Un dirigente religioso shií afirma que hay que excarcelar en un mes a los dos presos libaneses
El máximo dignatario religioso shií de Líbano, Abdel Amir Kabalan, afirmó ayer que el plazo de un mes era el idóneo para que España excarcelase a los dos libaneses de confesión shií después de que se produzca la liberación de los tres funcionarios, al servicio de la Embajada española en Beirut, secuestrados el pasado viernes; pero fuentes allegadas a las negociaciones señalaron que el Gobierno de Madrid se niega a ponerlos en libertad antes del verano, aunque los apresados sean soltados inmediatamente.Uno de los argumentos esgrimidos por las autoridades españolas para conseguir una ampliación del plazo es su deseo de evitar, tras el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Madrid y Tel Aviv proporcionar más argumentos a Libia para ejercer represalias a causa del traslado a Líbano de dos convictos que, en septiembre de 1984, intentaron dar muerte a un funcionario de su embajada en la capital española, por lo que fueron condenados a 23 años de cárcel.
Para tratar de obtener la liberación de estos dos presos, encarcelados en la prisión de Alcalá Meco, sus familiares capturaron en Beirut al geo Pedro Sánchez y al canciller Asad Abdo, ambos españoles, asi como al vicecanciller libanés Gaspar Abdo, pero a pesar de los contactos mantenidos entre el embajador de España, Pedro de Arístegui, y la milicia shií Amal, que actúa como intermediaria, las conversaciones iniciadas hace una semana han avanzado muy poco a causa de una multitud de razones.
Condena el secuestro
Kabalan reiteró, una y otra vez, que condenaba el triple secuestro y se esforzaba por lograr la liberación de los rehenes, aunque hizo también hincapié en que debían "comprenderse las circunstancias que condujeron a dos familias privadas de sus hijos, que no son terroristas, a recurrir a estos métodos para intentar traerlos de nuevo a casa"."Su acción", añadió el mufti, "no está en ningún caso dirigida contra España ni sus gentes", aunque, no obstante, lamenta que el "Gobierno de Madrid no haya sido capaz de respetar la palabra dada ni haya cooperado lo suficiente con su representante en Líbano para solucionar este asunto". Kabalan aludía, obviamente, a las promesas formuladas por Arístegui, en junio, con el beneplácito de su ministerio, sobre la conclusión de un acuerdo consular con Líbano que permita a ambos convictos cumplir su condena en su país de origen. Pero esa fórmula jurídica parece ahora descartada porque no sólo los familiares, sino las mismas autoridades españolas, la consideran excesivamente lenta.
El dignatario religioso insistió, por otra parte, como también lo hizo Nabih Berri, jefe de Amal, en que lo sucedido el viernes no guarda relación alguna con el establecimiento por Madrid de relaciones diplomáticas con Tel Aviv, aunque, recalcó: "Deploro ese gesto hacia un país fascista como Israel, que no permite vivir en su tierra a sus habitantes, los palestinos".
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