Ha sido como un festival

Ha sido como un festival -tres días, tres carteles distintos- en que se ha ofrecido una panorámica del flamenco que habitualmente puede verse en Madrid; no sólo el flamenco profesional, sino también el aficionado, que se desarrolla primordialmente en las peñas. Una experiencia sumamente interesante, que sin embargo se ha visto desasistida de público, quizá porque no se le dio la publicidad adecuada.En cualquier caso el resultado artístico es positivo, aunque por supuesto con un elenco tan amplio de artistas hubo actuaciones no convincentes. La primera noche, por ejemplo, el buen hacer de cantaores como Juanele de Jerez, Agustín Fernández o José Mercé no pudo traspasar la barrera de frialdad de una sala que no llegó a tener esa temperatura imprescindible en el espectáculo flamenco.

La segunda noche, con más público, se estableció una comunicación mucho mayor entre actuantes y destinatarios. A priori el mayor interés lo concitaba la actuación de Teresa Gómez León, una cantaora no profesional de Écija, que jamás actúa en público y de quien nos habían contado maravillas; no nos defraudó, especialmente por soleares, cante en el que tiró dos o tres puñaladas de esas que parten el corazón de los aficionados sensibles; yo le diría, sin embargo, que moderara su torrente de voz, porque no todo el cante, ni el mejor, tiene que ser gritado. Su hermano El Ecijano confirma en cada actuación que es un excelente cantaor de amplio registro; su cante por siguiriyas tuvo grandeza y jondura, y derrochó gracia en unas bulerías de Cádiz poco frecuentadas. Muy bien Menese, a su altura, por peteneras, por soleares y por tangos, y excelente Chaquetón en unos tangos de Cádiz que borda.

Variedad

La última sesión, la más amplia y heterogénea, tuvo de todo. Como lo más sobresaliente recuerdo la actuación de Julián Rodríguez, que cantó formidablemente por caracoles y por siguiriyas; los fandangos de Rueda, al modo del sevillano; la malagueña de Manuel El flecha; los cantes por Levante de Villalta, pese a su continuo abuso del grito inmisericorde; el cante por siguiriyas de Antonio Puerto, éste sí, quejándose de verdad, y el interesante intento de Perico Sevilla de aproximarse a la pureza original de los cantes en estilos poco habituales, corno el polo, la liviana o la siguiriya trianera.Excelentes, en general, las guitarras, con la clase reconocida de los ya consagrados y actuaciones muy estimables de algunos noveles, como Pablo García, extraordinario en cuanto hizo, y El Mami, que progresa constantemente. Las Truco fueron a más, y en la última sesión lograron una buena calidad en el baile por alegrías de Nuria, lleno de gracia y donosura, y en el baile por soleá de Eliecer, extenso y rico en recursos.