El informe francés sobre el cáncer pide prioridad para la lucha contra el dolor

Los hospitales en los que se trata a enfermos cancerosos deben poseer una unidad de lucha contra el dolor, en coordinación con los servicios de anestesiología. La falta de una política de tratamiento de los enfermos terminales es uno de los principales motivos de enfrentamiento entre los médicos y las estructuras sanitarias, por un lado, y los enfermos, familiares y opinión pública, por otro. La situación debe ser urgentemente corregida mejorando la atención que se presta al dolor y la formación de médicos, enfermeras y administradores hospitalarios, a fin de proporcionar "un entorno psicológico más adecuado". Esta es una de las conclusiones del Libro blanco sobre los cánceres, que acaba de ser publicado en París.

El Gobierno encargó, en 1983, a una comisión nacional presidida por el doctor Yves Cachin, que preparara un informe exhaustivo sobre la lucha contra el cáncer, sus lagunas y sus objetivos a corto y medio plazo. Un centenar de especialistas (médicos, investigadores, representantes de asociaciones de antiguos enfermos, administradores de la Seguridad Social y psicólogos) han trabajado durante dos años para elaborar este Libro blanco en el que se pasa revista a todos los aspectos relacionados con la enfermedad.Desde el punto de vista de la organización hospitalaria, los especialistas franceses aconsejan que todos los hospitales públicos , y especialmente los centros universitarios, posean departamentos de cancerología y radioterapia. Se ha calculado que una correcta cobertura del problema exigiría la existencia de una unidad de oncología cada 400.000 o 500.000 habitantes en zona urbana, y cada 200.000 o 300.000 en zona rural, dada la mayor dispersión de la población. Los centros de tratamiento del dolor deberían crearse en los hospitales generales, que son los que acogen a un mayor número de enfermos terminales.

El informe plantea también la conveniencia de crear Comités Técnicos Regionales de Cancerología, organismos consultivos encargados de coordinar el trabajo de los establecimientos públicos y privados y los distintos tipos de asistencia médica. El secretario de Estado para la salud, Edmond Hervé, ha aceptado inmediatamente la propuesta y ha dado instrucciones a los servicios provinciales para que pongan en marcha estos comités.

El Libro blanco considera que un tratamiento más humano de los enfermos cancerosos pasa por la extensión y perfeccionamiento de la asistencia a domicilio. "La norma debería ser mantenerles en la medida de lo posible en sus casas, reduciendo los períodos de hospitalización", explica. Sin embargo, la estructura actual es "arcaica y desigual". Se impone una reforma de los procedimientos administrativos y de la organización médica, a fin de que los enfermos puedan recibir asistencia y mantener, al mismo tiempo, el contacto con su medio familiar.

Datos personales

El capítulo de la investigación epidemiológica merece también duras críticas por parte de la Comisión Nacional. "Francia", señala el informe, "padece un considerable retraso en el conocimiento de los factores que provocan los cánceres y de su distribución geográfica". Los expertos se quejan de que la normativa actual en defensa de la confidencialidad les impide realizar estudios epidemiológicos y, consecuentemente, poner en marcha campañas de prevención y de diagnóstico precoz. El Gobierno ha anunciado ya que enviará inmediatamente a la Asamblea Nacional un proyecto de ley, complementaria de la Ley de Informática y Libertades, a fin de autorizar la centralización de datos médicos. La nueva ley permitirá elaborar estadísticas "con fines de explotación científica y sin revelar por ello los datos personales de cada individuo".

El Libro blanco sobre los cánceres hace hincapié repetidamente en la necesidad de organizar campañas de prevención, "puesto que la acción preventiva es la que ofrece mejores posibilidades de mejorar el nivel de salud del país". La comisión nacional pide al Gobierno que respete y haga respetar estrictamente la reglamentación sobre el uso de productos cancerígenos y que amplíe dicha legislación a fin de limitar aún más o incluso de eliminar completamente la presencia de cancerígenos químicos en la industria.

Los "cánceres profesionales"

Igualmente solicita que se preste más atención a los cánceres profesionales, tanto desde el punto de vista de la investigación como del de disminución de riesgos y señala que los empleados deben recibir el máximo de información posible sobre los peligros que entraña su puesto de trabajo.

Los expertos consideran que el diagnóstico rápido de los tumores constituye uno de los elementos esenciales de la lucha contra el cáncer. En el caso del cáncer de mama, además de extender la autopalpación, se considera necesario que las mujeres de más de 40 años se sometan a exámenes sistemáticos cada tres años. El plazo debe ser menor (cada seis meses, un año o dos años, según los factores de riesgo) para la prevención del cáncer de cuello de útero. Igualmente se señala que los médicos deben prestar sistemáticamente una mayor atención al examen de las heces de pacientes de entre 45 y 75 años a fin de detectar restos de sangre que puedan anunciar la existencia de un tumor de colon o de recto.