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Reportaje:LA 'OTRA EUROPA'Yugoslavia sin la dirección de Tito / 1

Los tecnócratas intentan relevar a los partisanos

JUAN FERNÁNDEZ ELORRIAGA, Hace cuatro decenios bajaban de las montañas yugoslavas cientos de miles de jóvenes veinteañeros victoriosos a hacerse cargo de la Administración de un país arrasado por la invasión germanoitaliana y por la guerra civil. Eran los partisanos de Josep Broz Tito, el segundo ejército aliado del continente europeo. Este año se jubila la inmensa mayoría de ellos. Pocos antiguos partisanos quedarán en el poder en diciembre. Ya en mayo será designado primer ministro Branko Mikulic, de 58 años de edad. Los jóvenes tecnócratas necesitarán toda la ciencia del mundo para poner en orden un país joven, hoy desgarrado por los egoísmos nacionalistas, surgido el año 1918 de las cenizas de la I Guerra Mundial.

Tendrán que enderezar todo el irracionalismo de los últimos 15 años de Tito: la deuda exterior de 20.000 millones de dólares (tres billones de pesetas), el paro de más de 15% y el doble juego de comunistas que han montado un tinglado económico anarcoliberal. El ingreso de España y Portugal en la Comunidad Económica Europea sorprende a Yugoslavia y Albania fuera del Mercado Común, del Comecon (el equivalente en el bloque socialista al Mercado Común europeo), y de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), las agrupaciones que copan Europa. El síndrome de la soledad preocupa a los tecnócratas yugoslavos, que se resienten de no tener casi incidencia en tecnologías y mundos de los que dependen y cuyas patentes compran. Los acuerdos especiales de la no alineada Yugoslavia con el Mercado Común y con el Comecon se quedan cortos en una Europa cada vez más cuadriculada.La Comunidad Económica Europea, consciente del celo independentista de Yugoslavia, ha iniciado con mucho tacto avances para introducir a Yugoslavia en el proyecto tecnológico Eureka y, poco a poco, en el Consejo de Europa, a través de la colaboración cultural. La Unión Soviética vigila atentamente esos intentos, apostando por el mal menor del estricto no alineamiento yugoslavo. Mal menor, porque el deslizamiento de este país hacia el Este o el Oeste es una peligrosa quimera que ni occidentales, ni soviéticos, ni yugoslavos se atreverían a enfrentar en medio de este segundo vendaval de guerra fría.

El francés Claude Cheysson, comisario europeo encargado de Política Mediterránea y Relaciones Norte-Sur, fue el pasado mes de junio a Belgrado a poner su proverbial intrepidez al servicio del acercamiento de Yugoslavia a la Europa occidental. "Los científicos yugoslavos han manifestado su interés en el proyecto Eureka y tampoco los políticos quieren estar al margen", declararía por aquellas fechas en Belgrado Louis Mermaz, presidente de la Asamblea Nacional francesa. También el Comecon le ha ofrecido a Yugoslavia participación en investigaciones de alta tecnología. Pero hay en Yugoslavia -país de casi 22 millones de habitantes y una superficie equivalente a la mitad de la española- una penuria de capitales y una obsesión exportadora. La investigación se antoja, a corto plazo, como un lujo.

El 'no alineamiento'

A casi seis años de la muerte de Tito, el no alineamiento sigue siendo una de las pocas pirámides que ha sobrevivido, intacta, al legendario croata. Las relaciones con la URSS se han estabilizado, extinguidos los intentos de un Breznev que en 1977 intentó obtener, por las buenas, favores navales de aprovisionamiento en el Adriático yugoslavo. "Nos aceptan tal como somos, sin movernos un paso", declaraba Tito poco antes de morir. La URSS controla el 42% del comercio exterior yugoslavo.

Por su parte, Estados Unidos respeta el estado actual e intenta siempre mermar los bríos tercermundistas yugoslavos a través de su enorme influencia financiera en la deuda exterior yugoslava. Hace poco, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, golpeó en Belgrado el micrófono de la mesa en la que disertaba contra el asilo de tránsito que los yugoslavos le habían concedido al palestino Abu Abbas tras el secuestro del barco italiano Achille Lauro. Su homólogo yugoslavo, el musulmán Raif Dizdarevic, pálido de ira contenida frente a un Shultz de mejillas encendidas, alcanzó a explicar que con la desaparición de la opresión se irían buena parte de las causas que engendran el terrorismo en el Tercer Mundo. En Belgrado creen que Estados Unidos sigue con Yugoslavia la táctica del susto repentino. Tras una tanda de relaciones idílicas hay a menudo un sobresalto de este tipo.

Para los sectores más pragmáticos del socialismo yugoslavo, el Tercer Mundo es una carga diplomática excesiva. Yugoslavia es el único país continental europoeo no alineado, si exceptuamos las islas de Malta (mediatizada por Italia) y Chipre (ocupada en un 38% de su territorio por Turquía y con dos bases británicas en su parte libre). Los tecnócratas yugoslavos son partidarios de un acercamiento al carro de los neutrales: Suecia, Suiza, Austria, Finlandia, San Marino y Liechtenstein.

A diferencia del no alineamiento tercermundista, el neutralismo es una doctrina que no compromete ante las quejas antiimperialistas de los condenados de la tierra. Pero el neutralismo está reservado en Europa a los países de economía capitalista.

El no alineamiento es más afín por sus facetas reivindicativas a la ideología marxista-leninista, todavía oficial en el partido único yugoslavo, que se Rama Liga de los Comunistas, pero aporta escaso beneficio en cifras. El comercio con el Tercer Mundo suponía el año 1982 el 20% del total yugoslavo. En 1985 bajó al 15%, petróleo árabe-iraní incluido.

En su entorno balcánico, Yugoslavia tiene que convivir con siete países bien diversos. Dice un chiste que Yugoslavia limita con brigama, palabra que en serbocroata significa tribulaciones y se forma con las iniciales de otros tantos pueblos fronterizos de ella: búlgaros, rumanos, italianos, griegos, albaneses, magiares y austriacos. Como todos los chistes, tiene su lastre de exageración. Con Rumanía, Italia y Hungría las relaciones se han hecho buenas. Con Grecia hay algún nubarrón por la insistencia de Yugoslavia en los derechos culturales de los eslavos que viven en Macedonia, no reconocidos como minoría por Atenas. Con Bulgaria se da el odio frecuente entre los hermanos de raza y cultura.

La pérdida de imagen del hombre a quien querían los niños

J. F. E, No eran raros los casos de niños yugoslavos a quienes les preguntaban sus padres si les querían más a ellos o a Tito. Ahora, el culto a la personalidad del legendario mariscal se está esfumando. Hace poco, el diario oficialista Borba criticó la decisión de imprimir el retrato de Tito en los nuevos billetes de 5.000 dinares. Ya en las escuelas, Tito está desapareciendo del techo de los valores santipatrióticos, y aunque su foto sigue presidiendo pastelerías privadas, escuelas, fábricas y oficinas, su imagen ha perdido magia.A finales de diciembre, la Prensa se atrevió a tocar a uno de los personajes más cercanos a Tito durante 30 años. Su última esposa, Jovanka BudisavIjevic de Broz, fue criticada en la asamblea por el ministro yugoslavo de Justicia, Borislav Krajina.

La viuda Jovanka, de la que Tito se había alejado, sin divorciarse, en los últimos tres años de su vida, reclamaba tras la muerte de su ilustre marido un inmenso patrimonio de bienes que éste usó en vida. No le bastaba el mayor sueldo del país, unas 90.000 pesetas, con coches, servicio, teléfono, guardaespalda y todo gratis en una villa construida a su gusto frente a la residencia del embajador estadounidense.

Sería curioso que Jovanka contara un día su versión. Según el biógrafo de Tito, la viuda tuvo en su tiempo escondidos en la lavadora de su residencia documentos importantes sobre el pasado inmediato del país. La revista Danas, de Zagreb, ha criticado los ataques contra Jovanka.

Quien está siendo revisado a fondo es Edvard Kardelj, cerebro económico al que Tito le dio carta blanca para errar y acertar. En los últimos años de su vida, Tito lamentó lo poco que sabía de economía, por haberse concentrado en la política y las artes militares. Mientras tanto, el pueblo pide culpables del endeudamiento y el irracionalismo que se adueñó del país entre 1972 y 1980.

La semana pasada, Jure Bilic, miembro de la presidencia del partido, dijo en una proclama televisada en directo que se conocen los nombres de quienes erraron en el capítulo económico de endeudamiento del país, y manifestó que es "un toma sobre el que se podría debatir".

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