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El triunfo por mayoría absoluta de la derecha pone a Francia en la vía de la "cohabitación"

La oposición de centro-derecha logró ayer en Francia por un pequeño margen la mayoría absoluta en la nueva Asamblea Nacional. Los resultados, todavía provisionales, indican que la Asamblea para la República (RPR) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF) han alcanzado entre 287 y 289 de los 577 escaños, lo que, con el apoyo de seis derechistas independientes, les permite superar la mayoría absoluta de 289 puestos. IA mayor novedad es el elevado porcentaje obtenido por el ultraderechista Frente Nacional, que conseguirá entre 30 y 33 escaños, apenas por debajo del Partido Comunista Francés (PCF), con cerca de 40. Los socialistas (PS) pierden la mayoría, pero superan la barrera del 30% de los votos, consolidándose como el primer partido del país.Viene de la primera página

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Estos resultados abren el camino a la cohabitación política, pero en su modalidad más compleja. El presidente, François Mitterrand, según confirmaron ayer varios portavoces, socialistas, "respetará la voluntad de los franceses", lo que puede significar que llamará como primer ministro a. alguna persona[¡dad de la nueva mayoría. Sin embargo, el escaso margen obtenido por la coalición RPR-UDF hace que la oposición liberal-conservadora se encuentre, en dificultades a la hora de intentar imponer su programa de Gobierno. Entre los nombres que circulaban ayer como candidatos a primer ministro figuraban los de Jacques Chaban-Delmas, alcalde de Burdeos (RPR); Simon Veil, ex, presidenta del Parlamento europeo (UDF); Jacques Chirac, y René Monory, ex ministro de Economía del último Gobierno de Valéry Giscard.Los dirigentes de la oposición, aun en el caso de que no lograran alcanzar los 289 escaños, con los diputados exclusivos de la coalición RPR.-UDF, podrán consolidar su mayoría en la Asamblea Nacional con el apoyo de los diputados independientes de derecha que han resultado elegidos y que oscilarán entre seis y siete.

Una de las primeras reacciones fue la de Jean-Marie le Pen, del Frente Nacional, quien señaló que el RPR-UDF "podría gobernar cómodamente Francia y romper con el socialismo si quisiera contar con nosotros". Sin embaargo los portavoces reiterarron ayer que no formarán coalición con el FN. El líder ultraderechista anunció que su partido logró un porcentaje especialmente importante de votos, cerca del 25%, en Marsella, una de las ciudades con mayor número de inmigrantes.

Jacques Chirac, presidente del RPR, realizó una breve declaración en tono medido y manteniendo hasta el final su imagen de futuro primer ministro. "El Gobierno debe llevar adelante la política de la nueva mayoría. Todos los responsables deben mostrar su respeto a la voluntad popular. No es hora de revanchas sino de unidad entre todos los franceses, al margen de sus ideologías".

Raymond Barre, ex primer ministro, que durante la campaña electoral se pronunció contra la cohabitación, reiteró sus dudas sobre el futuro de las instituciones, pero se apresuró a afirmar que no hará nada que pueda perturbar "la acción de quienes, desde la nueva mayoría, acepten la responsabilidad de gobernar".

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El primer ministro, Laurent Fabius, se mostró satisfecho del resultado del Partido Socialista: "Ahora más que nunca somos un movimiento de esperanza".

Un primer análisis de los resultados indica que el Frente Nacional, con aproximadamente el 107. de los votos, es el principal causante de que la oposición clásica no haya logrado una mayoría más cómoda y que el tema de inmigración sigue siendo un problema explosivo en Francia.

Las elecciones confirmaron también el declive histórico del Partido Comunista Francés (PCF), que empezó en 1981, después de un reinado de 25 años como fuerza dominante de la izquierda. Los comunistas, que pueden haber obtenido algo menos del 10% de los votos, tendrán unos 36 diputados, frente a los 44 que tenían en la Asamblea anterior, y apenas por encima de los del FN.

El PCF no ha logrado el equilibrio con los socialistas que pregonaba su secretario general, Georges Marchais, y que esperaba conseguir al tener que abandonar el Gobierno en 1984. Sus débiles resultados desde 1981 abren el camino a la normalización política de Fraçois, deseada por François Mitterrand. La alternativa no es ahora la izquierda o la derecha, sino el partido socialista o la oposición de centro-derecha. Previendo este resultado, Pierre Juquin, miembro del comité central del partido comunista, considerado como crítico, afirmó que si el PCF no obtenía más del 15%. de los votos "se plantea un debate de fondo, ante el peligro de la desaparición del partido".

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El Partido Socialista sigue siendo el primero de Francia

La marginación del PCF es una de las grandes noticias para el Partido Socialista que, con un 30% o un 31% de los votos, obtendrá alrededor de 210 diputados. Superar la barrera del 30% de los votos constituye el segundo mejor resultado obtenido en su historia por el PS, sólo mejorado por el de 1981. Por otra parte, este último resultado fue atípico como consecuencia directa del triunfo de François Mitterrand en las elecciones presidenciales, lo que favoreció un gran porcentaje de voto útil a favor del socialismo. El Partido Socialista no había pasado jamás anteriormente del 23% % Jean-Pierre Chevènement, ministro de Educación y teórico representante del ala izquierda del Partido Socialista (PS), se felicitó por el resultado obtenido y señaló que los votantes "han aprobado la acción del Gobierno".Los socialistas no disponen de mayoría, pero continuarán siendo el primer partido del país, lo que supone un importante apoyo para François Mitterrand, cuyo mandato no finaliza oficialmente hasta 1988. Chevènement declaró que, aunque los socialistas tengan que pasar a la oposición, "continuarán siendo un partido de gobierno", lo que implica, según explicó él mismo, que hay que dar por terminada la etapa de enfrentamientos sistemáticos "entre derecha e izquierda". Jean Poperen, número dos de los socialistas, fue más explícito al afirmar que "quizá dentro de un año habrán vuelto a cambiar las tornas", lo que significaría que la cohabitación puede facilitar en el futuro las alternancias de poder. Los portavoces del PS no quisieron entrar en la polémica sobre las próximas elecciones presidenciales, aunque admitieron que la lucha interna por la candidatura comenzará hoy mismo.

El PRP y la UDF se mostraron inicialmente muy nerviosos por la incertidumbre del resultado. Tanto Charles Pascua, portavoz del RPR en el Senado, corno Alain Medellin señalaron que no aceptarían gobernar salvo que se confirmara que poseen la mayoría absoluta. El presidente de la UDF, Jean Lecanuet, insistió en que dos de cada tres franceses "han condenado la política de Mitterrand".

Entablar negociaciones

El centro-derecha, que ha obtenido conjuntamente en torno al 42% de los votos emitidos, continúa dispuesto a cohabitar con el presidente de la República, aunque todo dependerá de las negociaciones que se entablen en las próximas horas. Al parecer, algunos colaboradores de Mitterrand han mantenido ya contactos con la oposición.

Simone Veil, de la UDF, resaltó que la coexistencia dependerá de la actitud que adopte el propio Mitterrand. La antigua presidenta del Parlamento Europeo no descartó la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones en un futuro próximo, si lo apretado del resultado hace inviable la coexistencia pacífica. Simone Veil es, junto con el alcalde de Burdeos, Jacques Chaban-Delmas, uno de los posibles candidatos para el puesto de primer ministro si el presidente se decide por una personalidad de consenso.

La situación podría complicarse además por la relación de fuerzas entre el RPR y la UDF. Esta última ha obtenido sólo unos 20 escaños menos que el RPR y exigirá su parte en un futuro gobierno.

El centro-derecha cuenta con tres jefes de fila, con intereses personales contrapuestos. La actitud que adopte Raymond Barre, contrario a la cohabitación, será uno de los elementos que influyan en la nueva Asamblea, aunque todavía no se sabe con cuántos diputados podrá contar.

Jaeques Chirac, alcalde de París y presidente del RPR, se encuentra en una situación delicada, porque ha jugado a fondo durante toda la campaña electoral como futuro primer ministro, lo que no es nada evidente dada la escasa mayoría de la oposición.

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