Revolución afectiva
Con Falcon Crest, la serie televisiva que se ha vuelto a reponer, estamos ante la última revolución de nuestra era, después de la informática, la genética..., y es la afectiva. Si ya de por sí la serie no respeta nada, es pura defecación de¡ buen sentido y de los sentimientos, por debajo de ello late el trastocamiento al que al principio me refería: hijos de tres padres (se sustituye a la pareja tradicional), madres enamoradas fervientemente de sus hijos, sin disimularlo (el "cariño" con el que los alude constantemente), parricidios sin fin, relaciones abuela-nietos que sustituyenla clásica o natural madre-hijos. Sin olvidar los volitivos contactos hombre-maduro chica-joven.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.