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Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
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Correcciones, incorrecciones y demás disgustos

Casi a diario los lectores se quejan de las incorrecciones que aparecen en EL PAÍS. En los dos últimos meses hemos archivado este tema. La relación que nos hacen los comunicantes normalmente no lleva nombre, ni día, ni sección donde se ha cometido el error. Simplemente señalan el dato que puede crear la confusión. Por poner uno de los ejemplos que hemos; almacenado, se decía en un pie de foto que "funcionarios contratados" protagonizaron una sentada; evidentemente este tipo de noticias induce a la confusión. Una breve lectura de la ley de Funcionarios del Estado de 1964 y la ley de Reforma de la Función Pública aclara que hay funcionarios y contratados. Pero nunca "funcionarios contratados".En otra crónica, un redactor político, al referirse a los huérfanos de Tierno Galván, concretaba que: "El llamado funcionalismo es una doctrina ecléctica de corte socialista y laico inventado por Tierno". El lector José Ramón Merino aclara, en relación con esta afirmación: "El funcionalismo no es una doctrina, sino una corriente sociológica. No tiene nada de ecléctico ni de laico, ni mucho menos de socialista. Más bien todo lo contrario. Por supuesto que no la inventó Tierno Galván sino que surgió como estructural-funcionalismo en los años veinte a partir de las ideas de Vilfredo Pareto y siguió, ya como funcionalismo, con Homans, Garfunkel y Erving Coffman, con el que se extinguió la atención a una tendencia que fijaba su atención en la relación indisoluble orden social-control social. Como puede observar, nada más lejos del socialismo y de la invención de Tierno".

He aquí otros errores: en varias ocasiones, se equipara el billion americano (mil millones) al billón español. Se ha publicado así que el puente japonés Akashi-Kaikyo costará 760 billones de pesetas y que los programas matinales de las principales cadenas de televisión norteamericanas tendrán algo más de un billón de dólares anuales por publicidad. Otra serie de palabras, como distingo o extradido, mal utilizadas en el contexto, aunque alguna aparezca en el diccionario, son también objeto de reconvención. Los lectores preguntan si ya no existen en los periódicos los correctores de estilo. En EL PAÍS, además de los correctores del taller y de la responsabilidad de los jefes de las diferentes secciones, el tamiz final es la sección de edición, cuyo responsable, Alex Grijelmo, señala que intenta mantener "el control de calidad del periódico tanto en lo que se refiere al estilo como al contenido de los textos. Abarca la información diaria, excepto Economía, y el suplemento de Deportes. Se excluyen los demás suplementos y los artículos de opinión (que caen bajo la responsabilidad del equipo editorial y del jefe de colaboraciones). Cada día se reescriben decenas de textos, se redactan titulares, se corrigen errores de bulto y al tiempo que se ocupa de sustituir las palabras escritas por los redactores de forma incorrecta, se pide ampliación de datos o comprobación de fuentes".

Expresiones foráneas

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Para Benjamín López, desde Tarragona, la incorporación de expresiones foráneas y la prolífica utilización de extranjerismos no deja de ser otra cosa que "una absurda supuesta demostración de cultura y modernismo, cuando lo único que supone es apenas una cursilería y pedantería. Hay que vigilar la proliferación de tanto in, out, spot, manager, sponsor, game, etc.", y para que no quepa duda de sus dudas termina criticando a esta sección por llevar el título de El Ombusdsman. Aceptados los términos de su censura total, sí queremos hacernos eco del nombre de esta columna. En este sentido se están haciendo diferentes propuestas a la dirección para castellanizar el nombre. En cualquier caso el defensor de los lectores es conocido en casi un centenar de periódicos de todo el mundo simplemente como ombudsman, término que se empezó a utilizar a principios de siglo en Suecia, como figura que institucionalmente se encarga, en el Parlamento, de resolver los problemas de los distintos estamentos sociales, entre ellos la. Prensa, de aquel país. Desde 1967 en Estados Unidos, y más tarde en Austria y Bélgica, tres empresas periodísticas lo implantan en sus páginas, siempre bajo el mismo título, ombudsman. A partir de noviembre EL PAÍS inicia esta tarea y en las últimas semanas, después de conocer la experiencia de nuestro periódico, el rotativo romano Il Messaggero lo ha incorporado, en este caso bajo el nombre de el defensor de los lectores. La experiencia de estos meses de trabajo ha demostrado que los lectores se sienten ya identificados con la situación y la gran mayoría de las cartas que recibimos a diario vienen en muchas ocasiones simplemente a la atención del ombudsman.

La campaña taurina- Hace dos semanas hacíamos referencia a la preocupación de los aficionados taurinos por lo que consideraban escaso tratamiento de EL PAÍS a la llamada fiesta nacional. Las reacciones no se han hecho esperar. A favor y en contra. Como sobre las primeras ya hemos dejado constancia queremos ahora resaltar la de Ricardo Horcajada, socio fundador de la Asociación Contra la Crueldad en los Espectáculos. Se muestra contrario a que sigan existiendo las corridas de toros y concluye su carta: "La cultura de la vida se opone a la muerte gratuita, a la muerte per divertimento".

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