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Sectores shiíes admiten que aprovecharon el reconocimiento de Israel para secuestrar a los tres funcionarios en Beirut

Las personas que secuestraron hace 17 días a tres funcionarios al servicio de la Embajada de España en Líano eligieron justamente ese momento para cometer su acción porque pensaron que en tal fecha -coincidente con la apertura de relaciones entre Madrid y Tel Aviv- tendrían más probabilidades de éxito, según diversas fuentes shíes consultadas. No obstante, los principales responsables shiíes negaron cualquier vinculación entre el secuestro y la apertura de relaciones diplomáticas entre España e Israel.Tanto Nabih Berri, líder de la milicia shií libanesa Amal, como la máxima autoridad religiosa shií oficial del país, el mufti Abdel Amir Kabalan, negaron cualquier relación entre la captura de los españoles Pedro Sánchez y Asad Abdo, geo y canciller de la Embajada, respectivamente, y el libanés Gaspar Abdo, vicecanciller, y la iniciativa diplomática española, que ambos lamentaron. Los tres funcionarios fueron secuestrados el viernes 17 de enero, en la autovía del aeropuerto de Beirut, por familiares de los reos sliffes Mohamed Rahal y Mustafá Jalil, que cumplen en la prisión madrileña de Alcalá-Meco una condena de 23 años de cárcel por el frustrado asesinato, en septiembre de 1984, de un diplomático libio. Los familiares pretenden intercambiar a sus rehenes por los dos convictos.

En las cartas redactadas en árabe y enviadas a sus padres, los dos presos señalaron que durante los primeros interrogatorios a los que fueron sometidos por la policía es pañola, en septiembre de 1984, se les amenazó, para arrancarles confesiones, con entregarles al Mossad (servicio secreto israelí), según relató en junio pasado a este periódico Zahar Rahal, madre de Mohamed.

El anuncio del inminente establecimiento de relaciones entre España e Israel reavivó, recalca una fuente shií independiente, los temores de estas gentes incultas, para quienes la mera apertura de una embajada israelí en Madrid puede significar un empeoramiento de las condiciones del cautiverio de sus hijos.

Pero otros dos motivos incitaron a los clanes Rahal y Jalil a pasar a la acción a partir del momento en que se produjese la oficiafización de las relaciones entre los Gobiernos español e israelí. La adopción de esa iniciativa por el Gabinete de Felipe González convertía a España, en opinión de algunos responsables de Amal, en un "país como los demás de Europa", con el que no había que tener especiales atenciones.

Amal, cuyas bases comulgan con la causa de esas familias privadas de sus hijos, brindó incluso un cierto apoyo logístico a los secuestradores para llevar a cabo su operación, y su dirección, incapaz de ordenar esta vez la puesta en libertad de los tres prisioneros, propuso a la Embajada de España desempeñar un papel mediador entre los elanes Rahal y Jalil y las autoridades españolas.

El segundo motivo de peso que alentó a los familiares a actuar entonces contra ciudadanos españoles fue el convencimiento de que Siria, la potencia aliada a Amal en Líbano, no pondría el mismo empeño en obtener la liberación de los rehenes después de que España hubiese establecido relaciones diplomáticas con el "enemigo sionista", y las presiones de Damasco que padecería la milicia shií y esa comunidad confesional, en general, serían más fáciles de resistir.

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[Por otra parte, el Sindicato Profesional de Policía Uniformada (SPPU) que agrupa a un colectivo de 9.500 miembros de la Policía Nacional, ha enviado un escrito a Interpol-España en el que pide se intensifique la búsqueda del geo secuestrado en Beirut, Pedro Sánchez Anula].

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