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El 'test' europeo

No cualquiera puede ser europeo. No basta con haber nacido en un país del continente homónimo: es una cuestión de prestigio, no de geografía. Por ejemplo, los franceses siempre fueron europeos, igual que los ingleses o los alemanes, pero los portugueses son muchísimo menos europeos que los suecos, y en cuanto a los italianos, los italianos siempre han sido italianos por encima de todo. En contra de cualquier suposición, no se nace europeo, sino que se llega a serlo, a veces con gran dificultad.Se necesitan muchas cosas para llegar a ser europeo. Igual que para ser mujer; ya lo decía Simone de Beauvoir en El segundo sexo (libro europeo porque se editó en Francia y sólo se leyó en España 10 o 15 años después de publicado, cuando ya no molestaba a nadie): "No se nace mujer; se llega a serlo". No se nace europeo; se llega a serlo. Para ser europeo hay que ganar oposiciones. Consciente de ello, la Generalitat de Cataluña distribuyó entre los estudiantes un delicioso dossier bajo el lema Europa, asunto joven. De entrada, no, como decía el infortunado eslogan de cuyo patrocinador no quiero acordarme; de juventud ¿qué? Para rejuvenecer a Europa habría que realizarle algunos afeites, ya que su encanto tradicional consistía precisamente en su edad: la elegancia de un pasado ambicioso, ilustre, conquistador y civilizado, por contraste con lo bárbaro, que siempre fue lo no europeo. Una Europa joven parece de dudoso gusto, como si a la edad venerable y provecta le hubiera dado por loquear. No, Europa no puede ser joven, a menos que quiera perder sus señas de identidad. Jóvenes son los Estados Unidos; por eso se les permite las travesuras vietnamitas, los juegos con misiles, Ronald Reagan de vaquero a presidente y los muñecos de Walt Disney. Y las segundas juventudes nunca son buenas: la decadencia se nota detrás del plástico, los tacos cojean y se hace el ridículo en las fiestas.

Seguramente para ser europeo hay que realizar un curso, y ésa ha sido la intención de la Generalitat: que los catalanes, por lo menos, salven las oposiciones. (No tengo la menor idea acerca de si un catalán está en mejores condiciones de ser europeo que un portugués o un gaditano. Me leí todo el dossier y no encontré este punto resuelto.)

El dossier es muy instructivo. Permite saber cuál es el río italiano que Julio César hizo famoso y el recargo del IVA sobre los precios, cosa que, aunque todavía me resulta algo confusa, seguramente tendré que pagar de una manera u otra. Incluye, en precioso papel satinado y sobre un delicado tono rosa, el mapa de Europa y una bonita sopa de letras; si la resuelvo correctamente encontraré las diferentes siglas que corresponden a la Comunidad Europea. Otro interesante ejercicio consiste (esta vez en fondo lila) en seguir las columnas verticales, horizontales y diagonales para descubrir los nombres de los países integrantes de la Comunidad Europea y de aquellos que aspiran a la integración. Del dossier se imprimieron 300.000 ejemplares, según parece. Un costoso esfuerzo para ser europeo. De todos modos, a mí me quedaron algunas dudas por resolver, seguramente porque todavía no soy europea. Por ejemplo, un parado español de Andalucía, ¿será europeo o no? Porque, según leí, para ser europeo hay que reconvertirse, y si no tiene trabajo, no hay reconversión posible. Otra duda que tengo es sobre la misma reconversión: quienes sospechamos de cualquier clase de conversión, y aún más de las reconversiones, dado el tufillo inquisitorial de la palabra, ¿podremos llegar a ser algún día europeos?

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Otras preguntas que el dossier no me responde y me inquietan: ¿qué lengua hay que hablar para ser europeo? Me parece que el italiano no sirve, ni el griego, ni el holandés, de modo que tampoco ha de servir el castellano. Europa, unida, debe hablar inglés seguramente. Creo que buena parte de nuestros políticos han hecho cursos acelerados en la Berlitz y usan, hasta en verano, traje y corbata. Como deben dar el ejemplo, han sido europeos antes que los votantes. Y, por deformación personal, se me ocurrió otra pregunta que el dossier de Pujol no contesta: ¿cuándo un artista español puede considerarse europeo? Las folclóricas, por ejemplo, ¿llegarán alguna vez a ser europeas? ¿Quién es más europeo: Camilo José Cela o Günter Grass? ,

Si consigue resolver los tres ejercicios satisfactoriamente habrá obtenido un pasaporte europeo para desplazarse por las ferias y los museos gratis. Aunque haya nacido en un pueblo pequeñito de Jaén, será considerado verdaderamente un europeo en París, en Estocolmo y en Luxemburgo. De lo contrario, será un bárbaro durante toda su vida.

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