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Al día siguiente

De vez en cuando viajo a Madrid para occidentalizarme un poco, y por eso no hace muchos días tomé tierra en la capital, en el momento justo en que bullían los rumores sobre el sur corporal del sistema, encarnado en las personas de Su Majestad el Rey y del Jefe del Gobierno. Madrid volvía a ser la capital del rumor, y tanto la Moncloa como la Zarzuela convocaban a profesionales de la información para desmentir bulos y calumnias, que al parecer responden a un propósito de sembrar la incertidumbre y en consecuencia la alarma. Incertidumbre sobre la salud física del rey e incertidumbre sobre la salud histórico-moral del presidente de Gobierno.Sin duda se ha programado una campaña de intoxicación, pero no es menos cierto que los sensibles aparatos detectores de opinión pública que están en manos del Gobierno han creído descubrir la manera efe convertir esa campaña en un bumerán. A estas horas, agentes directos o indirectos del sector del Gobierno que realmente gobierna han cambiado la gesticulación de la prepotencia por un gesto abatido con cl que tratan de despertar solidarias compasiones: "Vienen a por nosotros", "Se han propuesto derribarnos", "Quieren desacreditar a Felipe", etcétera, etcétera. Y tras el cuento de la lágrima, la mano tendida a por el "sí" en el referéndum, por si se nos ablanda el corazón, porque a pesar de los pesares son indios amigos, han crecido con nosotros, les conocemos como si los hubiéramos parido y por eso sus números de fantasmas casi nunca nos los hemos tomado demasiado en serio.

Los ayer desafiantes leones del cambio van por la vida y por la noche con la cara hecha un fondo de olvidado bolsillo, lleno de convocatorias atrasadas e inútiles. Solos, fanés, descangayados, han perdido toda su confianza en las estadísticas y ya sólo esperan el salario del miedo social a lo que pueda pasar al día siguiente del referéndum. Se dice que si gana el "sí", Felipe González se retirará de la política para traducir Las Memorias de Adriano al andaluz y Alfonso Guerra se dedicará a dar seminarios sobre Juan de Mairena en el departamento cultural de la Alianza Atlántica (antes OTAN). Se dice que volverán los militares en tu balcón sus nidos a colgar y otra vez, con el ala en los cristales, jugando llamarán. Hubo amigos míos, rumorosos y nocturnos amigos de casi toda la vida, que salieron de la reunión del CESEDEN con el sentimiento trágico de la vida por corbata. Ustedes ya me entienden y eso que en la reunión abundaban esos militares atlantistas, y por lo tanto demócratas, que al parecer son el quid de la cuestión del cambio oceánico del Gobierno.

No creo que el voto del referéndum haya de estar condicionado por la lástima hacia un jefe de Gobierno caído por Dios y por el interés de España o por el aullido del lobo de siempre. Es una lástima que el Gobierno se haya gastado 10 millones de votos en chorradas, parque esos 10 millones de votos eran en su día un ejército incondicional, voluntario, dispuesto a respaldar una política de progreso, frente a la que nada hubieran podido hacer conspiraciones internas o externas, intoxicaciones del norte o del sur del cuerpo. Tampoco hay que votar por el interés de España, sino por el de los españoles y por el de todos los pueblos del mundo que esperan el resultado del referéndum español como una prueba evidente de que la soberanía popular está por encima de la clase política, y más en el caso español, en el que los diputados socialistas fueron elegidos porque eran teóricamente antiatlantistas y han practicado una apropiación indebida de soberanía popular al cambiar de actitud una vez instalados en los escaños.

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¿Solidaridad con los preocupados amígueles o correligionarios que ahora recurren al cuento del desamparo y del aislamiento? ¿Solidaridad con la Europa de Margaret Thatcher, Kohl, Strauss...? ¿No hay otra Europa de progreso en la que militan los socialistas de la raza pacifista e incluso los socialistas de la otra raza cuando están en la oposición? ¿No ha habido un martirologio de socialistas que se opusieron a la guerra y al armamento desde 1914, sobre cuyos cadáveres han pasado todos los señoritos pragmáticos y posibilistas que han tratado de convertir el socialismo en una movida para esnobs y esteticistas izquierdosos de casa bien? ¿No hay que empezar a asumir que la toma de posición bloquista es una elección cultural, de conciencia, de querencia ideológica, y no un mal menor dictado por "necesidades objetivas y colectivas" que siguen formando parte del secreto de Fátima?

Esta historia ya empieza a ser demasiado barroca, demasiado cargada de elementos y ornamentos del espíritu. La chulería del que tiene misteriosas razones de Estado se adorna con melancolías de bienintencionado incomprendido que puede perder primero el referéndum y luego las elecciones generales. Chulos de día y tanguistas de noche;. Decapitadores por teléfono y confidentes de incomprensiones sobre el pozo sin fondo de un JB con hielo. Despotismo ilustrado y gitanillo, gitanillo, no me mates gitanillo. La madurez social ha podido sobrevivir a cuatro años alucinantes en que el idioma de Cantinflas ha sido el idioma del poder, y no está para cuentos de desamor o de terror cuando llega la hora de la verdad, de decir que "sí" o que "no" a un montaje que en muchos momentos pareció el no va más de lo maquiavélico y que finalmente se ha revelado como una simple chapuza.

Al día siguiente del referéndum, tanto si gana el "sí" como si gana el "no", los socialistas seguirán gobernando y deberán hacerlo con toda la tranquilidad que les da el no haber ultimado el período legislativo, y con las obligaciones que se deriven del resultado. No tienen por qué tirar la toalla: no tienen ningún motivo para arrojar por la ventana las inmensas dosis de paciencia y prudencia histórica que sus bases, sus electores e incluso sus antagonistas mejor intencionados, hemos empleado a pesar de sus delirios de tremenda grandeza. La batalla de las generales será otra historia, de la misma manera que la lucha por la paz, el desarme, la neutralidad ni empieza ni termina con este referéndum. La deslegitimación de la política defensiva europea sucursalizada por intereses bloquistas está vista para sentencia, es irreversible, y de ahí el pánico de la reacción europea y mundial a que el pueblo español ponga en pie el huevo de Colón por el procedimiento de votar que no. Al día siguiente del referéndum será necesario recuperar la entereza de la sociedad progresista y superar este conato de affaire Dreyfuss que nos ha dividido entre partidarios del "no" y partidarios del "no sé si debo".

Con los rumores, vengan de donde vengan, hay que hacer lo mismo que Charlot con las colillas. Darles un taconazo justo una décima de segundo antes del final de la secuencia.

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