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Fuerte control policial en el entierro del "etarra" Galarraga

VICTORINO R. DE AZÚA Gran parte de los vecinos de Zaldibia (Guipúzcoa) y varios centenares de personas Degadas desde otros puntos del País Vasco pazticiparon ayer en un homenaje a Angel María Galarraga, Pototo, dirigente de ETA muerto el viernes en San Sebastián en un tiroteo con la Policía Nacional. En el enfrentamiento también falleció el agente José Antonio Alvarez, quien había sorprendido a Galarraga y a otra persona, que logró escapar, mando preparaban un potente explosivo. Un severo despliegue de la Guardia Civil controló durante toda la tarde de ayer los coches que entraban o salían de Zaldibia.

Itziar Aizpurúa, miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna (HB), afirmó en el homenaje, que se desarrolló íntegramente en euskera, que Galarraga fue un luchador por la paz. Aizpurúa tomó la palabra ante más de 3.000 personas, que llenaban la plaza del pueblo, al final del homenaje. El acto comenzó a las cinco de la tarde y duró hora y media. El cadáver de Galarraga fue enterrado poco después en el cementerio local.La dirigente de la coalición independentista afirmó que el pueblo entero se había concentrado allí para decir adiós y expresar su agradecimiento a uno de sus hijos, al que calificó de luchador por la paz porque, añadió, "la verdadera paz no puede concebirse en Euskadi sin soberanía nacional y sin libertad".

"Los vascos no somos delincuentes", dijo Aizpurúa más adelante, "luchamos por la libertad". La oradora aseguró que el. PSOE y el Estado, con su actitud "negativa" hacia las reivindicaciones del pueblo vasco, son los responsables "de la muerte de sus policías y de nuestros combatientes". "Tu vida", finalizó dirigiéndose al féretro de Galarraga, "ha sido valiente y hermosa".

El acto había comenzado a las cinco de la tarde. Una gran ikurriña con un retrato del homenajeado presidía el escenario, por el que desfilaron bertsolaris, jóvenes que recitaron poemas o pronunciaron palabras de despedida, txalapartaris (intérpretes de un instrumento rítmico autóctono) y una banda de música callejera que interpretó una melodía festiva "porque no es momento de sentir sólo tristeza". Una hermana de Ángel María Galarraga agradeció a todos los asistentes su presencia.

Terminadas las intervenciones, jóvenes del pueblo pasearon a hombros el féretro, cubierto con una ikurriña y una pegatina de ETA, por las calles de la localidad. La multitud siguió el cortejo coreando consignas como Herria ez du barkatuko (el pueblo no perdona), Gora ETA militarra (viva ETA Militar) o Jota ke irabazi arte (siempre adelante hasta la victoria). En los balcones y ventanas de gran número de viviendas de Zaldibia, una localidad de 2.000 habitantes del interior de Guipúzcoa con predominio de vascohablantes, se veían crespones o ikurriñas con lazos negros.

Pasadas las siete de la tarde el cadáver de Galarraga recibió sepultura en el cementerio local, no lejos de la tumba de otro presunto miembro de ETA, conocido como Nikoilás, muerto en 1975. Antes de que se cantara el Eusko gudariak, los familiares abrazaron el féretro.

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Asamblea popular

El acto de homenaje había sido convocado por el Ayuntamiento de Zaldibia y por una asamblea popular celebrada el viernes por la noche, tras la conducción del cadáver de Galarraga desde San Sebastián.

En la moción aprobada por la corporación, de la que forman parte siete concejales de Herri Batasuna y dos de Euskadiko Ezkerra, se afirma que Galarraga era un militantes del "movimiento de liberación nacional de Euskal Herria" y se considera su vida "ejemplo importante".

El Ayuntamiento decidió también correr con todos los gastos, del funeral.

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