Un cardenal revela que el catecismo encargado por el sínodo está ya preparado
El cardenal Silvio Oddi, prefecto de la Congregación para el Clero, considerado uno de los personajes más tradicionalistas de la curia romana, declaró ayer en una entrevista al diario La Repubblica que el catecismo universal pedido por el sínodo está ya acabado y que va a ser presentado al Papa estas Navidades. La noticia ha caído como una bomba, porque hacía sólo 24 horas que el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, había afirmado que la idea de preparar un nuevo catecismo fue "una inspiración del sínodo".
En la entrevista, el cardenal Oddi se muestra eufórico porque el sínodo haya aceptado la idea que él había empezado a diseñar hace seis años, por instrucciones del papa Wojtyla, que le dijo que el nuevo catecismo debía "insistir mucho en los textos del Concilio Vaticano II". Con la misma franqueza, el anciano cardenal de la curia afirma que, puesto que el Vaticano II no había sido un concilio dogmático sino pastoral, para el nuevo catecismo se han tenido en cuenta, además de dicho concilio, otros como el de Trento y el Vaticano I, y también la doctrina de otros papas como Pío XI y Pío XII.Al parecer, Oddi, sólo cuando el Sínodo había votado a favor de crear nuevo catecismo, dio a en tender en una asamblea general que, en realidad, un esquema de dicho catecismo o compendio de doctrina universal lo había preparado ya su congregación. La verdad es que no se trataba de un es quema, sino de una obra ya acabada, que en los próximos días será presentada al Papa.
El cardenal Oddi, a pesar de haber trabajado en la diplomacia vaticana, se revela muy franco en sus declaraciones, y afirma que la primera idea de hacer un catecismo universal no fue muy bien aceptada por los obispos a los que consultó. "Muchos me decían: se ha acabado ya el tiempo en el cual se pueden imponer las cosas; ahora reina mayor libertad y autonomía y ya la Santa Sede controla la doctrina" añade.
Pero Oddi no es un hombre que ceje en sus propósitos. Y él mismo dice que continuó adelante, alentado por el papa Wojtyla. Y que, cuando Juan Pablo II anunció el sínodo extraordinario para celebrar el 20º aniversario del Concilio, se dijo: "Éste es el momento justo para lanzar la idea".
La idea de hacer un nuevo catecismo le surgió a Oddi, como afirma él mismo, hace seis años, cuando, tras años de ostracismo por parte de Pablo VI, que lo consideraba demasiado conservador para darle un cargo importante, fue recupererado por Juan Pablo II, que le puso al frente del delicado e importante dicasterio encargado de la formación de todo el clero del mundo.
"Me di cuenta", afirma, "al llegar a esta congregación, que algunos catecismos no exponían toda la doctrina y que otros no la exponían con suficiente claridad. Y entonces me dije: aquí hace falta un catecismo de base". Y añade: "Porque la Iglesia tiene algunas verdades en las que cree, a las que no puede renunciar y que, por tanto, deben figurar en todos los catecismos".
El nuevo catecismo consta de 220 verdades y ha sido preparado sólo por "los empleados" de su congregación, afirma Oddi en la entrevista. Sin consultar ningún teólogo de fuera, lo importante, dice, es que ahora lo lea el Papa ya que -añade- "es el papa Juan Pablo II quien tiene que aprobarlo".
No se va a tratar de un catecismo con preguntas y respuestas, sino de "una exposición de la doctrina cristiana". El catecismo empieza con el Credo. Y el cardenal Oddi dice que servirá para todos los países, para todos los continentes, porque "la Trinidad es la Trinidad en el norte y en sur del mundo".
El nuevo texto servirá para que se atengan a él los nuevos catecismos locales, mientras que los otros ya publicados, según Oddi, "deberán ser corregidos", añadiendo lo que les falte o quitando lo que les sobre.
Preferencias
De los catecismos actuales, al cardenal no le gusta ni el holandés, ni el francés, ni el italiano y dice que es bellísimo el alemán.
Evidentemente, de ello se desprende que el catecismo alemán se había inspirado ya en el texto preparado por la Congregación para el Clero, que ahora se entrega al Papa.
Lo que parece increíble para un simple observador laico es, que si existía ya dicho catecismo, si estaba ya acabado, si contaba hasta con el visto bueno del Papa, por qué no fue informado claramente el sínodo de ello, y sobre todo por qué no se aprovechó la ocasión para entregar dicho texto a los padres sinodales para que pudieran examinarlo, debatirlo y dar su veredicto.
Como se afirmaba ayer en algunos ambientes más abiertos de la Curia, ahora, después de esta revelación, será difícil convencer a la opinión pública y a muchos de los mismos padres sinodales de que el fruto más concreto del sínodo conmemorativo del Vaticano II, el nuevo catecismo universal, no haya sido una fea manipulación de algunos conservadores curiales. Hay hasta quien sospecha ya que el verdadero motivo escondido de la convocación de dicho sínodo había sido el de manejar a los padres sinodales para que consideran útil y necesaria la preparación de un nuevo compendio de doctrina cristiana que en realidad estaba ya acabado en los cajones de los escritorios curiales.
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