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El desafío económico del subcontinenteamericano / 1

América Latina tiene hoy la misma renta 'per cápita' de 1977

Joaquín Estefanía

JOAQUÍN ESTEFANÍA, Crecimiento, débil y concentrado, generalización y acentuación del proceso inflacionista y deterioro del sector externo son los caracteres que definen la situación económica de América Latina el último año. Dos datos apuntalan una coyuntura desfavorable en términos absolutos y relativos: la renta per cápita (que se redujo 1,5 puntos si se excluye a Brasil) es la misma que en 1977, es decir, se han perdido ocho años de crecimiento; además, la zona ha sido exportadora neta de capitales. En el período 1982-1985 América Latina, como si te sobrasen, ha reenviado al mundo industrializado 108.000 millones de dólares.

Desde hace al menos un lustro, todos los años son el peor año desde la posguerra para América Latina. Ejercicio a ejercicio, las condiciones se van deteriorando, y el subcontinente, que prometía ser una de las reservas del mundo, va hundiéndose en el pozo del subdesarrollo más mísero y desesperante, que es aquel de quien tiene posibilidades y las desecha poco a poco. Es más, a niveles generales (los países de América Latina son muy diferentes entre sí), no sólo no se está produciendo un fenómeno de acumulación, sino que en los cuatro últimos años es una zona exportadora neta de capitales; es decir, que lo poco que se podía aplicar para invertir y crear riqueza, parte por caminos inalámbricos hacia el corazón del sistema, hacia el llamado Primer Mundo.Vencedores y vencidos

Cada vez toman más vigencia las palabras escritas por el uruguayo Eduardo Galeano hace 15 años: "La historia del subdesarrollo de América Latina integra la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura el chatarra, y los alimentos se convierten en veneno".

Los primeros datos de la economía latinoamericana de 1985 ya se conocen; son rasgos de continuidad en la desgracia: crecimiento débil y concentrado; generalización y acentuación de los procesos inflacionistas; y deterioro de su relación real de intercambio. Como consecuencia de ello se ha producido "un persistente agravamiento de los problemas estructurales que aquejaban ya a las economías latinoamericanas.

Al subempleo estructural se han agregado altos niveles de desempleo abierto que afectan especialmente a los jóvenes; la pobreza y la marginalidad se han extendido y han agudizado los problemas de los grupos de menores ingresos.

Clase media baja

Asimismo, la erosión de los niveles de bienestar alcanza crecientemente a los grupos medios. La inversión ha caído fuertemente, lo que compromete el desarrollo futuro (...). Todo esto contribuye a aumentar las tensiones sociales y políticas internas". Este aséptico cuadro clínico pertenece, como los datos que se aportan, al Balance preliminar de la economía latinoamericana que todos los años elabora la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organización perteneciente a las Naciones Unidas, que el pasado año ha cambiado a su secretario general. Enrique Iglesias, actual canciller del Gobierno democrático de Uruguay, fue sustituido por Norberto González.

1985 ha acentuado las distancias. Al acabar el año la renta per cápita de la región (aumento del 0,5%) era más baja que en 1980, equivaliendo, casi exactamente, a la del año 1977. Así, son ocho años perdidos de crecimiento. En el pasado año, el producto interior bruto (PIB) de la zona aumentó un 2,8%, inferior al 3,2% de 1984. Si se desagregan estos porcentajes, la realidad es peor: excluyendo a Brasil -que creció el 7%-, el Producto Interior Bruto únicamente creció el 0,8% y la renta per cápita disminuyó un 1,5%. La renta per cápita se redujo en 14 de las 20 naciones sobre las que se dispone información.

La inflación volvió a recobrar todo el sentido que ha tenido hablar en el pasado de "inflación latinoamericana".

La media del índice de precios al consumo regional fue del 610% (frente al 164% del año anterior). En este porcentaje va incluida la experiencia tipo República de Weimar de Bolivia, que tuvo una inflación anual del 11.300%, lo que eleva considerablemente la media.

El 'plan austral'

Si se excluye a este país, la media desciende al 144%. Sin embargo, en los últimos meses del año, el proceso inflacionista parecía ceder esperanzadoramente en algunos países como Argentina (plan austral), Perú y Bolivia (nuevos Gobiernos tras elecciones democráticas).

Por último, hubo un cambio de tendencia -a peor- en el sector exterior. El valor de las exportaciones latinoamericanas descendió un 6%, la relación de precios de intercambio se redujo un 3% y las importaciones disminuyeron un 2%. La causa principal de la baja de las exportaciones se debió al descenso del 4% del valor unitario de las mismas (que compensó el alza del 11,5% un año antes), así como la contracción en cerca de un 2% del volumen de los bienes y servicios vendidos al exterior. El superávit del comercio de bienes, que se había cuadriplicado entre los años 1982 y 1984, descendió el pasado año a 34.300 millones de dólares.

El déficit por cuenta corriente volvió a subir y disminuyó el ingreso neto de capitales, que fue tan sólo de 4.700 millones de dólares. La balanza de pagos global cerró con un saldo apenas positivo de 300 millones de dólares.

Exportar capitales

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, "el monto neto de los préstamos e inversiones fue inferior al de las remesas de intereses y utilidades". Es por ello por lo que América Latina efectuó, por cuarto año consecutivo, una transferencia de recursos hacia el exterior.

Esta transferencia fue de más de 30.000 millones de dólares, lo que significa una reducción de la capacidad de importar de la región equivalente al 28% de valor de las exportaciones de bienes y servicios. "Con ello, la transferencia total de recursos hacia el exterior generada por los movimientos financieros ascendió a 108.000 millones en el período 1982-1985".

Del mismo modo que el año anterior, en el periodo considerado la mayor parte de esta transferencia se originó en los grandes países: México, Brasil, Venezuela y Argentina.

En términos relativos, la transferencia fue igualmente importante en naciones como Ecuador, Perú, Uruguay y Chile. Por el contrario, Haití y los países de América Central, con la única excepción de Guatemala, recibieron un monto considerable de recursos desde el exterior.

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