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LA PERMANENCIA DE ESPAÑA EN LA OTAN

El peso relativo del 'no' coincide con la Cataluña que vota CiU

Sólo en cinco de las 38 comarcas catalanas triunfó el 'sí'

Cataluña se encuentra entre las cuatro nacionalidades y regiones que han dado su voto mayoritario al no, en contraste con las demás comunidades. Las tensiones entre la Administración central y la Generalitat, que han llevado a un sector del electorado a dar un voto de castigo al Gobierno; la tibieza de los socialistas catalanes en la defensa del sí, 31 la existencia de un movimiento pacifista con más tradición que en el resto de España son algunos de los elementos que han contribuido a este resultado. El Equip de Sociologia Electoral de la universidad Autónoma de Barcelona analiza en este trabajo los resultados del referéndum en Cataluña.

EQUIP DE SOCIOLOGIA ELECTORAL (UAB) El comportamiento de los catalanes en el reciente referéndum suscita algunas observaciones y bastantes interrogantes. Aparte del triunfo del no hay otras importantes notas de interés. También la participación presenta rasgos sobresalientes. Mientras que Cataluña se cuenta tradicionalmente entre las zonas de participación moderada con respecto a las demás comunidades, en esta ocasión el electorado catalán se ha movilizado con mayor intensidad relativa, situándose en tercer lugar entre las menos abstencionistas, con un 63% de participación.La distribución territorial de la abstención señala que Barcelona es la provincia menos abstencionista, mientras que Lérida se sitúa en el polo contrario. La novedad, con respecto a consultas electorales, estribaría en la participación relativamente menor de Gerona, que generalmente da las más altas tasas de participación.

El mayor impacto del voto negativo se da en Gerona y el menor en Tarragona, mientras Barcelona y Lérida dan la media catalana. En 33 comarcas triunfa el no, mientras que sólo cinco dan la victoria al sí.

El peso relativo del no es más fuerte en el triángulo interior de la Cataluña Vieja, donde CiU obtiene tradicionalmente sus mejores resultados: la trama oscura del mapa del no nos dibuja este triángulo. Advirtamos, sin embargo, que se trata de áreas de no muy elevado peso demográfico y cuya incidencia final sobre el total del voto negativo no explicaría por sí sola el resulta do final de la consulta.

En cuanto al voto afirmativo, el porcentaje total es del 43,6%, entre los más débiles -en antepenúltima posición entre todas las comunidades- de todo el Estado. En las cuatro provincias el sí aparece como perdedor, con posición más débil en Gerona y Lérida y con posición relativamente más sólida en Tarragona. Barcelona se sitúa, por su parte, en la media catalana sobre la que, lógicamente, tiene un fuerte impacto.

El voto sí más débil se encuentra también en el ya mencionado triángulo interior, que aparece ahora casi en blanco, con valores del sí en torno al 30% de los sufragios emitidos. El voto sí más intenso se presenta sobre todo en la franja litoral catalana, que corresponde a la implantación del voto socialista en anteriores elecciones.

Si dividimos la Cataluña Vieja de los historiadores en dos zonas según su grado de desarrollo económico -más rica y evolucionada en Gerona y en la Barcelona interior, más deprimida y estancada en la franja interior que la comunica hacia Lérida-, la primera zona se ha caracterizado por una abstención superior a su línea habitual y por un fuerte voto negativo: sobre ambos habría gravitado un fuerte componente político nacionalista, que generalmente se inclina por CiU, pero que también se ha expresado en otras ocasiones en clave socialista.

La Cataluña Vieja que podemos calificar caricaturescamente de Cataluña pobre presenta una misma pauta de comportamiento, pero relacionada con antecedentes políticos diferentes: abstención estructural permanente, implantación de voto conservador inicialmente españolista (UCD y AP), convertido posteriormente a CiU. La Cataluña Nueva ha participado en grado relativamente inferior y se ha inclinado por el voto negativo en intensidad menor que las anteriores.

En la Cataluña Novísima -que coincide con las grandes aglomeraciones industriales que se localizan en tomo a Barcelona y Tarragona-, el voto izquierdista tradicional se habría dividido en dos bloques, de acuerdo con diferentes grados de sensibilización política: el primero, más activo en la movilización por el voto negativo de amplios sectores de la izquierda; el segundo, más permeable al influjo de los medios audiovisuales y al liderazgo personalista del PSOE. Habría que tener en cuenta aquí la tendencia de un voto convergente que se habría inclinado por el no, en algunos casos por antiatlantismo y en otros por motivación táctica de castigo antifelipista.

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