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LA CAMPAÑA DEL REFERÉNDUM

Los obispos españoles condenan la política de bloques, "tanto dentro como fuera de la OTAN"

Los obispos españoles se muestran partidarios de que, "dentro o fuera de la OTAN, es preciso promover decididamente todo aquello que nos acerque a la desaparición de los bloques, al desarme bilateral y total y a la instauración de un nuevo orden internacional". Esta es una de las afirmaciones que se recogen en el documento titulado Constructores de la paz, hecho público ayer en Madrid. En el texto, encargado por la asamblea plenaria y aprobado por la Comisión Permanente del Episcopado el pasado 20 de febrero, los obispos se definen, por primera vez y de forma oficial, sobre el terrorismo y las torturas como problemas internos de España, y dan por superado el "problema de las dos Españas".

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La primera reacción oficial del partido en el Gobierno al documento provino ayer de Txiki Benegas, secretario de organización del PSOE. Benegas dijo en Pamplona que en la lucha por la paz habría que distinguir el pacifismo del testimonio -que testimonia una voluntad de paz- y el pacifismo de la eficacia, que obliga y condiciona a la negociación a los países protagonistas de un conflicto. Benegas añadió que le gustaría conocer algún documento de los obispos que hable de la Iglesia, "pues hace tiempo que no publican nada sobre sus problemas".El documento, que provocó el pasado año una gran polémica en el seno del episcopado, fue presentado ayer por Ramón Echarren, obispo de Canarias y presidente de la Comisión de Pastoral Social. Echarren, principal impulsor de este texto, que ha tardado algo más de dos años desde el comienzo de su elaboración en recibir el respaldo definitivo de los obispos, dijo que el episcopado no ha pretendido hacer coincidir la publicación del mismo con la celebración del referéndum sobre la permanencia o no en la Alianza Atlántica.

"Ha sido una mera coincidencia", dijo Echarren. "La discusión del documento siguió su curso independientemente de lo que sucedía en el campo de la política española. Es verdad que los obispos hemos reflexionado muy detenidamente sobre: esta coincidencia, pero al final nos hemos decidido a publicarlo cuando ya estaba listo porque no pretende orientar a los cristianos respecto a la respuesta que deben dar al referéndum, sino respecto a la respuesta que deben dar a la paz. Pretende ser una iluminación de la política, pero no una politización del tema de la paz".

En la única referencia explícita que se hace en el documento al tema de la OTAN los obispos señalan que deben desaparecer los bloques. "Decimos un no a los bloques", explicó sobre este tema Ramón Echarren, "lo mismo que decimos un no a la división Norte-Sur". En el texto inicial se recogía una referencia mucho más amplia sobre el tema, pero fue separada del mismo y publicada el pasado 14 de febrero como una nota de la secretaría general de la Conferencia Episcopal bajo el título Actitudes éticas ante el próximo referéndum.

El documento comenzó a gestarse en el seno de la Comisión de Pastoral Social en junio de 1983. Tras 17 reuniones de esta comisión dedicadas a su estudio y ocho redacciones sucesivas la asamblea plenaria celebrada el pasado año decidió devolverlo a la comisión para que lo redactara de nuevo. Se incorporaron entonces: a la comisión dos nuevos obispos (Fernando Sebastián y Teodoro Úbeda) y finalmente la Comisión Permanente reunida el pasado mes de febrero aprobó el texto definitivo. Ramón Echarren dijo ayer que no había habido luchas en el seno del episcopado por causa de este documento, "sino diferencias de pareceres y de opinión". "Había obispos utopistas y otros muy realistas, que mantenían una realpolitik", dijo Echarren.

El contenido, de 48 páginas, se presenta en seis capítulos con una introducción y una breve conclusión. Los obispos apelan al ejemplo de Juan Pablo II, al de los últimos pontífices y al de los episcopados de otras naciones para tratar el tema de la paz, que se ha convertido en "clamor y exigencia de nuestro tiempo". En el análisis que hacen de la situación europea y mundial anotan también "la injusticia, las tensiones, las ideologías intolerantes, la presencia misma de la violencia", que en la sociedad española tienen caracteres singulares.

Armas nucleares

Las grandes cuestiones de la paz, de que trata el capítulo III, son "la guerra, el derecho a la legítima defensa y las cuestiones éticas que ésta plantea" y sobre todo la estrategia de disuasión. A esta última le dedican tres páginas. "La guerra, con armas nucleares, bacteriológicas o químicas, no puede ser justificada bajo ningún concepto ni en ninguna situación", se afirma en el documento, "por lo que la guerra debe ser condenada sin paliativos".En cuanto a la legítima defensa, nunca negada por la Iglesia, "el Estado tiene la misión primordial de defender de la mejor manera posible los derechos personales y colectivos contra cualquier clase de agresión injusta que pueda presentarse". "La legitimidad moral de la defensa no justifica la producción ilimitada de armas dando lugar a la industria armamentística".

El capítulo IV se dedica a Nuestros problemas internos y la paz. Tres temas merecen especial atención: la memoria de la guerra civil, las raíces socio-económicas de los conflictos internos y la lacra del terrorismo. "El terrorismo", dicen, "es intrínsecamente perverso porque dispone arbitrariamente de la vida de las personas, atropella los derechos de la población y tiende a imponer violentamente sus ideas y proyectos mediante el amedrentamiento, el sometimiento del adversario y, en definitiva, la privación de la libertad social". Los obispos hacen una velada crítica de la ley antiterrorista cuando abogan "por una legislación antiterrorista que ofrezca garantías suficientes para el respeto a la dignidad y los derechos de los detenidos".

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