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La 'hoguera' del taxi

15 atentados en tres días y la detención del asaltante reavivan los conflictos del sector

El Ayuntamiento de Madrid intenta reestructurar el sector del taxi, en el que los conflictos internos enfrentan a asalariados, autónomos y patronos, y ha convocado a "todas las partes, incluida la Administración, a una mesa de trabajo que iniciará sus reuniones a finales de mes", según Valentín Medel, concejal de Circulación y Transporte. Los problemas se han reavivado a raíz de los incendios y otros daños materiales en taxis cometidos en la ciudad a medidados de mes, y la detención del presunto autor, Manuel Barfaluy, taxista autónomo al que algunos de sus conocidos conectan a grupos ultraderechistas.

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El pasado día 11 empezó a regir en Madrid la subida de tarifas -un 9%- de los taxis. Dos días después, la noticia del incendio de cinco taxis y otros seis a los que les habían pinchado las ruedas durante la madrugada sacudió el sector profesional del taxi y reavivó la discusión sobre sus conflictos internos. El viernes y el sábado se sucedieron los atentados, hasta un total de 15 -incendio de tres vehículos más y rotura de lunas en otro-, y este último día fue detenido un taxista autónomo, Manuel Barfaluy, de 41 años de edad, al que se inculpa de estos hechos.El sector del taxi ha dividido sus opiniones entre las hipótesis de que el autor fuese un "demente solitario" o "el brazo de algún grupo ultaderechista". La personalidad de Barfaluy no ha ayudado, de momento, a despejar la incógnita, aunque -algunos de sus conocidos lo vinculan -sin datos precisos- a la extrema derecha.

Los atentados estuvieron adornados por unas octavillas anónimas en los parabrisas de los coches dañados en las que se arremetía contra el IVA, el Gobierno y las asociaciones sindicales y patronales taxistas. Un texto confuso, que no clarifica los problemas del sector -de largo historial conflictivo-, según los distintos grupos asociados.

Barfaluy fue detenido dentro de su taxi, pasadas las cinco horas del sábado 15. La policía le intervino una escopeta, un palo con machete y un frasco con líquido inflamable. En las diligencias no consta que se halla encontrado la máquina con la que se escribió la octavilla, según fuentes policiales.

Los principales problemas, según Valentín Medel, concejal de Circulación y Transportes del Ayuntamiento de Madrid, derivan en la actualidad de que "sobran taxis". "Los asalariados quieren ser autopatronos, pero el Ayuntamiento no puede dar más licencias", explica el concejal, "porque algunos de los nuevos autónomos serían pronto patronos e inmediatamente los nuevos asalariados pedirían lo mismo: otra licencia".

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El Ayuntamiento de Madrid celebrará el próximo día 27 la primera reunión de una mesa de trabajo para tratar de la reestructuración de este sector, según Medel. "Hace un mes y medio, aproximadamente, convocamos a todas las partes: representantes de la Seguridad Social, Trabajo, Hacienda, entidades patronales, laborales, sindicales". Y explica: "Les hemos pedido que nombren un representante y nos remitan, si lo tienen, algún informe previo, y hasta ahora hemos recibido un documento de la Asociación de Taxistas Aslariados y otro de UGT".

Hay 15.500 taxis en circulación y unas 70.000 personas con cartilla municipal que autoriza la conducción de este vehículo, aunque se estima que más de la mitad no está en ejercicio. Los asalariados son, en la actualidad, minoría y el número de los que ejercen legalmente la profesión está alrededor de los 2.000, aunque se calcula que son más lo que trabajan ilegalmente, como intrusos, sin estar dados de alta en la Seguridad Social.

Licencias

Fuentes informativas del grupo asalariado señalan que "muchos taxistas son empleados ilegales, o autónomos con licencia que les dieron las corporaciones franquistas y que usan el taxi como pluriempleo. Son funcionarios, policías, guardias civiles, bomberos oficinistas". Medel afirma que "los funcionarios pluriempleados en el taxi, ilegales o no, son una minoría". "Es difícil controlar el intrusismo. La policía hace inspecciones y se descubre a algunos ilegales, pero no puede controlar los 15.000 taxis moviéndose por Madrid", indica Medel.Los conflictos no nacen exclusivamente de la demanda de licencias, según distintas fuentes del sector, sino del carácter "conservador" del mismo. El hecho de que el convenio colectivo entre la patronal y los asalariados no se haya renovado desde hace seis años y que las relaciones laborales se rigan por acuerdos entre partes -patrono y obrero- reflejan los fuertes desacuerdos internos.

La mayor agrupación de autónomos y patronos es la Asociación Gremial del Taxi -prolongación del antiguo sindicato vertical-, paralelamente a la cual existen la Federación de Trabajadores Autónomos del Taxi -independiente- y la Asociación de Taxistas Autónomos, de UGT. En cuanto a los asalariados, un pequeño grupo está afiliado a UGT y un grupo más numeroso -unos 300- se integra en la Asociación de Taxistas Asalariados, de CC OO. No todos los taxistas en ejercicio están afiliados a algunas asociación o sindicato.

Uno de lols temas que más agrían los problemas es el de la compraventa de licencias, transación legal, con la que, no obstante, se obtienen sabrosos beneficios. En los grupos de asalariados se afirma que Ias licencias de taxi se pagan a más de 600.000 pesetas". En la patronal se asegura que tales cifras "son exgeradas". Medel afirma que, ciertas o inciertas las cifras, el hecho de vender una licencia de taxi es "completamente legal y el mercado libre, otra cosa es que se engañe a Hacienda, pero desde luego no se produce infracción contra el Ayuntamiento".

Los apuntes de este supuesto mercado negro crispan asimismo las relaciones laborales, en las que cada parte se hace fuerte. Los asalariados estiman que se les paga poco y los patronos -y muchos autónomos- aseguran que los asalariados piden demasiado.

Es en este contexto donde cobra fuerza el criterio, bastante generalizado fuera en asociaciones y sindicatos taxistas con excepción de la Asociación Gremial, de que "el taxi es un campo abonado para crear follones y desestabilización por parte de la ultraderecha". En este sentido se recuerdan situaciones cercanas en las que amplios grupos de taxistas "han armado mucho ruido con poco fundamento" y se apunta el ejemplo de la demanda de mamparas de seguridad con el pretexto de la inseguridad ciudadana, instalación que, una vez se autorizó, pocos han hecho.

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