Ruiz-Mateos ratifica ante el juez la querella por estafa contra Luis Valls
José María Ruiz-Mateos ratificó ayer ante el titular del Juzgado de Instrucción Número 18 de Madrid la querella por estafa interpuesta hace dos semanas por sus abogados contra Luis Valls Taberner, presidente del Banco Popular, y los hermanos Antonio y Alfredo Navalón, a los que acusa de haberle estafado 1.000 millones de pesetas.Ruiz-Mateos, que acudió a los Juzgados de la plaza de Castilla de Madrid acompañado por sus asesores, afirmó que existe material de sobra para que se admita a trámite la querella, "que será un escándalo y dañará muy seriamente la imagen de Luis Valls". El ex presidente de Rumasa considera que existen "testigos suficientes de la entrega de 1.000 millones de pesetas hecha a Luis Valls", para la compra de la paz entre Rumasa y el Banco de España.
Para los abogados de Ruiz-Mateos, "se trata de saber dónde han ido a parar esos 1.000 millones que recogió Antonio Navalón", uno de los hombres que, según el empresario andaluz, pasaron a trabajar para él a indicación de Valls. De acuerdo con la defensa de Ruiz-Mateos, "la operación se Ínició en los primeros meses de 1982 y duró hasta el mes de febrero ele 1983, entregándose seis millones de pesetas mensuales, que debían ser puestos a disposición de Navalón en la primera semana del mes en curso".
Según fuentes próximas a Ruiz-Mateos, "se efectuaron también entregas irregulares de otras cantidades, comprendidas entire los 25 y los 40 millones de pesetas, que se hacían siempre en métalico, en cajas de cartón. Las entregas se realizaban en el despacho de Antonio Navalón, situado frente al Palacio de los Deportes de Madrid, mientras su hermano Alfonso Navalón permanecía fuera, al volante de un coche marca Volvo. Es testigo el chófer personal de Ruiz-Mateos. Otras entregas se realizaron en la propia sede central de Rumasa, en el despacho de Ruiz-Malleos o en la planta baja del edificio, en la sede del Banco de Jerez",
De acuerdo con Ruiz-Mateos, Valls le confesó en cierta ocasión que aquel dinero había ido a pararla un hombre con corbata", respuesta sobre la cual no pidió más explicaciones, "dada la confianza ilimitada que entonces yo tenía en el presidente del Banco Popular".
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