Felípe González analiza con el presidente de la OPEP la difícil situación del mercado mundial de petróleo
El ministro de Energía y Minas de Venezuela y presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Arturo Hernández Grisanti, se entrevistó ayer con el presidente del Gobierno, Felipe González, en el palacio de la Moncloa. Hernández Grisanti declaró a este periódico que la visita al presidente español fue "de cortesía", aunque pudo aprovechar la circunstancia de su regreso a Caracas, procedente de Ginebra, para analizar con el presidente español la difícil situación que atraviesan los productores. Por otro lado, la caída del precio del crudo continuó ayer en los mercados mientras el dólar marcaba un nuevo mínimo en Madrid (149,68 pesetas).
El precio del petróleo experimentó ayer en el mercado londinense una baja de 1,50 dólares, que casi anuló la subida experimentada el día anterior. El brent del mar del Norte se cotizó el lunes por encima de los 18 dólares (algo menos de tres dólares más que el cierre del viernes), pero ayer perdió la mitad en la apertura del mercado londinense, dentro de la línea de descenso marcada el lunes en Nueva York.Por su lado, Hernández Grisanti, que desde diciembre pasado ocupa la presidencia de la OPEP, llegó a Madrid procedente de Ginebra, donde el pasado domingo mantuvo conversaciones con el ministro de Energía de Noruega, Kaare Kristiansen, al que trató de convencer, sin éxito, para que este productor del mar del Norte recorte su producción y ayude a la OPEP a estabilizar el crudo.
Hernández Grisanti, según fuentes oficiales, expuso a Felipe González la nueva política de precios y ventas de Venezuela (sus tarifas han bajado a un nivel próximo a los 17 dólares) y le explicó los contactos que ha mantenido, como presidente de la OPEP, en las últimas semanas orientados a estabilizar el precio del crudo.
Ayer circularon rumores en Madrid en torno a una eventual oferta venezolana para tomar una participación en una refinería española a cambio de un contrato de adquisición de crudo a largo plazo, tipo a la asociación patrimonial que une a Petronor con Pemex, de México. Este acuerdo permitiría a Venezuela ampliar sus ventas de crudo a España. Hernández Grisanti manifestó a EL PAÍS que no discutió este tema con Felipe González, por entender que no era el objeto de su visita.
Por su parte, fuentes españolas también descartaron una operación de este tipo a corto plazo, al menos con la refinería española que es suceptible de venta en estos momentos, la de Explosivos Río Tinto (ERT) de Huelva. Dado el escaso nivel de conversión catalítica de esta instalación, muchos dudan que un productor de crudos pesados como Venezuela se sienta atraído por esta inversión, al menos que trate de conseguir una cuota del mercado español.
Este último aspecto, sin embargo, plantearía problemas jurídicos de difícil solución debido a los compromisos adquiridos por todas las refinerías en la denominada operación Campsa. Asimismo, forzaría a ERT a introducir una separación patrimonial en la sociedad, para lo que necesitaría el beneplácito del denominado comité de acreedores.
Con todo, el ministro venezolano para el Fondo de Inversiones, que asistió la semana pasada a un seminario en Davos (Suiza, desveló a un enviado especial de este periódico a Davos el aparente interés de Venezuela por tomar una participación en una refinería española. El ministro habló de los contactos mantenidos con representantes de ERT, como reanudación de los ya celebrados hace años.
Venezuela vendió 1.380.000 toneladas de crudo a España, en su mayor parte destinado a la fabricación de asfaltos. Caracas ha ampliado su mercado en España en 1985 frente a 1984, cuando apenas vendió 817.000 toneladas, pero sin adquirir la importancia que tiene México, que el año pasado vendió más de 6,7 millones de toneladas.
Respecto a la baja del dólar, fuentes financieras madrileñas atribuyen la caída a las expectativas de que la Reserva Federal, cuyo comité de mercado se reunió ayer en Washington, decida mantener inalterable los tipos de interés. La idea de que la caída del petróleo beneficia más a Europa y a Japón que a Estados Unidos ha provocado, a su vez, una corriente especulativa de los inversores hacia las monedas europeas que ha dañado al dólar.
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