John Galbraith,
fumador empedernido, que murió de cáncer de pulmón a los 69 años, ha perdido la demanda, que él inició y que continuó su familia, contra la compañía R. J. Reynolds alegando que el vicio del tabaco le había conducido a la enfermedad y a la muerte y solicitando un millón de dólares como compensación. Un jurado de doce personas, de las que sólo fumaban dos, votó que Reynolds no era culpable de la muerte de Galbraith. En Wall Street, las acciones de las compañías tabaqueras experimentaron una fuerte subida al conocerse el veredicto, ya que una decisión favorable al fumador fallecido habría desencadenado una serie de demandas de los fumadores y sus familiares.
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