_
_
_
_

Ignasi Ferrejans

Alcalde de Palma en 1936, el último exiliado mallorquín vuelve a casa

A sus 90 años de edad, Ignasi Ferrejans, viejo líder socialista mallorquín, descubrió de pronto el paso de casi 50 años en los rostros de sus más íntimos colaboradores y amigos que todavía permanecen con vida. Finalmente, ha conocido también a sus cuatro nietos y seis bisnietos, y una Mallorca totalmente distinta de aquella otra que abandonara en 1936 para iniciar un exilio de casi medio siglo.

Ignasi Ferrejans, que al estallar la guerra civil era alcalde en funciones de Palma de Mallorca, regresó a la isla entre los aplausos de militantes y familiares hasta ahora desconocidos que acudieron al aeropuerto de Son Sant Joan para recibirle. Afirmó haber llorado de emoción durante todo el vuelo de nueve horas que le trasladó desde México hasta esta isla que no había vuelto a ver en 50 años."Tengo que serenarme y descansar, y ver si me recupero de tanta emoción y tanto agasajo que no merezco". Por sus gestos, el que fuera miembro del comité nacional del PSOE pareció recibir en el corto espacio de 20 minutos todo el impacto de una memoria que el tiempo se había encargado de borrar parcialmente Fueron los 20 minutos que tardó en descender del avión y salir del edificio terminal del aeropuerto, mientras antiguos amigos, familiares y miembros del partido y sindicalistas se acercaban a él para saludarle.

Ignasi Ferrejans cruzó con paso lento aunque firme la pista de aterrizaje envuelto en una nube de rostros. Al descender del avión había rechazado la silla de ruedas que le fue ofrecida, mientras Emilio Alonso, secretario de finanzas del PSOE, y un miembro de la ejecutiva de UGT de Baleares, ofrecían un ramo de rosas a su esposa Francisca y a su hija María José, que le acompañaban. "Yo sólo soy un obrero", dijo.

Tras 50 años de exilio, Ferrejans vivirá ahora en un piso de alquiler que el Ayuntamiento de Palma de Mallorca ha dispuesto para él y su familia en una calle cercana al lugar donde se encontraba aquella otra casa en la que tuvo que esconderse tras salir del edificio del consistorio y cruzar la ciudad, momentos antes de que unos uniformados entraran en el despacho de alcaldía en su búsqueda.

Ferrejans cuenta con vivacidad su rocambolesca huida a Menorca -que se mantuvo bajo el bando republicano-, disfrazado de carabinero, el 17 de diciembre de 1936; desde allí se embarcó hacia Barcelona, donde dirigió la publicación El obrero balear, que tanto arraigo tuvo entre los sindicalistas de la época.

Ya en Veracruz (México), este hombre que marca con acento mexicano su catalán casi medio olvidado, trabajó como representante de perfumería, y más tarde como administrativo en una empresa de gas y electricidad. Allí se reunió con él hace cuatro años su hijo, pero a pesar de ello y de la añoranza siempre fue demorando su regreso. El reciente terremoto de México y una visita de su nieto le convencieron. "Había tenido proposiciones del partido para que volviera., pero los viajes son tan caros...", dice.

Ignasi Ferrejans vivirá ahora con una escueta pensión de 23.000 pesetas, con las que deberá pagar las 7.000 de alquiler del piso. En fechas próximas, el partido socialista de Mallorca y UGT le rendirán ese homenaje que desistieron de organizar a su llegada, atendiendo al estado emocional y la avanzada edad de Ferrejans, quien, dicen, es el último exiliado mallorquín.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_