Juan José Arévalo vaticina que Vinicio Cerezo "se va a abrir camino"
A sus 81 años, Juan José Arévalo es el testimonio vivo de la tradición democrática de Guatemala, que parecía desaparecida a lo largo de 30 años de gobierno fáctico de los militares. El ex presidente Arévalo vive en Guatemala, retirado de la actividad, política y delicado de salud. En la capital guatemalteca habló con el enviado especial de este periódico, ante el que vaticinó que Vinicio Cerezo, el nuevo presidente electo, "se va a abrir camino".
Después de la dictadura de Jorge Úbico, en los años 30 y 40 Arévalo fue, como ahora Vinicio Cerezo, el primer presidente constitucional de Guatemala, y logró cumplir su mandato de seis años, que concluyó en 1951. Su sucesor, el militar Jacobo Arbenz, fue derribado con la intervención de Estados Unidos, y Guatemala conoció desde entonces, y durante más de tres décadas, el peso de las dictaduras militares, con tan sólo un breve paréntesis, de 1966 a 1970, en que el civil Julio César Méndez Montenegro sirvió de fachada para enmascarar el poder real del Ejército.A la caída de Arberiz, Arévalo ,se exilió, un exilio que duró desde 1954 a 1970: "Los Gobiernos no me querían dejar entrar porque se hablaba mucho de mis posibilidades presidenciales todavía. Yo tenía mucho electorado en el pueblo de Guatemala, y los Gobiernos no me dejaban entrar porque, si yo entraba y era candidato, yo les ganaba las elecciones. Me retuvieron afuera, con distintos pretextos, muchos años, hasta que el general Arana (Carlos Arana Osorio, presidente de 1970 a 1974), amigo de mi familia, se jugó la carta y me permitió entrar. Mis enemigos de aquí, de adentro, se callaron la boca porque Arana era un presidente con los pantalones bien puestos, y le tenían miedo. Se callaron la boca y se dieron cuenta de que yo no era el peligro que ellos imaginaban".
Arévalo ya no tenía interés por meterse en la política. El mandato de Arévalo se recuerda todavía en Guatemala como un insólito pe nodo de honradez. Muchos dicen la frase cínica "Arévalo fue tan pendejo que ni siquiera robó". Hoy día, Arévalo comenta que "ése es un criterio que tiene alguna gente. A los presidentes se les per dona que roben. Pero yo tenía una educación de maestro de escuela, y la mentalidad de un maestro de escuela no se compadece con la idea del robo; con la idea del asesinato, tampoco. Yo, como maestro de escuela, fui presidente y no mandé matar, no robé ni permití robar, y por eso fui pendejo...".
Selva de intereses
No ve Arévalo un paralelismo entre la actual llegada al poder del presidente democrático Vinicio Cerezo y sus tiempos: "Las condiciones son totalmente distintas. En Guatemala hay ahora mucho dinero. Mucho capital, muchos intereses. El mundo entero, no sólo Guatemala, se ha entregado al criterio materialista. Estados Unidos es un país lleno de comerciantes y gobernado, por comerciantes, gobernado por bancos. Los bancos son prestamistas, piden intereses ilegales. Los banqueros roban el dinero, y todo eso es normal en este mundo. Las condiciones ahora han cambiado, y cuando se habla de política ahora hay que andar con cuidado, como cuando a uno le meten en una selva llena de peligros. Este mundo es una selva, una selva de intereses".Cree Arévalo que Vinicio, en esta selva, "se va a abrir camino. Tiene condiciones y una personalidad intelectual y moral bien definida". Los militares dejarán gobernar a Cerezo, según Arévalo, "porque ellos ya se convencieron de que hacen daño. El militar es un profesional correcto en su oficio, pero cuando lo sacan de su oficio y lo, ponen a gobernar, entonces se dan cuenta de que no enchufan en lo civil, y están cinco años o 10 años gobernando el país, y hacen un montón de cosas erróneas. No de mala fe, sino por incapacidad. En Guatemala pasarán muchos años para que cambien las condiciones y los militares vuelvan a creerse en condiciones de tomar el poder".
Los peligros más graves para el nuevo Gobierno los ve Arévalo en el enredo internacional, el pleito entre Rusia y Estados Unidos. Yo soy antiimperialista y el mundo está gobernado por imperios, a veces son dos y a veces cuatro. A Guatemala le ha hecho mucho daño el imperio británico. Nos ha robado la cuarta parte del territorio". Guatemala reivindica como territorio propio el actual Estado de Belice, que antes fue una colonia británica. Arévalo considera que "ese imperialismo es para nosotros repugnante y delictivo, y sin embargo luce en Europa como un gran país. Para nosotros, es un país de baja calidad, gobernado por gente de baja calidad. Gente que roba terrenos no es de buena calidad".
Reflexiona el ex presidente que hoy día "Rusia y Estados Unidos se están disputando las fronteras, que están en Afganistán y en Nicaragua. Los dos imperios se disputan a quién debe obedecer Afganistán y a quién debe obedecer Nicaragua. De ese enredo internacional, imperialista, se derivan condiciones malas para estos países pequeños. Guatemala hasta estos momentos ha podido mantenerse neutral en esta lucha entre Rusia y Estados Unidos. Es uno de los méritos de este Gobierno" (el saliente del general Mejía Victores).
No quiere Arévalo dar ningún consejo al nuevo presidente, porque "los problemas son concretos y cada vez nuevos. Los que yo tuve no van a ser los que van a tener". A mi me tocó lo que le va a tocar a Vinicio: iniciar un sistema democrático. En Guatemala hacía muchos años que no había democracia, y entonces el pueblo reventó, tiró la dictadura a la canasta de los papeles y estableció un Gobierno popular. Yo un líder popular, yo fui impuesto por las masas. El Ejército no quería darme el poder, pero la masa gritó, impuso a Arévalo".
Enfrentado a Washington
Recuerda Arévalo que el Ejército estaba en su contra "porque yo me confesé socialista" y a los militares de aquella época la palabra socialista les parecía una monstruosidad. Yo fui el primer candidato que se confesó socialista. Aquellos a los que no les guste la palabra socialismo, que no voten por mí; los que voten por Arévalo ya saben que votan por un socialista, dije ocho días antes de las elecciones. Y el día de las elecciones, el 85% de los electores votó por mí".Las relaciones del Gobierno de Arévalo con Estados Unidos "fueron muy malas". Aquí había una empresa en la costa del Atlántico, la United Fruit Company, dedicada a sembrar banano y a exportarlo, y se había convertido en la gobernante del país. Yo les corté las relaciones con el Gobierno. A un embajador norteamericano lo tuve que expulsar porque estaba metiéndose a conspirar contra mí. El único Gobierno de América Latina que ha expulsado a un embajador norteamericano. Mis enemigos decían: "Arévalo cae, Arévalo cae", pero no caí. El pueblo me defendía. Yo tenía pueblo, el pueblo salía a la calle, y "viva Arévalo" se convirtió en un grito nacional, un grito de guerra.
No quiere responder Arévalo a la pregunta de si Cerezo tendrá que sacar el pueblo a la calle en caso necesario, pero "sin ninguna duda el pueblo va a ocupar la calle, y va a ser a favor de Vinicio. Yo espero un buen Gobierno, un Gobierno popular, que cambie los sistemas que han producido esta crisis".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.