Plan para ahuyentar las bandadas de gaviotas en el aeropuerto de Parayas

Desde hace 15 días, el aeropuerto de Parayas, situado al sur de la bahía de Santander, ensaya un sofisticado sistema a fin de ahuyentar las ingentes bandadas de gaviotas y pájaros de otras especies que viven durante todo el año en los alrededores y constituyen un peligroso inconveniente para la aviación. En la primavera de 1984, un avión procedente de Madrid quedó inutilizado al tomar tierra por haber succionado dos aves marinas; el vuelo de retorno a Barajas quedó suspendido, y hubo de pedirse otro avión a Madrid para salir de la emergencia.Expertos en cetrería de la región declararon entonces, pensando tal vez que sus halcones peregrinos serían capaces de resolver el problema, que una tragedia podría sobrevenir cualquier día en el aeropuerto de Cantabria en razón de la excepcional abundancia de aves marinas que tienen en el entorno un medio natural muy propio para su existencia, como las marismas, rías circundantes y basureros.

Por delante de otros aeropuertos nacionales (Tenerife Sur, Palma de Mallorca y Menorca, entre ellos) situados en las proximidades del mar que también sufren los mismos problemas, acaban de instalarse en Parayas modernos aparatos emisores de sonidos electrónicos en baja y en ultraalta frecuencia, estos últimos no perceptibles por el hombre. Los pájaros suelen tener una vista excelente y un oído solamente discreto, pero, según los ornitólogos, son muy sensibles a las ondas acústicas de carácter no natural. Desde hace días se observa ya en los alrededores de Parayas un cierto desasosiego entre gaviotas y aves frías, que en esta época del año llevan una existencia sedentaria cerca de la pista. Si todo marcha bien, tal como ha ocurrido en otros aeropuertos del mundo, el de Cantabria podría quedar definitivamente libre de la presencia de las aves.

En su día había sido rechazada la utilización de halcones peregrinos, que, en opinión de los cetreros regionales, podrían ser un interesante instrumento, de disuasión biológica. A raíz de lo ocurrido hace dos años se optó por la utilización de altavoces que exhalaban horrísonos aullidos, pero resultó inoperante.

La primera víctima

Próximamente, otros aeropuertos nacionales, siguiendo un plan de seguridad para la navegación aérea, instalarán los mismos instrumentos que acaban de probarse en Parayas. La amenaza de las aves para la aviación fue patente desde que un legendario pionero norteamericano, Carl Rodgers, en 1912, cayó al suelo cuando volaba de costa a costa de Estados Unidos, por culpa, precisamente, de un ave marina alojada en el mecanismo de control de su frágil aeronave.