego-Díaz

El espíritu de la cohabitación o coexistencia pacífica estuvo ayer ausente en la inauguración de los trabajos de la nueva Asamblea Nacional francesa. Como si fuera un augurio de futuras sesiones, los 15 primeros minutos se desarrollaron en medio del griterío, provocado por la intervención de un diputado ultraderechista, que acusó al ministro del Interior de saltarse la Constitución. La mayoría de centro-derecha, que sólo dispone de dos votos de diferencia para imponerse como mayoría absoluta, necesitó dos vueltas para conseguir la elección de Jacques Chaban-Delmas como presidente de la Cámara.

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El ultraderechista Frente Nacional (FN), que ha hecho su entrada por primera vez en la Asamblea gracias al sistema de escrutinio proporcional, llegó dispuesto a actuar como la estrella del Parlamento. La suerte ayudó además a los extremistas porque un diputado del FN, Eduard Frederic Dupont, fue el encargado de presidir la sesión inaugural como parlamentario de mayor edad. El auténtico decano de la Cámara, Marcel Dassault, de la Asamblea para la República (RPR, gatillista), que tiene 94 años, tuvo que renunciar, por motivos de enfermedad, a acudir al acto, aunque envió su discurso para que fuera leído por Dupont.La recién adquirida respetabilidad de la ultraderecha duró, sin embargo, pocos minutos porque inmediatamente un diputado de apellido español, Jean Claude Martínez, se levantó para plantear una cuestión de procedimiento que desencadenó las iras del grupo comunista y un alboroto considerable. Dupont tuvo que golpear repetidamente y con gran energía su pupitre para hacer oír su voz, rechazando la queja de su correligionario.

El tono del discurso preparado por Dassault (fundador de la famosa compañía fabricante de los aviones Mirage) estaba destinado, sin embargo, a calmar los ánimos. Dassault, que probablemente contaba con el visto bueno del primer ministro, Jacques Chirac, lanzó un llamamiento para un pacto social. "Propongo que se organice una gran conferencia en la que patronal y sindicatos acuerden cómo luchar para que desaparezca el paro", afirmaba el discurso enviado a la Cámara.

Los comunistas, desde sus pocos escaños, movieron negativamente la cabeza, dando a entender que su sindicato, la Confederación General de Trabajadores, se opondrá por todos los medios a una iniciativa semejante. Los socialistas, que han elegido como presidente de grupo al ex ministro del Interior Pierre Joxe, siguieron los incidentes en calma, aunque no ahorraron comentarios en los pasillos sobre las dificultades que encontraba la nueva mayoría nada más iniciar sus trabajos parlamentarios.

Varias horas de votaciones

El voto para la elección de presidente de la Asamblea exigió varias horas. La coalición del RPR con la Unión para la Democracia Francesa (UDF, giscardiana) no consiguió reunir en la primera vuelta los 289 diputados necesarios, pese a que teóricamente cuenta con 291, debido a problemas burocráticos que intentó agilizar en el último minuto el Gobierno, provocando el enfado del Frente Nacional. Chaban-Delmas, que tiene 71 años y una larga carrera política a sus espaldas, se mostró en todo momento tranquilo y confiado. "Si no es en la primera vuelta, será en la tercera, hijos míos", comentó.El primer ministro, por su parte, abandonó momentáneamente la asamblea para dirigirse al Senado y anunciar que someterá también su programa político a la Cámara Alta. La intervención de Jacques Chirac ante el Parlamento está prevista para el próximo día 9, una vez solucionados los problemas burocráticos y seguro de que hay la mayoría necesaria. La primera prueba de fuego será el voto de confianza que le permitirá gobernar por decreto ley en determinadas materias.

Chirac, cuya popularidad ha subido en los últimos sondeos varios puntos, frente a los 15 en que ha bajado la de Raymond Barre, encuentra algunas dificultades en la UDF, que no desea que el regreso a un sistema electoral mayoritario se efectúe "precipitadamente".

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