El Partido Comunista de Checoslovaquia, a la zaga en el camino de la renovación
ENVIADO ESPECIALEl Partido Comunista de Checoslovaquia tiene aún grandes dificultades para asumir la política de renovación y reformas iniciada en la Unión Soviética con la llegada al poder de Mijail Gorbachov.
Ayer, en la segunda jornada del 17º congreso de los comunistas checoslovacos, que se celebra en Praga, el primer ministro, Lubomir Strougal, pronunció un discurso sobre las perspectivas económicas del nuevo plan quinquenal que comenzó con el año en curso en el que no anunció reformas económicas más allá de medidas encaminadas a paliar o eliminar defectos en el funcionamiento del sistema. El jefe del Estado y del partido, Gustav Husak, había criticado muy abiertamente en su discurso inaugural muchos de los defectos endémicos del sistema, como la falta de productividad y disciplina laboral, la corrupción, la represión de la crítica, la burocracia y la falta de flexibilidad e iniciativa.
El discurso de Strougal de ayer atacó también estos fenómenos, pero no dio indicio alguno de que Checoslovaquia vaya a adoptar medidas semejantes a la de otros países del este de Europa, como Hungría, la RDA o Bulgaria, para atajar los problemas. El nuevo plan quinquenal, el octavo, centra su máxima prioridad en el desarrollo tecnológico y la renovación industrial. Tras haber logrado con éxito desmontar su deuda exterior, el régimen anunció un programa de inversiones para la modernización industrial. Las inversiones en divisas occidentales aumentarán un 55% sobre las habidas en el pasado quinquenio, en el que fueron muy bajas.
El primer día del congreso, la comisión de control del partido publicó su informe, en el que se critica duramente la gestión de cuadros y directivos de la economía, sin excluir a los ministros.
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