La lucha contra el Polisario ha modernizado el Ejército de Marruecos
La evacuación del último soldado español del Sáhara occidental se produjo el 26 de febrero de 1976, hace ya 10 años. Desde esa fecha, el territorio, hoy bajo administración marroquí, se ha convertido en el principal campo de operaciones de las Fuerzas Armadas Reales (FAR), un ejército al que se asignó en 1985 un presupuesto de 1.000 millones de dólares (unos 140.000 millones de pesetas) en cinco años para su modernización. Los 10 años de guerra de las FAR con el Frente Polisario han obligado a cambiar todos los esquemas de estrategia y táctica militar diseñadas por Rabat. A lo largo de esta lucha, Marruecos ha pasado de tener un ejército de salón, de concepción franco-española, a contar con un auténtico cuerpo sahariano, con casi 100.000 profesionales que trabajan y viven para la guerra.
Marruecos ha conseguido, a través de la grande y costosa obra de ingeniería de la línea defensiva (sistema de muros), cerrar gran parte del territorio sahariano, lo que ha obligado al enemigo a replegarse y cambiar de estrategia, pasando del combate directo a los hostigamientos.Desde agosto último, tras la unificación en una sola línea de defensa de todos los muros (cinco en total), Rabat ha comenzado a descansar de la pesadilla de la guerra. Un conflicto que, en sus primeros cinco años, provocó la destrucción de unidades completas, causó bajas y prisioneros en elevado número, quebró la economía del país y puso al descubierto la otra cara e la marcha verde de 1975, el gran éxito internacional de Hassan II.
El 90% del Ejército marroquí, compuesto por unos 150.000 hombres, está destacado en el Sáhara occidental, bajo el mando directo de la Comandancia de la Zona Sur, con base en Agadir, 649 kilómetros al norte de El Aaiún. Los soldados son todos profesionales hombres entre 25 y 40 años que han encontrado en la milicia un medio para subsistir y mantener a sus familias tan ingrato o más que la emigración a Europa o los rudos trabajos agrícolas. Muchos llevan ya 10 años pisando la arena del desierto, pese a proceder de zonas verdes y de la montaña.
"La moral de nuestros soldados es sólida", comentó a EL PAÍS el general de brigada Abdelaziz Benani, jefe del Ejército del Sur, el hombre que sustituyó al también general Hamed Dilimi, fallecido en extrañas circunstancias hace tres años.
"El Frente Polisario pretende con la táctica del hostigamiento continuo minar la moral de nuestra tropa. Pero los soldados tienen la moral alta y están dispuestos a defender a su país", asegura Abdelaziz Benani.
La Comandancia de la Zona Sur está dividida en tres sectores, con bases en El Aaiún, Dajlla (antigua Villa Cisneros) y Guelmin, localidad ésta situada entre Agadir y Tan-tan, fuera del límite norte del ex Sáhara español. Desde estas tres posiciones, mandadas por coroneles, asistidos por un estado mayor, se controla prácticamente todo el territorio sahariano, ocupado progresivamente por las FAR desde febrero de 1976 hasta agosto del pasado año.
La línea defensiva
Cada sector del territorio está dividido en subsectores, con bases en localidades próximas a la línea defensiva, de manera que desde ellas se pueda ejercer un control más directo y organizado de lo que ocurre en los muros, concebidos como un trazado continuo, desde el río Dara (anti-Atlas) hasta el sur de Dajlia, y que impide la penetración del enemigo gracias a la existencia de puntos de apoyo próximos entre sí y bajo control de la artillería.EIsector de Guelminl, el más al Norte, ejerce control directo sobre la frontera argelina, especialmente ante la zona denominada Lagmada de Tinduf, donde las FAR aseguran que el Ejército de Liberación Popular Saharaui tiene concentrada la mayor parte de sus efectivos militares y, humanos, éstos últimos estimados por el Estado Mayor de Agadir entre 2.000 y 7.000 hombres.
De Guelmin, cuyo sector manda el coronel Hammun Arzaz, dependen los subsectores de Tizgui, Majbes y Farcia, puntos con buena situación estratégica, a corta distancia de la línea defensiva que separa Marruecos de la franja fronteriza de Tinduf y del límite norte con Mauritania.
El coronel Arzaz explicaba a EL PAÍS, sobre un mapa del subsector de Majbes, que, entre esta localidad y el muro defensivo, hay una distancia aproximada de 30 kilómetros y que, a partir de aquí y hasta la frontera argelina, hay tan sólo seis kilómetros.
Arzaz trataba de demostrar así que el Ejército marroquí tiene prácticamente bloqueada la frontera con Argelia, de manera que, caso de producirse una incursión o un ataque enemigo, necesariamente habría de partir de suelo argelino o de territorio mauritano.
Desde el sur de Majbes hasta Smara y Aingala, dependientes ya del sector de El Aaiún, hay una tierra de nadie, en forma de triángulo equilátero, inevitablemente cercado por el muro defensivo y por la frontera mauritana que deja fuera de control a núcleos de asentamiento nómada o puntos como Tifariti, Al Bir Lallu o Lajmar. Es aquí, al igual que ocurre al sur del Sáhara occidental entre Dajla y La Güera, donde las unidades del Frente Polisario tienen mayor capacidad de movimientos sobre el territorio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.