Mitterrand nombra presidente del Consejo Constitucional a su ministro de Justicia
SOLEDAD GALLEGO-DIAZ, El presidente francés, François Mitterrand, nombró ayer a Robert Badinter, ministro de Justicia y una de las personalidades más significativas del Partido Socialista, nuevo presidente del Consejo Constitucional. El nombramiento que ha provocado cambios en otro ministerio, se produce a sólo cuatro semanas de las elecciones legislativas y ha sido acogido con malestar por la oposición.
Un sondeo publicado ayer por el diario conservador Le Figaro indica que la izquierda está progresando en las intenciones de voto (43% frente a un 40% el pasado mes de enero) y que la oposición ha bajado del 57 al 55%.
Michel Crepeau, de 56 años hasta ahora ministro de Comercio y dirigente del Movimiento de Radicales de Izquierda (MRG), ha pasado a ocupar la cartera de Justicia. El nuevo ministro de Comercio será el hasta ahora secretario de Estado Jean Marie Bockel, de 35 años. Robert Badinter está considerado como un amigo personal de Mitterrand y es el ministro más aplaudido en los mítines socialistas.
Abogado famoso y temido, es el autor de la ley que abolió la pena de muerte en Francia y del proyecto de reforma del Código Penal que fue enviado al Parlamento, precisamente ayer, para su urgente discusión.
El nuevo Código, que reemplazará al de Napoleón (que data de 1810) es la obra cumbre de Badinter, que le ha consagrado cuatro años de trabajos.
El nuevo presidente del Consejo Constitucional, de 57 años, simboliza para muchos militantes socialistas la pureza de la izquierda y la defensa de los derechos individuales.
Su nombramiento admite dos interpretaciones: para unos, Mitterrand ha querido preparar el camino para la coexistencia con un futuro Gobierno de oposición, colocando en el Consejo Constitucional a uno de sus más fieles seguidores. Para otros, se trata simplemente de un retiro dorado para una persona que no tiene ninguna posibilidad de continuar en el Gobierno a partir del 16 de marzo.
El Consejo Constitucional está formado por nueve miembros, nombrados, a partes iguales, por el presidente de la República, el presidente del Senado y el presidente de la Asamblea Nacional. Entre sus competencias figura la de pronunciarse sobre la constitucionalidad de las leyes y la de dar su opinión sobre el ejercicio de los pode res excepcionales previstos en el artículo 16 de la Carta Magna.
Según el secretario general del Elíseo, Jean Louis Bianco, el presidente de la República ha actuado "dentro de la más completa normalidad", puesto que el mandato de tres miembros del Consejo expira el próximo 5 de marzo.
El presidente de la Asamblea Nacional ha designado como sustituto de uno de los cesantes a Robert Favre (ex dirigente del MRG) y el del Senado, a Maurice-René Simonnet. El actual presidente del consejo, Daniel Mayer, considera do también como una persona próxima a Mitterrand cesa para permitir que Badinter ocupe su puesto, aunque continuará ocupando una plaza como consejero.
Las primeras reacciones de la oposición fueron muy duras. Jean Claude Gaudin, portavoz de la Unión para la Democracia Francesa (UDF) en la Asamblea, consideró que el nombramiento es "una verdadera provocación, si se tiene en cuenta el momento elegido, en plena campaña electoral, y el importante papel que jugará el Consejo Constitucional entre 1986 y 1988".
Ejercicio peligroso
Jacques Barrot, del mismo grupo, estimó que Robert Badinter es "una personalidad demasiado comprometida políticamente para ocupar ese cargo. La coexistencia se va a convertir en un ejercicio peligroso, sobre un hilo de alta tensión".
La irritación de la UDF y de la Asamblea Para la República (RPR, gaullista) se explica también por las previsiones de los nuevos sondeos.
Si las elecciones legislativas se celebraran hoy, la oposición de centro-derecha conseguiría la mayoría absoluta, pero sólo por 32 escaños, según Le Figaro. El sondeo encargado por el diario conservador indica que la oposición, incluido el ultraderechista Frente Nacional, lograría un 55% de los votos, frente al 43% de la izquierda.
Prácticamente todas las encuestas efectuadas en la última semana revelan una progresión de la izquierda, gracias a la movilización de los indecisos.
El Partido Comunista Francés continúa situado en un 11 % de las intenciones de voto, pero el Partido Socialista ha pasado del 26% al 27,5%, lo que le permitiría afirmarse como el primer partido del país. Su más inmediato seguidor, el RPR, dirigido por Jacques Chirac, no superaría el 25%.
Desde el punto de vista de la repartición de escaños, los socialistas obtendrían, gracias al sistema proporcional, 181 (frente a los 169 que se les atribuía a primeros de este mismo mes) y el RPR, 163.
La UDF conseguiría 143 escaños, lo que asegura a la oposición de centro-derecho una mínima mayoría absoluta en la Asamblea Nacional sin necesidad de coligarse con el Frente Nacional, de Jean Marie Le Pen, al que el sondeo concede un 7% de las intenciones de voto y un máximo de 18 escaños.
La progresión de los socialistas no impedirá su derrota electoral, según las previsiones de todos los sondeos. A lo más, el PS podrá contar con una minoría suficientemente fuerte como para bloquear la aprobación de leyes orgánicas y sostener al presidente Mitterrand en el Elíseo.
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