El Gobierno regional se opone al proyecto del MOPU de regeneración de playas del Mar Menor y cabo de Palos

El proyecto de regeneración de playas del Mar Menor y cabo de Palos, redactado por la Dirección Provincial del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU), ha producido una gran polémica, debido a la oposición de diversos sectores sociales a lo que unos consideran un atentado contra la naturaleza y otros un atentado artístico. También en la Administración hay posturas encontradas: diversas instituciones piensan que aumentaría el turismo en la región, mientras el Consejo de Gobierno ha optado por aprobar un decreto con el que "confía no se lleven a cabo las obras".

La oposición al proyecto, elaborado por la Demarcación de Puertos y Costas y cuyas obras ya han sido adjudicadas, se centra en tres actuaciones concretas: calas de cabo de Palos y playas de Los Urrutias y La Ribera, situadas en el Mar Menor. Ecologistas e intelectuales se muestran contrarios al proyecto porque consideran que producirá u impacto ambiental que perjudicará a la fauna y flora de la zona. Por otro lado, " llevaría consigo la desaparición de los balnearios que forman parte de la imagen del Mar Menor, del que se ha pedido a la Administración regional que sea declarado conjunto histórico-paisajístico".Todos opinan que su voz no ha sido escuchada, a pesar de haber presentado alegaciones al proyecto durante el período de exposición pública. Con esta afirmación no está de acuerdo el director provincial del MOPU, José García León, quien señala: "Ante las alegaciones, se solicitaron dos nuevos informes: a la Jefatura Regional de Pesca, dependiente del Gobierno regional, y a un ingeniero del Colegio de Madrid, ambos partidarios del proyecto". Insiste García León en que a él ni directa ni oficialmente le ha llegado ninguna petición del Gobierno autonómo de paralización de obras, que está previsto comiencen dentro de un mes.

Con la nueva regulación en materia medioambiental, aprobada por el Gobierno regional el pasado 12 de diciembre, todas las obras que se realicen deberán contar con el permiso de aquél que hasta ahora sólo emitía un informe no vinculante; además, con el fin de que se pueda hacer valer ante el conflictivo proyecto de regeneración de playas, el decreto va acompañado de una disposición transitoria por la que esta legislación debe ser aplicada a todas aquellas obras cuya ejecución no haya comenzado.

Los Ayuntamientos de la zona y la Consejería de Turismo dieron el sí al proyecto porque pensaron que supondría un aumento de visitantes a la región, mientras que la Dirección Regional de Medio Ambiente no emitió ningún informe "por carecer de datos que aseguraran que no afectaría negativamente al entorno".

Los colectivos disconformes consideran que "la construcción, en concreto en la playa de La Ribera, de cuatro espigones perpendiculares a la costa, de 200 metros de longitud, que terminarán en una plataforma, construidos a base de bloques de hormigón en su primer tramo y pilotes en el resto, afectará negativamente al Mar Menor, un ecosistema de gran fragilidad".

Adiós a los balnearios

En el proyecto de regeneración de playas del Mar Menor se contempla la desaparición de los balnearios, tal como están en la actualidad, que reúnen, según sus defensores -entre ellos la propia Consejería de Cultura-, unas cualidades arquitectónicas de carácter histórico-artístico y que configuran una imagen única en España".

Los grupos ecologistas han iniciado una campaña de protestas -que se intensificará caso de iniciarse las obras- para evitar que siga adelante el proyecto de regeneración de las calas del cabo de Palos, "único enclave rocoso todavía no degradado que queda en las costas murcianas" ' y proponen que "el MOPU se preocupe de playas que sí necesitan regeneración, como las de la bahía de Portman y Escombreras".